Suecia, el punto de inflexión del crimen organizado en Europa
El país europeo ha solicitado que el ejército apoye a una policía nacional desbordada para luchar contra las mafias
7 octubre, 2023 05:00Noticias relacionadas
Suecia ha sido un ejemplo como país en muchísimos aspectos positivos que si los enumeramos daría para un reportaje, pero en esta ocasión es para contar algo que ha dado un vuelco al país. Lo ocurrido con el crimen organizado es un gran aviso para otros estados, ya que hace años lo que se va a relatar a continuación era impensable que sucediese allí.
Ningún estado está libre de que la criminalidad organizada le genere severos problemas, algo que es tan serio como que Suecia solicite que el ejército apoye a una policía nacional desbordada para luchar contra las mafias. La creencia generalizada es que el narcotráfico sólo puede crear desorden en el tercer mundo, algo totalmente ajeno a la cruda realidad.
En las últimas semanas muchos medios internacionales han comenzado a publicar información sobre el crimen organizado de Suecia. ¿Y cuál es el problema? Básicamente que el Estado no tiene control alguno sobre los clanes de narcotráfico que han logrado establecer unos lazos potentísimos en comunidades vulnerables. Ulf Kristersson, primer ministro de Suecia, decidió durante esta semana que las fuerzas armadas del país destinen recursos a paliar el clima de violencia generado por el narcotráfico, algo que ha solicitado hasta la oposición.
Y se ha llegado a ese extremo entre otras cosas por hechos como los que se van a relatar. Es un tema tan importante que la OTAN puede involucrarse en limitar los efectos de estas organizaciones criminales, ya que en un futuro próximo Suecia será miembro si Turquía se lo permite. Y en este conflicto tienen mucho que decir los otomanos ya que hay dos capos suecos de origen kurdo iraquí en su territorio. Desde allí dirigen las operaciones de narcotráfico que inundan de droga las calles de Suecia.
Esos hombres son Rawa Majid y Ismail Abdo, antes pertenecían a un único clan llamado Red Foxtrot de Uppsala (Estocolmo) pero ahora son enemigos acérrimos. Rawa fue el más listo, consiguió la ciudadanía turca tras comprarse una casa en Bodrum por 250.000 dólares.
Le capturaron en Turquía con esa identidad falsa turca, pero eso a Erdogan no le importa. Estuvo 4 meses en la cárcel, salió, y ahora vive tranquilamente en Estambul aunque tiene una notificación roja de Interpol. Turquía no lo extradita, es una “venganza” por todos los miembros del PKK que Suecia que no envía a los otomanos. Y en medio de todo esto está el veto en la OTAN.
La escalada
Según los datos oficiales de la policía sueca hasta el 30 de septiembre 42 personas fueron asesinadas por arma de fuego, y 80 acabaron heridas en el país. Aunque esas cifras son menores que el año pasado cuando batieron el récord de muertos, en septiembre 12 personas han fallecido por culpa de los clanes de narcotráfico.
Entre ellos se encuentran tres personas que nada tenían que ver con alguna organización criminal. Una característica llamativa y muy peligrosa de los ajustes de cuentas en territorio sueco es el uso de explosivos, que es totalmente indiscriminado.
Este año es el peor en cuanto a atentados con explosivos de la historia, van un total de 132 hasta el 30 de septiembre. Las organizaciones criminales constantemente usas bombas para intimidar o directamente eliminar enemigos. Este clima de violencia extrema en el crimen organizado se ha ido creando paulatinamente al contrario que sucede con otros delitos que en Suecia han disminuido sus infracciones, como son los delitos contra el patrimonio.
La colocación de bombas es una preocupación tan grande que el embajador de Suecia en España visitó en 2022 el Centro de Excelencia contra Artefactos Explosivos Improvisados de la OTAN en Hoyo Manzanares, y el pasado junio varios policías suecos fueron entrenados allí para detectar estas amenazas.
En Estocolmo desde 2022 hay 1077 personas fichadas que pertenecen a 40 clanes de narcotráfico según el medio Aftonbladet. Esos clanes son los principales responsables del aumento de la violencia que ha generado alarma social en Suecia, ya que en más de la mitad de los sucesos que provoca el crimen organizado están ellos involucrados. Están plenamente identificados por la policía, pero les ha sobrepasado porque necesitan más medios.
Estas organizaciones criminales formadas por 20 a 30 miembros suelen ser suecos de padres extranjeros, sobre todo de Somalia, Irak, Afganistán. Cada pandilla está muy diferenciada de otra según el origen de sus padres y por ello establecen unos lazos de pertenencia muy importantes. Otros grupos que compiten por el territorio de venta de drogas son las bandas moteras como Satudarah, Bandidos o Hell Angels. Todas estas mafias usan métodos de intimidación similares.
Desde 2010 existen policiales informando al ministerio justicia sueco de que en el país unos 5.000 jóvenes estarían camino de formar organizaciones criminales, ahora esas cifras son ampliamente superiores. El actual Primer Ministro Ulf Kristersson que en su momento fue Ministro de Seguridad Social admitió que ese gobierno falló en detectar la cantidad tan alta de jóvenes en riesgo que tenían. Ahora hay sicarios en Suecia que tienen 15-16 años, hay varios que se van a juzgar en los próximos meses. A algunos de ellos les han pagado hasta 100.000€ por asesinar a una persona.
La sociedad y la política sueca ha mirado hacia otro lado cuando han ido ocurriendo hechos muy graves en un país que no estaba acostumbrado a ello. El crimen organizado no suele afectar directamente en sus inicios a la población, pero tras tomar poder de su territorio requiere de más espacio.
En sus inicios estas pandillas solo afectaban a la población de los barrios de donde son originarios estos narcos. Algún tiroteo, una explosión, una bala perdida en una vivienda…pero llega el momento al que a ese barrio no quieren ir profesores a dar clase al colegio público, o médicos que quieran atender en el centro de salud más cercano.
Y poco a poco las personas que viven en estos suburbios ven con normalidad que estos chicos, en su mayoría muy jóvenes, muestren armas automáticas sin ninguna discreción. Todo esto repercute en que la inversión pública vaya reduciéndose. El abandono del estado en ciertos sectores ayuda a que grupos criminales muy violentos controlen lo que ocurre en su zona de operatividad, y eso está sucediendo en Suecia.
Desde 2016 hasta el presente año han aumentado los tiroteos y atentados con bomba en Suecia, se entendió siempre por parte de la política que simplemente eran ajustes de cuentas entre grupo criminales.
Esto ha cambiado a que directamente los grupos criminales intenten influir en la política, como ocurrió a principios de año cuando una red de narcotráfico se infiltró en el Partido Socialdemócrata de Botkyrka (suroeste de Estocolmo) porque la alcaldesa había cerrado centros públicos que debían impartir talleres juveniles pero que se convirtieron en centros de operaciones de un clan de narcotráfico.
Esta mafia lo que hizo para intentar revertir la situación fue inscribir como afiliados en el Partido Socialdemócrata a personas afines para presentar una moción interna sobre el liderazgo en el municipio de la alcaldesa Ebba Östlin. Y la mafia ganó. También hay grupos criminales que han conseguido corromper a funcionarios de juzgados para conseguir datos de investigaciones que les afectan directamente.
La gota que colmó el vaso
Como se contó al principio, hay un conflicto en el narcotráfico sueco que es la máxima preocupación ahora. Es el de la Red Foxtrot, y ya es un tema personal entre los capos Rawa Majid e Ismael Adbo.
La madre de Ismael Abdo fue asesinada a tiros el 7 septiembre en su vivienda de Gränby (Uppsala), antes de eso dos sicarios habían intentado asesinar a Rawa Majid en un restaurante de Estambul. Luego el 11 de septiembre un sicario intentó asesinar a la suegra de Rawa Majid en su casa de Uppsala, pero la señora se salvó de milagro.
Pero lo que ha terminado por alarmar a la sociedad sueca han sido la muerte de 3 personas inocentes en septiembre sin ninguna vinculación de la criminalidad organizada. Un chico de 20 años fue asesinado en un portal de vivienda de Uppsala porque en esa dirección vive un pariente de Rawa Majid, otro caso sucedió en un pub de Sandviken (Gävleborg) donde un señor de 70 años fue alcanzado por una bala que fue disparada contra un narco y murió en el acto.
Y el suceso más alarmante ocurrió el 28 de septiembre cuando fue asesinada por un potente atentado con bomba en su vivienda a las afueras de Uppsala Soha Saad, de 25 años. Ella no tenía nada que ver con la red Foxtrot, sólo era vecina de un importante miembro del clan Rawa Majid y estaba tranquilamente en su casa. Pero el conflicto sigue a pesar del ruido mediático, el jueves otra bomba reventó una casa en Uppsala que estaba deshabitada en la que vivió un narco de Foxtrot. Y ese mismo día acabó herido de bala una persona Goteborg y en Malmo tirotearon una vivienda, es un ejemplo más de que no solo la llamada Red Foxtrot está en guerra.
El ejército
Como ocurrió en Nápoles y en Sicilia para luchar contra la Camorra y la Cosa Nostra, el gobierno sueco ha decidido que el ejército ayude a revertir el problema del crimen organizado sobre todo aportando logística, inteligencia militar, y conocimientos contra amenazas. Cederán drones y se instalarán más cámaras en las calles para identificar a los culpables de los asesinatos, ya que la mayoría de estos hechos quedan impunes porque la policía no tiene la capacidad de investigar todos estos delitos.
Está en la mesa la opción de que el ejército patrulle las calles, pero eso es una solución que simplemente servirá durante un tiempo limitado porque el problema está en que si entran en la cárcel estos miembros de las pandillas, otros venderán droga por ellos porque no cesa de aumentar el consumo. Las estructuras que han creado serán duraderas en el tiempo.