Los 30 años de la Asociación de Vecinos del Centro, 'la resistencia' que le plantó cara a Málaga
Para conmemorar las tres décadas de vida, este colectivo celebró unas mesas redondas en las que analizó la situación que vive el casco antiguo de la capital.
2 diciembre, 2023 05:00Noticias relacionadas
El fin del botellón o la condena al Ayuntamiento de Málaga por “inacción” a la hora de aplicar medidas con las que reducir el ruido del Centro han sido dos hitos ciudadanos en la ciudad. Ambos escenarios han cambiado la perspectiva que hasta la fecha estaba vigente sobre la convivencia en el casco antiguo de la capital; pero detrás de estos logros hay rostros propios que han trabajado durante años para conseguirlo.
Es el caso de la Asociación de Vecinos del Centro Antiguo, que cumple tres décadas de lucha para que la almendra histórica sea un barrio habitable. En este 2023 de aniversario, el colectivo vecinal (consagrado como ‘la resistencia’ frente al auge de los pisos turísticos y la gentrificación), ha vuelto a poner en el centro del debate el mismo concepto que llevan tiempo reivindicando: el derecho a la ciudad.
Para esta conmemoración, celebraron dos mesas redondas en el Ateneo analizando y debatiendo estas cuestiones desde distintos puntos de vista. La opinión de María José Soria, presidenta en años anteriores y Asunción Moreno, vicepresidenta de la anterior junta, se intercaló con las reflexiones de Carlos Carrera, quien desde 2021 capitanea este colectivo.
Previamente al repaso de la historia, fue el turno de Pedro Marín Cots (al frente del Observatorio de Medio Ambiente Urbano hasta este año) y del periodista y escritor Pablo Bujalance.
El papel de Marín Cots, clave durante su etapa como responsable del OMAU (un ente que ha sentado las bases de la estrategia urbana de la capital de la Costa del Sol y ha dado forma al ambicioso Plan del Clima) sirvió para analizar aquellos objetivos que el PEPRI (Plan Especial de Protección y Reforma Interior) de 1990 establecía.
Según explicó, el primer de los puntos que se recogía tenía como fin “recuperar y conservar” la estructura urbana, algo que se ha hecho “bastante” y que ha permitido rehabilitar un número importante de inmuebles para el mantenimiento de este espacio.
Sin embargo, los primeros ‘peros’ al plan establecido desde el Ayuntamiento no tardaron en aparecer. Por señalar algunos casos, y que hoy generan las principales reivindicaciones de la asociación de vecinos del Centro, el PEPRI fijaba como meta el “mantenimiento de la población existente”: “No se ha cumplido para nada porque ha disminuido de forma notable. Tampoco ha habido población joven, convirtiéndose en un grupo bastante envejecido”, subrayó uno de los grandes protagonistas de la gestión municipal de las últimas décadas.
Según expuso, en las últimas décadas se ha pasado de casi 9.000 habitantes a algo más de 4.000, aunque sobre este extremo matizó: “Tengo dudas de que sea esa la cifra. Según el censo, en Lagunillas tendría que haber 1.200, pero cuando hicimos el recuento, obtuvimos 700. Siguiente este ejemplo, no creo que en el Centro haya más de 3.000”, añadió.
Este descenso en la curva poblacional ya incumple el punto tres, que a su vez está relacionado con el cuarto: controlar las actividades terciarias. “Se han modificado sustancialmente, ocupándose las plantas de los edificios para uso residencial por viviendas turísticas”, subrayó.
La prueba, según datos que presentó, es que en el año 2000 había 2.931 plazas turísticas; en 2015, la cifra ascendió a más de 12.000 y actualmente, en 2023, rozan las 77.500. “Málaga es la única gran ciudad que no ha regulado los pisos turísticos”, destacó en este punto.
Entre los aspectos en los que se ha avanzado, pero con algunas reticencias al respecto, se refirió a la mejora de la peatonalización (con la consecuencia directa de la proliferación de terrazas) y el equipamiento museístico, con gran auge en el caso del museo Picasso pero con problemas vigentes en los entornos más pequeños, como ocurre con los barrios.
“Lo que pasa en Málaga no es casualidad; la economía neoliberal ha impregnado y tejido una política en la que se ha roto el compromiso del convenio colectivo de la ciudad, que ahora defiende unos intereses particulares de empresas, obviando el debate y la participación. El ejemplo más claro lo tenemos con la Torre del Puerto. Decir que se ha votado en unas elecciones municipales (para avalar el proyecto) es no entender nada de lo que significa la participación ciudadana”, enfatizó.
Por su parte, el periodista y escritor Pablo Bujalance repasó la situación de Málaga a través de un análisis personal de las situaciones concretas con las que se encuentra en su faceta de cronista. El ejemplo visual más paradigmático que comentó fue la modificación de lugar de la estatua de Ben Gabirol, ubicada en calle Alcazabilla.
Esta escultura, que oteaba el horizonte, recibió de pronto un nuevo acompañante: una barrera de barriles del bar El Pimpi. La respuesta, en vez de retirar este elemento decorativo de un establecimiento hostelero, fue mover de sitio la imagen. Este hecho, que puede resultar tan inocuo, esconde detrás un desinterés por la reivindicación de la identidad: “Se ha llegado a hablar de dejar el Centro vacío para convertirlo en una gran city”, exclamó Bujalance criticando esta deriva.
Como soluciones, señaló a los otros modelos de ciudad en los que la convivencia sí es viable: “Se tienen que recuperar espacios públicos para la ciudadanía, a la que tenemos que identificar como órgano con derecho a intervenir en los debates y proyectos. Si no hay espacios públicos para el encuentro, no hay vecindad porque estás creando un entorno donde es difícil que algo arraigue”, argumentó.
Por estos motivos celebró que la AVV haya cumplido 30 años, consolidándose como un “modelo de resistencia”: “No se trata de quitar el pan a nadie, sino de regular para que haya pan para todos y Málaga no se convierta en un lugar deshabitado”.
Marín añadió que en Málaga no se regula porque “no le dan la gana”: “Cuando llevan muchos años gobernando, se convierte en un régimen sin capacidad de cambio. Tenemos un gobierno municipal muy conservador que no va a hacer nada por cambiar las cosas”, criticó, al tiempo que instó a la asociación a ser “menos blandos”: “La experiencia de Mitjana es importante; la denuncia de los vecinos demuestra que se pueden conseguir cosas”, animó.
Durante el turno de preguntas, distintos socios plantearon sus temores sobre el devenir, instando a encontrar un mecanismo para enganchar a la juventud a seguir en este movimiento. Todo ello mientras de fondo, la música del espectáculo navideño de calle Larios interrumpía la conversación para convertirse en protagonista.