Algunos de los guías caninos en Málaga.

Algunos de los guías caninos en Málaga. Alba Rosado

Málaga

Héroes de cuatro patas y uniformes invisibles: así trabajan los guías caninos de la Policía Nacional en Málaga

Un total de 15 agentes y 33 perros forman parte de esta unidad, que nació en la ciudad costasoleña en 1990 y que crece a pasos agigantados.

Más información: Una noche en la Feria de Málaga con el Grupo Gotham de la Policía Nacional: esto es la Navidad de los malos

Publicada
Actualizada

¿Quién no ha visto en televisión operaciones policiales en las que se descubren drogas ocultas en maletas, armas enterradas o grandes cantidades de dinero escondidas tras paredes? En muchos de estos casos, los héroes que marcan el camino no llevan uniforme, sino que tienen cuatro patas y un olfato excepcional. En Málaga, la Unidad de Guías Caninos de la Policía Nacional se ha convertido en un ejemplo de eficacia y dedicación tras más de tres décadas de historia.

La unidad cuenta con auténticos quilates perrunos, como Neo, un Springer Spaniel que a sus 10 años se encuentra cerca de la jubilación tras una carrera llena de éxitos. Fue condecorado por localizar drogas en un camión durante un operativo. También está Coco, pastor alemán, otro perro estrella que descubrió una furgoneta llena de cocaína, un hallazgo que condujo a los agentes a una vivienda donde se almacenaban 1.400 kilos de esta droga.

El subinspector Tomás Millán crio a Neo en casa, con su familia, desde el destete, y ahora, a sus 10 años, el animal empieza a hacerse mayor junto a su 'jefe', pero también amigo, ya que le sigue ayudando a 'cazar' a los malos, pero también le acompaña cuando desayuna o cuando descansa a los pies de la cama.

La Unidad de Guías Caninos de Málaga trabaja con dos tipos principales de perros en función de la respuesta policial. Los primeros están especializados en la detección de drogas, dinero y armas. Estos canes señalan con su pata el lugar exacto donde se encuentra el objeto buscado, lo que permite a los agentes inspeccionar directamente muebles, vehículos o paredes. Por otro lado, están los perros de explosivos, que se sientan frente al área de interés sin tocarla para evitar riesgos. En estos casos, los agentes evacúan la zona y alertan al equipo de desactivación.

La unidad de Málaga es única dentro de la Jefatura Superior de Andalucía Oriental y cubre las provincias de Granada, Jaén, Almería y Melilla. Además, colabora en operativos fuera de su zona, como Algeciras, o incluso fuera de la región, como en Murcia, e incluso en los Juegos Olímpicos de París. Actualmente, cuentan con 27 perros y 12 agentes, pero se espera que este número aumente próximamente a 33 canes y 15 policías.

"Aquí hay trabajo, no nos aburrimos, lo importante es la organización y saber priorizar cuando es necesario", dicen el oficial Guillermo y los agentes Unai y Óscar junto al subinspector Tomás, que invitan a EL ESPAÑOL de Málaga a conocer cómo es su forma de trabajar desde dentro. La semana siguiente a este reportaje tienen en agenda más de una decena de registros policiales, aunque inciden que cualquier emergencia puede cambiarles los planes. "Servimos muchas veces de apoyo y si nos necesitan, allá vamos", cuentan.

Durante la charla, el agente Unai prepara una prueba de búsqueda a Neo, el perro de Tomás, para mostrar la rapidez con la que trabaja. En cuanto sale de su trasportín y escucha la palabra "¿Buscamos?", a Neo se le iluminan los ojos. Los agentes señalan que pese al gran trabajo que hacen a diario los perros, para ellos "todo es un juego".

Es por ello por lo que en cuanto Neo localiza la muestra de droga que le han escondido en un cajón en el aparcamiento de la comisaría provincial de Málaga, recibe su pelota de juguete y unas palabras de celebración y agradecimiento. Este refuerzo positivo es clave para mantener la motivación de los perros, quienes no perciben la magnitud de su trabajo, aunque para sus guías y toda la sociedad sean auténticos héroes. Misma labor hace Óscar con Rex, quien frena en la rueda de un furgón donde hay una pequeña cantidad de dinamita escondida. "Bien, Rex, bien", le dice con alegría.

El vínculo entre los perros y los agentes es profundo. Tomás Millán se emociona al hablar de lo que supondrá la jubilación de Neo. “Es muy duro cuando un perro se marcha de la unidad, especialmente si fallece, hay agentes que lo han pasado muy mal. Son compañeros inseparables, siempre están contigo”, confiesa.

Justamente este subinspector fue el fundador de la unidad el 1 de agosto de 1990. "Llevo desde el primer día", dice orgulloso, mientras que conduce hacia la residencia canina que tienen alquilada ahora en Campanillas tras años con Capuchinos como sede. Es allí donde entrenan, prácticamente a diario, cuando no tienen registros ni otras emergencias. 

El subinspector Millán con Angola y Neo al fondo.

El subinspector Millán con Angola y Neo al fondo. Alba Rosado

La Unidad de Guías Caninos de Málaga fue creada el 1 de agosto de 1990, siendo la segunda en España tras la de Madrid, que data de 1945. Luego vinieron la de Sevilla y la de Barcelona, en 1992, por la Expo y los Juegos Olímpicos. Desde entonces, el equipo ha crecido significativamente, pasando de cinco miembros iniciales a casi quince en la actualidad. Millán recuerda que en sus inicios eran "prácticamente desconocidos".

“Antes pensaban que veníamos de fuera. Ahora somos indispensables, no solo en la detección de drogas y explosivos, sino también en labores de imagen y prevención”, expresa. Además de sus operaciones, la unidad participa en actividades de exhibición, especialmente en colegios y eventos solidarios. “A los niños les encanta ver a los perros en acción. Es una forma de acercarles a la Policía Nacional y mostrarles nuestro trabajo”, comentan los agentes.

Millán nació en Madrid y a finales de los años 80 se encontraba destinado en Pamplona. Sus padres en aquel entonces residían en Almuñécar. Justo en ese momento, le dicen que se iba a crear en la Jefatura de Granada una nueva Unidad de Guías Caninos y le proponen formar parte de ella. "A mí me encantan los perros y no lo dudé, encima eran tiempos difíciles en el norte e iba a poder tener cerca a mi familia. Sin embargo, al final se hizo en Málaga por la carga de trabajo, por gestiones logísticas. Aquí está el helicóptero, el GOES, nosotros, por todo lo que hay que hacer y seguimos haciendo", recuerda.

Ante tantos años de experiencia, por las manos de Tomás han pasado ocho canes a los que recuerda con cariño. Va recordando sus nombres contándolos con los dedos de las manos. "Pues son más de los que parecían, casi una decena... Fix y Fox fueron los primeros y Chico y Neo los últimos", reflexiona. Cada agente tiene asignado, normalmente, dos perros; aunque en ocasiones se han juntado con hasta cuatro cuando viven procesos de cambios de transición por jubilación y tienen que ir adiestrando a nuevos cachorros.

El agente Coco.

El agente Coco. Alba Rosado

A veces adoptan a los "veteranos" ellos o sus familiares una vez finalizan su servicio, pero para cuando no les encuentran un hogar, existen plataformas como Héroes de 4 patas o Adopta un K9 que les ayudan a gestionar una familia que quiera cuidarlos en sus últimos años de vida. 

Los perros que la Policía Nacional incorpora a sus filas deben cumplir estrictos requisitos. Deben ser equilibrados, ni muy altos ni muy bajos, no presentar traumas y, sobre todo, tener la capacidad de concentrarse en sus objetivos sin distraerse, incluso en situaciones complejas. De hecho, en una de los retos que los agentes ponen a sus animales ante la presencia de este periódico, un gato se le cruza a Goku, uno de los canes de los que se encarga el oficial Guillermo, mientras avanzaba corriendo a gran velocidad a buscar explosivos.

Según Guillermo, el éxito radica en la constancia: “Aquí no hay palabras mágicas. Todo es repetición, entrenamiento y dedicación. Lo que se ve en el perro desde que llega es el fruto del trabajo de los guías caninos, muchas horas, además de su mérito”.

Los animales llegan siendo unos cachorros, con un año, y es responsabilidad de los agentes prepararles desde cero. Por ello, el acceso a la Unidad de Guías Caninos implica superar un proceso altamente competitivo, más allá de la propia oposición para acceder al cuerpo. En la última convocatoria de los guías caninos, se presentaron 100 aspirantes a nivel nacional para optar a solo 12 plazas. Una vez seleccionados, los agentes deben realizar un curso especializado de cuatro meses en Madrid, donde entrenan a su primer compañero canino. Al finalizar, se les asigna un segundo perro para continuar su formación y ampliar sus habilidades.

Óscar con uno de los labradores de la plantilla, Sajón.

Óscar con uno de los labradores de la plantilla, Sajón. Alba Rosado

El proceso de aprendizaje no se detiene tras el curso inicial. La formación continua es clave para mantener el nivel de excelencia de la unidad, según cree el subinspector Millán. Recientemente, por ejemplo, el agente Unai acudió a Madrid para aprender nuevas técnicas que luego pondrá en marcha en Málaga. “Siendo policía, te examinas a cada rato”, explican los agentes, entre risas, quienes coinciden en que la base de todo entrenamiento es la obediencia. Guillermo lo ejemplifica mientras trabaja con Coco, quien, a su orden, permanece firme junto a su pierna izquierda o adopta la posición firme que se le indica.

“A los más jóvenes los estamos adiestrando para el ataque. Al final, pedimos a un animal de 30 kilos que enfrente a un humano de 90 o 100 kilos. Eso requiere una energía y una vitalidad que solo los perros más jóvenes pueden aportar”, señala. Los ejemplares más mayores, aunque siguen siendo efectivos, se destinan a tareas que no exijan tanto desgaste físico.

En la unidad, el aprendizaje no solo se enfoca en los perros, sino también en los métodos utilizados por los agentes. Guillermo recuerda cómo, hace unos meses, descubrió un vídeo en Internet donde un perro seguía un coche teledirigido hasta detenerse en el punto que el agente deseaba analizar. Decidió probar esta técnica en Málaga y ha resultado ser un éxito. Además del coche teledirigido, también emplean punteros láser para indicar al perro el área que debe inspeccionar a distancia, especialmente en búsquedas de explosivos.

Este espíritu de innovación constante es uno de los factores que convierten a la unidad de Málaga en un referente. Para Millán, aunque la unidad de Madrid cuente con 150 guías frente a los 15 que hay en la Costa del Sol, el trabajo realizado en Málaga es excepcional: “Si miramos el ratio, tenemos más resultados que nadie. Aquí se trabaja mucho y con una carga importante, pero lo bueno es que tenemos un gran ambiente en el grupo. Nos llevamos bien y nos motivamos mutuamente. Eso también influye en que muchos quieran venir a trabajar aquí”.

La Unidad de Guías Caninos de Málaga combina rigor, innovación y compañerismo para mantenerse como un ejemplo a nivel nacional en el trabajo policial con perros, demostrando que los mejores aliados de la justicia a veces tienen cuatro patas y una nariz entrenada para protegernos de los malos.