La fotografía de Alberto García-Alix (León, 1956) ha devorado al naturalismo y la objetividad. Sus instantáneas enaltecen la visión personal, consagrando las ideas y fábulas frente al hecho. La prueba de la transformación de este Premio Nacional de Fotografía (1999) reside en la última exposición que ha llegado a Málaga de la mano de La Térmica: Expresionismo feroz.
Esta colección de 50 imágenes son “fragmentos de un imaginario propio”, como explica el autor. Los planos seleccionados, que por primera vez se pueden contemplar en España, son una alabanza a la deformación y compresión de las referencias vitales: las flores, las tumbas, las personas cosidas por cicatrices y maquilladas con tatuajes…
Y, por supuesto, las motos, uno de los grandes temas del artista leonés. En concreto, se trata de un trabajo que comenzó en 2013 aprovechando las excursiones que realizaba con sus amigos por carretera: "En los ratos libres que teníamos durante el trayecto, aprovechaba para molestarles y pedirles que posaran así o montaran de esta forma”, explica García-Alix.
Esta “ópera visual expresionista” es un homenaje al motociclismo más conceptual, con planos imposibles en los que la cámara convierte a los neumáticos en una mantis religiosa a punto de devorar al espectador. En otra toma, las sombras de la carrocería pasan rozando las aceras: “Le pedí a mi compañero que me pasara muy cerquita. ¡Solo tengo una oportunidad!”, exclama.
Los títulos guían al espectador en la interpretación de la obra. Así, la danza entre el humo y el piloto lleva por nombre Rocinante moderno; para la goma quemada de las ruedas, Imaginario del viento o para la foto de un piloto caído en una habitación china, Visión épica de Beijing. La sutileza de la ironía, presente en todas las salas.
Pero las costillas de acero, como llama al chasis, son solo una parte de toda la exposición. También hay sitio para el fin de la vida. Preguntado por este tema, García-Alix relata que a su edad, ha visto mucha muerte: “Fotografié a una amiga que tenía un cáncer terminal porque me pidió que la retratara. No era fácil poner la cámara, enfocar… También capté a una mujer asesinada en México con 18 puñaladas. La foto siempre será una forma de denuncia. Las grandes pulsiones de la creación son el sexo y la muerte”, enfatiza.
La consagración de su madurez
“Expresionismo feroz” estuvo pensada inicialmente para Moscú, pero después de haber ido a Francia (donde no cabían todas las fotos), ha acabado desembarcando en el Centro Cultural La Térmica de Málaga. Catalogado en ocasiones como El fotógrafo de la Movida, García-Alix reconoce que huye de esa etiqueta: “Yo hacía fotos, pero no era fotógrafo”.
Igual que en la conceptualización sartriana del hombre, no es solo el para-si, también el en-sí: “No me acerqué a la movida, sino que se acercaron a mí. Es muy diferente”, apunta, al mismo que destaca que las imágenes tomadas en aquella época “no se conocen”. “Las primeras datan de finales de los 80”, explica; ahora está preparando un libro con las instantáneas capturadas entre 1975, con la primera cámara que le regaló su padre, hasta 1981.
¿Qué poso ha quedado de los inicios? Las virtudes: “Me doy cuenta de que la composición ya la tenía, pero también que fui tonto de no hacer más fotos. A veces decimos que ya lo haremos mañana, pero no hay mañana. Jamás. ¿Por qué no hice más, teniendo la guerra en casa, sin tener que irme a Vietnam?”, se pregunta.
Después de 40 años, siguen quedando ganas de coger una cámara. La poesía de la imagen, la curiosidad y el alma infantil y juguetona consolidan la trinidad de la mirada de García-Alix. El autor recurre a las dobles exposiciones, superponiendo planos en estampas cuadradas de 6x6.
El formato de las máquinas manda, aunque en un momento de la presentación, aprovecha y saca el móvil para congelar el momento en el que los reporteros gráficos le captan posando junto a su obra: "Es un recuedo, no trabajo", bromea. Quid pro quo, podría titularse.
Tras hablar con la prensa, justo antes de marcharse, deja una frase para grabar un cenotafio: “Los fracasos son los que empujan a seguir buscando. Si acertara siempre, no me lo creería”.
Horario de visita
Se podrá visitar de martes a domingo de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.30 horas. Los lunes permanecerá cerrada.
Alberto García-Alix, (León, 1956) es fotógrafo, creador audiovisual, escritor y editor. Ha expuesto, entre otros, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Les Rencontres Internationales d'Arlès, la Maison Européenne de la Photographie, el Museo Casa de la Fotografía de Moscú y el Museo Nacional del Prado. Sus obras se encuentran en colecciones de arte de todo el mundo, como la alemana Deutshe Börse o los Fondos Nacionales de Arte Contemporáneo de Francia.
Cuenta con los premios Nacional de Fotografía y de la Comunidad de Madrid, PHotoEspaña y el más reciente, a su trayectoria por la Fundación Enaire (2022). Fue nombrado en 2012 'Caballero de la Orden de las Artes y de las Letras de Francia' y recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de España en 2019.
Director y fundador de la revista de culto 'El Canto de la Tripulación', actualmente es cofundador de la editorial Cabeza de Chorlito, donde ha publicado algunos de sus trabajos: El paraíso de los Creyentes, 2011; Diaporamas, 2012; MOTO, 2015; y la trilogía de la revista Motorcycle Family Circus (2016-2021).