En un mundo tan globalizado como el actual, tendemos a pensar que las empresas pueden operar en cualquier punto del globo sin mayor problema... pero la realidad no es tan sencilla. En regiones como Latinoamérica, las facilidades para el pago digital no son las mismas que en Europa o Estados Unidos: "No es como aquí, que entras en una entidad bancaria, te ponen una alfombra roja y te ofrecen de todo", explica el cofundador y director de desarrollo de negocio de la empresa malagueña LatAm Digital Bridge, Manuel Antonio Gaviño. El enfoque de su compañía es justamente actuar como un puente para que las empresas puedan operar sin complicaciones al otro lado del Atlántico.
"Lo que hace LatAm Digital Bridge es ayudar a empresas de todo el mundo a vender en toda América Latina sin necesidad de que monten una entidad legal en ningún país de la región", define Gaviño en una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga. La idea surgió de su socio, Fernando Estévez, que identificó el problema tras años de experiencia en el sector de los pagos digitales: "Le ofrecieron ir a América Latina a construir pasarelas de pago digitales; pero, cuando llegó allí, no había casi nada", relata.
Estévez contactó con Gaviño, le propuso el modelo de negocio y ahora trabajan "para que personas de todo el mundo puedan vender en monedas de los países de allí: pesos mexicanos, pesos argentinos, pesos colombianos..." ¿Por qué es tan importante permitir que la operación se pueda abonar en la moneda local? Según explican desde la propia compañía, la exclusión financiera está muy presente en ciertas zonas del continente y la ponderancia de la economía informal hace que muchas compras —incluso digitales— solo se puedan realizar con dinero en efectivo.
"La propuesta de valor que nosotros ofrecemos al mercado es que podemos llegar al 100% de la población y que nadie quede excluido", explica el director de desarrollo de negocio de LatAm Digital Bridge. Gaviño especifica que, hasta el momento, algunos de sus clientes más habituales han sido empresas de formación que venden másteres, cursos de posgrado y demás. Y que si quieren venderlos en Brasil, por ejemplo, tienen que ser capaces de hacerlo mediante la plataforma de pagos más presente en el país.
Hacer comprender que el mundo financiero aún comprende un complejo entramado de entidades y formas de pago regionales y locales es uno de los retos para esta compañía: "La mayor dificultad que nos encontramos es que el mercado da por sentado que las herramientas de pago que hay hoy en día son suficientes para hacer el pago allí. Cada vez tenemos más aceptación y nos preguntan más, pero se da por sentado que con la pasarela de pago que te proporciona tu entidad bancaria va a ser suficiente, y eso no es así", explica Manuel Antonio Gaviño.
"Son transferencias internacionales, y hay una población muy grande allí que no dispone de una tarjeta internacional. Nosotros proponemos funcionar con tarjetas locales y con productos que los clientes conocen", desarrolla: "Se trata de adecuar lo que es la pasarela de pago a las necesidades del cliente. También vamos a fomentar la inclusión social en los estratos más desfavorecidos. Si una persona solo tiene efectivo pero tiene un ímpetu emprendedor y la beca o el curso está fuera, le estamos dotando de herramientas para que pueda tener acceso a ese servicio".
El enfoque de LatAm Digital Bridge, explica Gaviño, no es solo corporativo hacia las empresas españolas o europeas que gracias a su herramienta pueden operar en la región, "sino también al cliente final, al que estamos acercando una serie de productos y servicios de los que de otra manera estarían excluidos". "La economía informal está muy extendida, las personas viven al día; pero, si alguien quiere salir de esa situación y tiene un carácter más emprendedor, vamos a facilitárselo", argumenta.
Y todo eso lo han hecho a pulmón, es decir, sin inversión externa. El desarrollo tecnológico lo han intercambiado por una parte de la propiedad de la compañía y han salido adelante "sufriendo mucho, echándole imaginación y llamando a muchas puertas", detalla Gaviño: "Cuando no se tiene dinero, hay que tirar de cerebro. Pensamos que la empresa va a valer más en el futuro cuanta menos inversión tenga".