Málaga

El 30 de julio de 2014 pasará a la historia como el día en que Málaga subió por primera vez al Metro. Aunque fue al día siguiente, el 31 de julio, cuando arrancó formalmente su explotación comercial. Acontecimientos que pusieron el punto y seguido a un camino iniciado en los primeros meses de 2006, con el arranque de las obras de construcción del suburbano, y que tiene ahora continuidad con el paso definitivo en su aproximación al Centro histórico de la ciudad. 

Este fin de semana el ferrocarril urbano, el mayor proyecto en la historia reciente de la capital de la Costa del Sol, ha soplado, por así decirlo, las ocho velas que enumeran sus años de vida. Pocos años aún para medir suficientemente al metropolitano, que se ha convertido en elemento indispensable en la manera que los malagueños tienen de moverse por la urbe. 

Y ello pese a lo acotado de su recorrido. Durante todo este periodo, el trazado desde las cabeceras de las líneas 1, en la ampliación del campus de la Universidad, y 2, en el Martín Carpena, han estado seriamente mermado, al quedar cortado a la altura de El Perchel.

La imposibilidad de extender sus dominios en dirección hacia la Avenida de Andalucía, donde ya emerge la estación Guadalmedina, y la Alameda Principal, como gran punto de referencia, ha restringido de manera aplastante la demanda de viajeros.

Imagen del acto de inauguración del Metro de Málaga el 31 de julio de 2014.

El mejor año, 2019, se cerró con unos 6,9 millones de pasajeros. Una cifra que se ha visto desplomada de manera drástica, principalmente en 2020 y 2021 como consecuencia de las restricciones generadas por la pandemia de la Covid. Aún hoy, en la primera mitad de 2022, cuando la convivencia con el virus parece normalizada, los datos de usuarios siguen por debajo de los registros de 2019.

En los ya ocho años de funcionamiento del Metro malagueño, los trenes que han recorrido sin descanso los 11,3 kilómetros de itinerario parcial han transportado poco más de 43 millones de usuarios. Esto supone una media cercana a los 450.000 usuarios al mes. Un valor ciertamente inferior a lo que podía esperarse en el origen del proyecto, pero razonable si se tiene en cuenta que el trazado está inconcluso y del impacto de la crisis sanitaria.

Balance "positivo"

Para los responsables de la concesionaria, el balance de estos años es "sin duda positivo si tenemos en cuenta el grado de penetración que tiene en la demanda de movilidad de la ciudad". "Hemos estado creciendo año tras año a tasas cercanas al 10%, crecimiento solamente interrumpido por la pandemia", explica Fernando Lozano, director general de Metro de Málaga, quien valora que ya casi se ha recuperado el tráfico pedido. 

"El transporte público se muestra como una de las claves para hacer más sostenible la movilidad y esta necesaria transformación se va a mostrar más patente con la puesta en servicio del nuevo tramo hasta el Centro en el corto plazo y la extensión de la línea 2 hasta el hospital Civil", ha añadido.

Varios pasajeros en el interior de uno de los trenes del Metro de Málaga.

Las mediciones de la concesionaria encargada de la explotación comercial, ahora en manos principalmente de un fondo de inversión francés, apuntan a que con la llegada del Metro a la Alameda el salto cuantitativo será sustancial. Y, si bien sigue sin haber confirmación oficial, todo hace indicar que ese momento tendrá lugar en agosto (parece improbable que ocurra para la Feria de Málaga) o septiembre, a más tardar.

Para el primer año completo, los estudios actualizados elevan en unos 14 millones la cifra de pasajeros que pasará a tener el suburbano, número que irá incrementándose ejercicio tras ejercicio hasta situarse en los 21 millones de viajeros que se espera cuando la red del ferrocarril urbano quede finalizada (a la espera de futuras ampliaciones) junto al futuro tercer hospital de Málaga.

Proyecto marcado por la incertidumbre

Este es el horizonte a medio y largo plazo que se maneja para un proyecto marcado por la incertidumbre desde su mismo nacimiento. El inicio de los trabajos de construcción (principios de 2006, aunque los muros pantalla empezaron en junio de ese año) tuvo lugar en un clima casi bélico entre la Junta de Andalucía, en ese momento gobernada por el PSOE, y el Ayuntamiento de la ciudad, del PP.

Una circunstancia que lastró el avance de la infraestructura, haciendo inviable el plazo de 40 meses que habían puesto sobre la mesa las empresas adjudicatarias. Conforme a esa previsión temporal, el Metro, que en aquel entonces se dibujaba hasta la Malagueta, tendría que haber sido una realidad en febrero de 2009. Más de trece años después, ni siquiera llegan pasajeros al Centro de la capital.  

Muestra del peso de la infraestructura, el coste de las obras ya materializadas. Hasta el momento, según los datos manejados por EL ESPAÑOL de Málaga, unos 750 millones de euros ya están invertidos en la ejecución material. A los que habrá que sumar en las próximas anualidades al menos 150 millones más para prolongar el trazado soterrado hasta el entorno del Civil. En conclusión, como poco serán 900 millones desembolsados, más del doble de lo que se estimó.

Los números económicos, muy superiores si se toma en consideración el coste real de su funcionamiento, es parte inseparable de la realidad del proyecto en su octavo aniversario. Eran las 12:35 horas del 31 de julio de 2014 cuando la entonces presidenta andaluza, Susana Díaz, dio luz verde al viaje inaugural. Y, tras una larga espera, Málaga se subió al Metro.

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