Restricciones de tráfico por contaminación, un escenario al que nos tendremos que acostumbrar
El consistorio de la capital española ha anunciado hace apenas unos minutos la entrada en funcionamiento del Escenario 3 del protocolo anticontaminación para mañana día 29 de diciembre. Es la primera vez que se alcanza este nivel de alerta por contaminación en Madrid, un hecho hasta ahora insólito pero que poco a poco se irá convirtiendo en algo habitual.
El Escenario 3 se activa cuando se supera durante dos días consecutivos el nivel de aviso por alta contaminación. En este caso el equipo de gobierno ha actuado con más antelación que en otras ocasiones, anunciando las medidas con un día de adelanto.
A las medidas impuestas en los Escenarios 1 y 2 -reducción de la velocidad máxima a 70 km/h en M30, prohibición de aparcamiento en zona SER para los no residentes- se añade ahora, por primera vez, la restricción de tráfico dentro de la almendra central de Madrid por matrículas pares o impares. Mañana 29 de diciembre serán las matriculas pares las que no podrán circular, bajo multa de 90€ -45€ con pronto pago- a quién utilice un vehículo no autorizado dentro de la zona establecida.
Dentro de las excepciones encontramos los vehículos con distintivo ECO, que podrán entrar en el centro de Madrid pero no estacionar en zona SER dentro del horario establecido, y los vehículos con distintivo CERO EMISIONES, que sí podrán, además, aparcar en cualquier plaza de la zona SER. Los vehículos de alta ocupación, con tres o más ocupantes, también podrán acceder.
Este tipo de medidas restrictivas son, de momento, novedad en nuestro país. Con un claro impacto en los conductores, es evidente que estas actuaciones resultan muy incómodas para la ciudadanía, pero lamentablemente parece que tendremos que empezar a acostumbrarnos a ellas, y no sólo en Madrid.
Con unos niveles de contaminación atmosférica que no paran de crecer, la calidad del aire ha decrecido tanto que las autoridades se ven obligadas a tomar medidas que, si bien son impopulares, sí son necesarias para preservar la salud de los ciudadanos. Es cierto que siempre se puede hacer más -bajando el precio del transporte público, por ejemplo- pero los vehículos con motores de combustión, sobre todo los más antiguos, tienen los días contados en las grandes ciudades.
Poco a poco los ciudadanos nos iremos acostumbrando a una situación que dejará de ser extraordinaria debido, entre otras cosas, al envejecimiento del parque móvil y a la masificación de los grandes núcleos urbanos. Un cambio de mentalidad necesario, al principio molesto, que debería ir acompañado de un esfuerzo extra por parte de las autoridades, pero que tarde o temprano asumiremos.