
Donald Trump y Elon Musk subidos en el Tesla que ha adquirido el presidente. Reuters
Este es el motivo por el que Trump no puede conducir: el desconocido obstáculo del presidente de Estados Unidos
El presidente norteamericano compró un Tesla para mostrar su apoyo a Elon Musk, pero tiene una restricción que le impide utilizarlo.
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Elon Musk está 'pagando caro' su vínculo con Donald Trump. Al menos Tesla, empresa de la que es el máximo accionista. Desde que el hombre más rico del mundo se convirtió en asesor de Trump, la compañía de coches ha sufrido varios ataques violentos en concesionarios y las acciones en bolsa se han desplomado.
Donald Trump ha apoyado a su inseparable Musk comprando un Tesla Model S Plaid. Y lo hizo delante de las cámaras. A pesar de su rechazo a los coches eléctricos, el presidente se montó en el Tesla junto al magnate y dueño de la compañía.
Un detalle de este peculiar momento es que el presidente de Estados Unidos en ningún momento arrancó el vehículo y empezó a conducirlo. Simplemente entró junto a Musk, agarró el volante y habló con la prensa.
Y es que Donald Trump no tiene permitido conducir. Ni él ni ningún presidente o expresidente de los Estados Unidos de América. Durante su estancia en la Casa Blanca y tras abandonar la misma. Solo pueden ir como pasajeros en un vehículo. Al volante debe ir un agente entrenado.
Así lo explica la Ley de Expresidentes de 1958. Esta norma establece el derecho a "protección de por vida proporcionada por el Servicio Secreto de los Estados Unidos". Y dentro de estas normas, queda totalmente prohibido conducir un vehículo.
Esta prohibición también se aplica al vicepresidente de los Estados Unidos. En este caso, JD Vance. Aunque con matices. Mientras que el presidente no puede volver a conducir en su vida, al vicepresidente solo se le impide hasta los seis meses posteriores al final del mandato.
Esto justifica que no hayamos visto nunca a Obama, Clinton, Bush o Biden con sus respectivos coches ni durante ni después de abandonar la Casa Blanca. Aunque existe una excepción.
Los dirigentes sujetos a esta prohibición pueden pedir una suspensión temporal para conducir. Especialmente en sus propiedades privadas. Entre otros, se han acogido a esta excepción Joe Biden para conducir su Chevrolet Corvette o George W. Bush para llevar el Ford F-250 Super Duty en su rancho de Texas.
El origen de esta norma está en el asesinato de John F. Kennedy en 1963. El entonces presidente de Estados Unidos no estaba al volante del coche cuando fue tiroteado en Dallas. Sin embargo, el servicio secreto estadounidense argumenta motivos de seguridad para que el máximo mandatario no pueda conducir.