El único lugar del mundo en el que una mujer puede tener varios maridos

El único lugar del mundo en el que una mujer puede tener varios maridos

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Este el único lugar del mundo donde las mujeres pueden tener varios maridos a la vez

La poliandria es un fenómeno desconocido, si bien varias sociedades actuales continúan practicándola. 

25 febrero, 2023 15:25

Cuando se habla de poligamia, la imagen que inmediatamente nos viene a la cabeza es un hombre rodeado de mujeres y disponiendo de ellas a su antojo. Mormones, musulmanes, hindúes… Todos ellos tienen en común un nivel de permisibilidad alto con esta práctica. También en la historia encontramos ejemplos de culturas donde la poligamia era normal, y hasta personajes bíblicos como Lamec, David o Salomón disfrutaron de la compañía de muchas mujeres a la vez. 

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Sin embargo, la poligamia no es únicamente el derecho de un hombre a tener varias esposas. De hecho, para los antropólogos, sería más apropiado emplear el término poligamia para aludir a cualquier situación en la que una persona –del género que sea– tiene varias parejas. Por ese motivo, distinguen entre poliginia (varias mujeres para un mismo marido) y poliandria (varios maridos para una misma mujer).

La razón por la que esta distinción no suele hacerse es simplemente porque la poliandria es mucho menos habitual que la poliginia, o, al menos, mucho menos conocida. No obstante, hay estudios que especulan con la posible popularidad de la poliandria en sociedades históricas, cuya existencia no nos ha llegado por algún motivo. Pero esta hipótesis no está infundada, sino que se basa precisamente en la existencia en la actualidad de unas pocas culturas en las que se practica la poliandria.

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Qué explica la poliandria

Hay varios factores que explican por qué la poliandria es popular en algunas culturas y en otras no. En algunos casos, el foco se pone en las características del entorno. Por ejemplo, en varias sociedades del Himalaya, donde la tierra cultivable es especialmente limitada, la poliandria evita que la herencia de una familia se divida entre varios herederos, al estar todos los hermanos casados con una misma mujer y compartir todos una única descendencia heredera. 

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La poliandria fraternal –que así se llama esta práctica– es común también en otras zonas donde las condiciones medioambientales son extremadamente duras, como en el Ártico. Es famoso, por ejemplo, el caso de la cultura inuit, radicada en esta parte del mundo y en la que la poliandria ha sido una práctica habitual durante muchísimas generaciones. Así, es frecuente que el marido inuit elija para su mujer un segundo esposo –generalmente su hermano– al que confía el cuidado de la familia cuando él está ausente. 

Hay también un tercer tipo de poliandria en el que el factor más importante es el evolutivo, como descubrió Stephen Beckerman en su estudio del pueblo bari, una comunidad indígena de Venezuela donde está instituida socialmente la figura de un segundo padre. Beckermann reconoce en esta cultura lo que él llama el “efecto padre”, un concepto con el que hace referencia al fenómeno por el cual una segunda figura paterna aumenta las posibilidades de supervivencia de un niño hasta los 15 años.

Esta idea de la doble paternidad puede resultar chocante, y hasta ridícula, para cualquier persona occidental.  Sin embargo, hasta el desarrollo de los estudios embriológicos modernos, no estaba claro que los niños fueran hijos de un único padre y no de varios. En culturas como la de los bari, esta idea se mantiene, y piensan que el feto se forma a partir del semen de muchos varones distintos

Un cuarto factor importante es de tipo demográfico. En las comunidades donde hay muchas menos mujeres que hombres, por la razón que sea, es más probable que triunfe la poliandria, puesto que hay muchos hombres compitiendo por pocas mujeres. Este factor se cumple en la gran mayoría de sociedades donde existe la poliandria. 

Poliandria en la historia

La observación de estos patrones por parte de antropólogos contemporáneos ha hecho a algunos pensar que la poliandria pudo haber sido una práctica habitual en muchas sociedades históricas. Además, dado que los miembros de buena parte de las culturas actuales donde existe la poliandria siguen siendo cazadores-recolectores, es probable que la práctica esté emparentada con este tipo de economías y que nuestros ancestros que vivieron antes de la revolución agrícola organizaran de este modo su vida sexual. 

Pero no hace falta irse tan atrás. Una de las sociedades históricas cuya tendencia a la poliandria está documentada es la de los antiguos guanches, que habitaron las Islas Canarias antes de la llegada de los europeos en el siglo XV. En su caso, fue determinante una hambruna que azotó la región alrededor de los siglos XIV o XV y que los guanches decidieron arrostrar eliminando a una fracción importante de su población femenina. 

El resultado fue un enorme desequilibrio entre hombres y mujeres, y esto fue lo que convirtió la poliandria en una de las pocas opciones que quedaban a la sociedad guanche para mantener un nivel admisible de reproducción. Durante este tiempo, las mujeres guanches podían casarse con hasta cinco hombres a la vez

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El reino de las mujeres

Es importante señalar que en ninguna de estas culturas la poliandria, implica que las mujeres disfruten de mayor autonomía en lo que a la elección de sus parejas se refiere. Al contrario, normalmente son los hombres los que escogen a quienes han de compartir la cama con su esposa. No hay razón para pensar, pues, que las sociedades donde la poliandria goza de una amplia aceptación social sean menos machistas que otras donde se practican la monogamia y la poliginia, puesto que la vida sexual de la mujer sigue dependiendo del hombre.

La excepción a esta generalización la encontramos en las mujeres mosuo, que habitan en las provincias chinas de Yinnuan y Sichuan, cerca de la frontera con el Tibet, y cuyo territorio es conocido popularmente como "el reino de las Mujeres”

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Aunque suele decirse que los mosuo tienen una cultura matriarcal, es más acertado definirla como matrilineal. Esto implica que la filiación se transmite por la línea ancestral de las mujeres y que, en consecuencia, las mujeres tienen dentro de la familia un papel más importante que en las culturas patrilineales. 

Pero lo que más llama la atención de esta cultura, con relación al estatus de las mujeres, es la libertad que las mosuo tienen para elegir a distintos amantes a lo largo de toda su vida. En la cultura mosuo, no está mal visto que las mujeres se acuesten con tantos hombres como quieran, siempre y cuando lo hagan por la noche. La práctica tiene hasta un nombre: zuo hun, que en español se traduce como “matrimonio andante”. 

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