Marina Llorca y el 'body positive': "El objetivo es que todas podamos llevar el vestido sea talla 34 o 52"
La 'influencer', conocida por sus 'comparaciones XL', acaba de publicar su primer libro El arte de quererse y de cofundar la marca de ropa: Atria.
27 junio, 2022 02:34Marina Llorca es una apasionada de la moda desde que era una niña. Siempre quiso entrar en ese mundo que te permite expresarte a través de la ropa, pero durante muchos años sentía que no encajaba en los cánones de la industria. Harta de sentirse inferior, y tras muchos años de trabajo interior para amarse a sí misma, comenzó a utilizar las redes para defender la variedad de cuerpos y defender el movimiento body positive.
Algunas de sus publicaciones como las de la serie #MarinaImitandoXL, en la que posaba como famosas delgadas para visibilizar que da igual que tengas una talla S o una XL, se fueron viralizando y su nombre cada vez era más reconocido. Cuatro años después, Marina es un referente del movimiento body positive, acumula más de 200.000 seguidores en Instagram y ha llevado ese activismo por el amor propio a su primer libro El arte de quererse (Martínez Roca, 2022).
En él, Marina cuenta su propia experiencia hacia la autoaceptación, pero también comparte las historias de seguidoras y aporta ejercicios y consejos para que cada lector o lectora haga su propio trabajo de introspección.
"Yo buscaba que el lector, según va avanzando y pasando los capítulos, también se vaya implicando. Cada uno está centrado en una temática y quería que fuesen mojándose, que les hiciese pensar, revisarse e implicarse. Creo que eso hace que el libro sea muy interactivo y personal para cada persona, porque cada uno lo leerá y sacará conclusiones diferentes", explica a MagasIN.
Años de trabajo
La influencer marbellí, que estudió diseño gráfico y luego se especializó en moda, aclara además que conseguir amarse a una misma es un proceso largo y "no algo que se consigue de la noche a la mañana".
En su caso, había pasado muchos años acomplejada con su cuerpo y una baja autoestima, en parte por el bullying que sufrió por parte de un chico cuando ella era pequeña. Todo ello acabó derivando en problemas con la comida, aunque al principio no era consciente de cómo se maltrataba.
"Cualquier cosa que pasaba en mi vida, yo lo pagaba con mi cuerpo, con lo que comía, con mi físico; pero para mí era algo normal. Con el paso del tiempo, cuando la cosa se empezó a agravar y ya con ayuda profesional, evidentemente fue cuando me di cuenta de que tenía un problema".
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Además de a sus experiencias personales, Marina también achaca este comportamiento a los cánones imposibles y lo normalizado que teníamos en los años 90 y principios de los 2000, cosas como las dietas extremas. "En esa época era como supernormal decir 'Ay, pues no como' o 'las modelos de Victoria's Secret están 10 días solo bebiendo líquidos para estar maravillosas en el desfile'. Hemos llegado a normalizar ciertas conductas tanto, que ya no se veían raras".
"Cuando terminé la carrera fue como ¿ahora qué hago con mi vida? Fue un poco de catarsis y de decir: hay muchas cosas que solucionar. Me fui a Nueva York, di un giro absoluto a todo y empecé de cero. Empecé a revisar todo sobre cómo me trataba a mí misma y ha sido un trabajo de años, evidentemente".
Pasó por momentos de subidas y bajadas y, en 2018, cuando ya se sentía más fuerte mentalmente, comenzó a utilizar las redes como "un altavoz en el que puedo visibilizar estos temas".
"Promueve la obesidad"
Como cualquier influencer, Marina tiene miles de seguidores que se identifican con sus experiencias, pero también muchos haters, que atacan su cuerpo o critican que "promueva la obesidad".
"Recibo ese tipo de comentarios todos los días, pero la verdad es que yo ya estoy en política de cero. O sea, Instagram es mi casa y a mí nadie va a venir a mi casa a tocarme la moral. Entonces, he tomado la decisión de que toda persona que venga a insultar, a faltar al respeto o a meterse con otra gente, porque también hay muchas que aprovechan para meterse con seguidoras en comentarios, automáticamente bloqueo y fuera. Esa es la política que tengo totalmente instaurada en mi cuenta".
Y a esos haters les recuerda que "la gente vive de todos los tamaños y de todas las formas. Que una persona exista no promueve nada, que una persona baile no promueve nada. ¿Le decimos lo mismo a una persona delgada? ¿Estamos diciéndole que está promoviendo la anorexia? Es absurdo".
La moda y Atria
En este tiempo, Marina ha conseguido trabajar de lo que siempre quiso: la moda. Al principio empezó detrás de cámara, víctima en parte de sus inseguridades, pero poco a poco comenzó a ser ella la que posaba como modelo curvy. Sin embargo, llegar a sentirse cómoda siendo ella misma en esta industria que siempre ha promocionado un tipo de cuerpos específicos, no fue un camino fácil.
"Me encantaba el mundo de la moda, pero al mismo tiempo como que era consciente de que nunca iba a encajar en él porque no me veía como las chicas de las revistas. Por eso, quería ser como las modelos de Vogue, ser igual de delgada y verme como ellas. Llegué a perder casi 20 kilos y a entrar en una talla 38, lo que pasa es que ahora mi peso fluctuaba mucho porque estaba todo el tiempo con problemas de alimentación. Además, para mí estar en una 38 no era suficiente, tenía que estar más delgada, tenía que perder más", relata.
Gracias al cambio generado por el movimiento body positive, ahora hay más oportunidades para las modelos curvy y Marina cuenta que trabaja con multitud de marcas. "Estoy supercontenta con mi cuerpo. Me encuentro a gusto con él, llevo una vida sana en el sentido de que si un día quiero comer lo que quiero, lo como porque tengo derecho, y si un día quiero comer más sano lo hago; igual que si quiero hacer deporte lo hago. Pero todo ello sin vivir con esa cruz encima de tener que estar siempre perfecta y querer perder más peso".
Pese al avance de los últimos años, Marina afirma que aún queda mucho por hacer y demasiadas "marcas de hipocresía", que hacen sus campañas con modelos curvy, pero luego no tienen tallas para esas mujeres en sus colecciones. Por eso, en su lucha por hacer una moda más inclusiva y que refleje la diversidad de cuerpos de las mujeres, Marina ha cofundado la marca Atria, que presentó su primera colección hace unas semanas.
"Hemos empezado con una colección inclusiva de ropa de baño y nuestra campaña es con modelos de todos los tipos de cuerpo. Trabajamos desde una talla 32-34 hasta una talla 50-52. Hace unos días la lanzamos y ya hemos agotado prácticamente todo", cuenta orgullosa.
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Marina explica que uno de los aspectos más novedosos de la marca es que, con esa variedad de tallaje, los diseños son los mismos. Es decir, que no hay una colección normal y otra de tallas grandes.
"El concepto de nuestra marca es que todas puedan llevar lo mismo. Es algo que teníamos claro desde el minuto uno. El modelo es el mismo para la talla 34 que para la de la 50. Obviamente, el patrón aumenta, se ponen refuerzos... Pero el diseño es el mismo. El objetivo es que todas se puedan poner lo mismo, tengan la talla que tengan. Veo una absurdez lo de hacer distinciones entre los percheros para las tallas estándar y para las grandes".
Marina afirma que, si ellas han podido crear esta variedad de tallas, cualquiera puede, y anima a las grandes marcas a que "se pongan las pilas". "Si hay otras marcas que no trabajan en este tema, lo que me estás diciendo es que a lo mejor hay algo de gordofobia, porque evidentemente tienen los recursos".