Ni nueces ni almendras: el fruto seco típico español con proteínas y hierro que previene la caída del cabello
- Descubierto por los europeos hace más de 400 años, este fruto seco se está poniendo de moda por sus múltiples beneficios para la salud.
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El cabello, además de ser un aspecto distintivo de nuestra apariencia, desempeña funciones importantes relacionadas con la protección y la expresión personal. Su estructura, formada principalmente por queratina, no solo os protege de los rayos solares y actúa como una barrera física, sino que también ayuda a regular la temperatura corporal y nos proporciona sensibilidad táctil.
Sin embargo, esta relación puede verse afectada por factores externos como el clima, especialmente en invierno. Durante esta estación, las glándulas sebáceas trabajan menos de lo habitual y no lo hidratan lo suficiente. Esto provoca una mayor sequedad, que puede desembocar en caspa, picores y un empeoramiento de patologías como psoriasis y dermatitis.
Ante esta situación, lo más común es prestar atención a los productos capilares que usamos en nuestra rutina diaria, no obstante, la alimentación también juega un papel crucial para fortalecer el cabello desde dentro. En este contexto, las castañas de cajú, conocidas como anacardos, son un aliado natural para nuestra salud capilar.
Beneficios de los anacardos
Las castañas de cajú, también conocidas como anacardos, son frutos secos ampliamente valorados no solo por su sabor cremoso y versatilidad en la cocina, sino también por sus múltiples beneficios para la salud. Son ricos en nutrientes esenciales que contribuyen al bienestar general del organismo, además de desempeñar un papel clave en el cuidado del cabello.
Desde el punto de vista nutricional, los anacardos son una fuente importante de grasas saludables, proteínas, vitaminas y minerales. Entre sus componentes más destacados se encuentran el ácido oleico, un tipo de grasa monoinsaturada que apoya la salud cardiovascular; el magnesio, esencial para el funcionamiento de los músculos y nervios; y el cobre, que juega un papel fundamental en la producción de colágeno y la absorción del hierro.
Este último mineral, el cobre, es especialmente relevante para la salud capilar, ya que influye en la producción de melanina, el pigmento responsable del color del cabello. Un consumo adecuado de este mineral puede ayudar a mantener un pelo fuerte y saludable, previniendo la aparición temprana de canas.
Otro mineral esencial presente en los anacardos es el zinc, conocido por su capacidad para reforzar los folículos capilares. El zinc contribuye a la reparación de tejidos y a la regulación de las glándulas sebáceas en el cuero cabelludo, factores que son cruciales para evitar problemas como la caspa o la caída del cabello. Además de favorecer la regeneración celular, lo que contribuye a un crecimiento más rápido y vigoroso del cabello.
Las proteínas de los anacardos también son significativas para la salud capilar, ya que el cabello está compuesto principalmente de queratina, una proteína estructural. Consumir alimentos ricos en proteínas de alta calidad proporciona los aminoácidos necesarios para la formación de esta sustancia, fortaleciendo el cabello desde la raíz.
Asimismo, los anacardos contienen vitamina E, un antioxidante que mejora la circulación sanguínea en el cuero cabelludo y protege los folículos del daño causado por los radicales libres. En el organismo también actúan como tal, y, por tanto, nos protege frente a infecciones.
La presencia de ácidos grasos saludables, como los omega-3 y omega-6, también tiene un impacto positivo en la salud del cabello. Estos ácidos grasos son conocidos por su capacidad para nutrir el cuero cabelludo y mantener la hidratación del cabello, lo que previene la sequedad y las puntas abiertas.
Además, los omega-3 tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ser beneficiosas para quienes padecen afecciones del cuero cabelludo, como dermatitis o psoriasis. Sin embargo, a pesar de sus beneficios, como todo alimento, los anacardos están sujetos a una serie de recomendaciones.
Cómo consumir anacardos
Los anacardos crudos son tóxicos para los humanos, ya que contienen una sustancia conocida como urushiol. Se trata, concretamente, de un aceite que produce el árbol del fruto y que se relaciona con reacciones en la piel que pueden llegar a ser muy graves si la dosis es alta.
Para que lleguen a los supermercados, los anacardos se deben tostar a fuego fuerte mientras siguen en su cáscara, después se secan y se pelan. Este proceso garantiza que no quedan restos de urushiol que puedan dañar a los consumidores. En este momento, se considera que los anacardos están al natural, por lo que los productores pueden tostarlos por segunda vez si quieren venderlos bajo el sello de tostados.
A pesar de ello, los anacardos que encontramos en el supermercado son totalmente seguros y muy saludables. La ración diaria recomendada de anacardos ronda los 30 gramos, lo que supone cerca de 190 kilocalorías. Si bien es cierto que son un bocado muy calórico, al ser ricos en proteínas y en fibra, tienen la capacidad de reducir la sensación de hambre en gran medida.