Inés Moreno, traumatóloga.

Inés Moreno, traumatóloga.

Salud y Bienestar

Inés Moreno, traumatóloga: "Este es el verdadero motivo por el que te duelen los huesos en los cambios de tiempo"

La experta revela la explicación científica que hay tras este mal tan común que históricamente se ha pensado que era "cosa de abuelos".

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¿Quién no ha escuchado decir en casa, a sus mayores, "me duelen los huesos"? Se trata de un comentario más común de lo que se puede pensar, especialmente durante los cambios meteorológicos. Sin embargo, ¿es realmente posible predecir el clima con solo sentir dolor en las articulaciones? ¿Cuánto de cierto hay en tal afirmación?

En una reciente publicación en sus redes sociales, la traumatóloga Inés Moreno abordó este fenómeno, desmitificando algunas creencias populares sobre cómo el clima afecta nuestra salud ósea, pero aclarando otras tantas.

Aunque no podemos predecir el clima con la precisión de un meteorólogo, la relación entre el dolor articular y los cambios meteorológicos tiene una base científica sólida. Las variaciones en el tiempo, como la presión atmosférica, las bajas temperaturas y la humedad, impactan en la salud de las articulaciones, especialmente en aquellas personas con afecciones como artritis, artrosis o fracturas antiguas.

Del mismo modo lo afirma la doctora Moreno: los cambios en la presión atmosférica, la temperatura y la humedad pueden influir en las personas con afecciones articulares, exacerbando el dolor.

Sin embargo, con los cuidados adecuados y un estilo de vida saludable, es posible minimizar el impacto de estos cambios y mantener nuestras articulaciones en buen estado.

La conexión entre los huesos y el clima

Uno de los mitos más comunes es que el dolor articular puede predecir el tiempo, y según la doctora Inés Moreno, esto no es una simple superstición. En su publicación en redes sociales, la especialista explicó que este fenómeno tiene una base científica, relacionada con los cambios en la presión atmosférica.

"Cuando hay buen tiempo, la presión atmosférica es alta y comprime ligeramente los tejidos de nuestras articulaciones. Pero antes de una tormenta, la presión baja, lo que provoca la expansión de los tejidos", explicó la traumatóloga.

Esta expansión genera una presión adicional sobre las articulaciones, lo que intensifica el dolor, especialmente en aquellas personas que ya padecen enfermedades articulares como la artritis o artrosis. En estos casos, el dolor no se debe a un "capricho del clima", sino a un cambio físico real que afecta los nervios y tejidos.

El frío y el dolor articular: ¿Se vuelve más intenso?

Otro factor meteorológico clave que influye en la salud articular es el frío. Las bajas temperaturas pueden empeorar los síntomas en personas con artritis, artrosis y otras enfermedades relacionadas con las articulaciones.

Según la doctora Moreno, el frío puede afectar el líquido sinovial, que es el encargado de lubricar nuestras articulaciones. A medida que las temperaturas descienden, este líquido se vuelve más espeso, lo que puede causar rigidez y aumentar la sensación de dolor.

El frío también puede disminuir la circulación sanguínea, lo que reduce la elasticidad de músculos, tendones y ligamentos, contribuyendo a una mayor tensión y dolor. Además, en invierno, las personas tienden a moverse menos debido a la incomodidad del frío, lo que puede agravar aún más la rigidez articular.

Personas susceptibles al dolor articular por cambios de clima

Aunque el dolor articular relacionado con el clima puede afectar a cualquier persona, ciertos grupos son más susceptibles a estos cambios. Según estadísticas, entre el 20% y el 30% de la población es meteorosensible, es decir, tienen mayor sensibilidad a las variaciones en la temperatura y la presión atmosférica.

Las personas con enfermedades preexistentes en las articulaciones, como la artritis y la artrosis, son las que más sienten estos cambios, pero también las personas mayores y las mujeres pueden experimentar síntomas más intensos.

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En un estudio reciente, se descubrió que los cambios de clima afectaban principalmente a personas con enfermedades inflamatorias crónicas. Por ejemplo, los pacientes con artritis reumatoide experimentan un aumento en la inflamación y el dolor cuando la presión atmosférica disminuye, especialmente antes de una tormenta. Este fenómeno también es común en personas con fibromialgia, quienes reportan un incremento de su dolor en las estaciones más frías.

Factores agravados por el cambio de tiempo

El frío no es el único factor que agrava el dolor en las articulaciones. La humedad y el viento también juegan un papel importante en la meteorosensibilidad. La humedad puede intensificar la rigidez articular, especialmente en los meses de invierno, mientras que el viento puede generar tensión muscular en el cuello, la espalda y otras áreas sensibles, lo que aumenta el riesgo de contracturas y dolor en las articulaciones.

Otro factor a considerar es el impacto psicológico del clima. La Dra. Moreno señala que, además del dolor físico, los cambios meteorológicos pueden afectar nuestro estado de ánimo.

Durante el invierno, la disminución de la luz solar puede reducir la producción de serotonina, la hormona relacionada con el bienestar, lo que provoca irritabilidad y, en algunos casos, tristeza. Este estrés adicional puede agravar la percepción del dolor.

Consejos para aliviar el dolor articular por el clima

Si bien no podemos controlar los cambios meteorológicos, hay varias estrategias que pueden ayudar a aliviar el dolor articular durante los cambios de tiempo. La Dra. Inés Moreno recomienda algunas prácticas para mejorar la calidad de vida de las personas meteorosensibles:

  • Mantenerse activo. El ejercicio moderado es esencial para mantener las articulaciones flexibles y reducir el dolor. El fortalecimiento de los músculos alrededor de las articulaciones ayuda a proporcionar soporte y disminuir la rigidez.
  • Abrigo adecuado. Durante el frío, es importante vestirse con ropa adecuada para mantener las articulaciones protegidas. El uso de calentadores o prendas térmicas puede ayudar a reducir la rigidez.
  • Hidratación y nutrición. Mantenerse bien hidratado y seguir una dieta equilibrada rica en nutrientes como el omega-3, que tiene propiedades antiinflamatorias, puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la salud articular.
  • Tratamientos locales. El uso de cremas o geles que contengan ingredientes antiinflamatorios, como el mentol o el árnica, puede proporcionar alivio temporal a las articulaciones doloridas.

Por supuesto, la mejor recomendación que te podemos dar si el dolor persiste es consultar a un profesional. Si este continúa o empeora con el cambio de tiempo, es importante acudir a un médico para recibir tratamiento adecuado, que puede incluir fisioterapia, medicamentos antiinflamatorios o, en casos más graves, cirugía.