El Estado Islámico tiene dificultades para controlar su 'santuario' en Siria e Irak
Ha perdido enclaves estratégicos, pero sobre todo a líderes con capacidad logística y administrativa.
5 febrero, 2016 01:51Noticias relacionadas
Las últimas semanas el autodenominado Estado Islámico ha perdido la batalla frente a distintas ofensivas en los territorios que controlaba en Siria e Irak. Los analistas coinciden en que sus ataques aislados como los recientes atentados en Damasco son sólo un fenómeno aislado de un grupo que pierde capacidades y permanece principalmente a la defensiva.
Empiezan a escasear los efectivos y la munición en este grupo terrorista. “Ya no tienen el mismo suministro de stock que antes”, señala Félix Arteaga, investigador senior en Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano (RIE). En su opinión, conservan cierta capacidad para lanzar ataques aislados, como los del pasado fin de semana en Damasco, con los que hacer ruido y tratar de mostrar una fuerza que ya no es la misma.
“Han perdido la capacidad de retener el territorio. Empiezan a tener dificultades. No cuentan con tantos efectivos, perdidos con ataques selectivos de drones que van buscando a los jefes. Esto sí que se nota, porque era gente con capacidad logística y de administración”, analiza Arteaga. “Se les ve que están en apuros”.
El año pasado perdieron el 14% de su territorio, según el Instituto de Estudio para la Guerra (ISW por sus siglas en inglés) con sede en EEUU. Sobre el número de combatientes, se cree que han mermado significativamente, aunque no existen cifras claras. Y los fondos para financiarse han pegado una bajada importante. De acuerdo con los últimos datos publicados, los miembros del grupo terrorista en Siria e Irak han pasado de cobrar 2.000 dólares al mes a cobrar la mitad o incluso en algunos casos, 500 dólares.
“Ya no se encuentran tan seguros como estaban”, comenta. Hay tropas que se están movilizando hacia Raqa, el principal enclave sirio del Estado Islámico, y los kurdos “les han ido comiendo terreno” por el norte de Siria. Tanto, que los kurdos “los grandes ganadores en este conflicto” para Eckart Woertz, investigador senior de Oriente Medio en el CIDOB, think tank con sede en Barcelona.
Las principales pérdidas
El EI perdió el control de la ciudad de Ramadi en Irak a principios de enero. “Aún retiene una presencia residual en la ciudad y continúa lanzando ataques contra las fuerzas de seguridad iraquíes en el norte y este de la ciudad”, ha analizado el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW por sus siglas en inglés) en un documento público.
En Siria, el golpe más duro contra este grupo terrorista ha sido la reconquista de la presa de Tishrin por parte de las Fuerzas de Siria Democrática con el apoyo de Estados Unidos. Esta presa es relevante por su ubicación: al oeste del bastión de Raqa y una de las líneas de suministro con la frontera turca, explica el Instituto.
“Al principio eran autosuficientes. Los cortes de petróleo les han afectado bastante. Empiezan a estar en una situación de mínimos, [pero] esto les permite tener la apariencia de control [ante] su gente. Con eso les basta”, comenta Arteaga. Por ello, lamenta que no se hayan “explotado” las recientes victorias sobre otros dos de sus feudos, Kobani y Ramadi.
Un vistazo al mapa del territorio que controlaban en septiembre de 2015 muestra que la situación territorial aparentemente apenas ha cambiado. Se trata sobre todo de cambios en las capacidades y los puntos estratégicos mencionados. “Daesh [acrónimo árabe de EI] perdió la iniciativa y [dejó de] elegir dónde actúa el verano pasado. Ahora está conteniendo lo que tienen y se resiste a abandonar las ciudades”, indica Arteaga.
Los focos actuales del EI
A pesar de estas importantes pérdidas para el EI y su postura defensiva general, el grupo terrorista “continúa afrontando presión militar en múltiples frentes en Irak y Siria”, según el ISW. “Como respuesta está aumentando esfuerzos para consolidarse a lo largo del valle del río Éufrates y también está expandiendo sus zonas de ataque a Siria occidental e Irak oriental”.
Arteaga reconoce que la situación para estos terroristas “no es muy desesperada”, puesto que siguen controlando sus principales bastiones Mosul (Irak) y Raqa (Siria). “ISIS quiere ser un estado y lo es de otra manera. Hay diferentes niveles de control”, apunta Woertz.
El análisis del ISW destaca cómo el EI busca consolidar su control en la provincia de Deir el Zur, en medio del valle del Éufrates, donde ha llevado a cabo matanzas y secuestros masivos de civiles: “Sirve como ruta de tránsito vital para las fuerzas del EI que se mueven entre Irak y Siria”. A finales de enero, los terroristas continuaban con ataques en la ciudad del mismo nombre para terminar de arrebatar el control a las fuerzas del régimen de Bashar al Asad “como parachoques de su potencial pérdida futura de Raqa”, según el instituto estadounidense.
A pesar de la actual situación del grupo terrorista, lo cierto es que controla más territorio que hace un año, cuando ni siquiera se acercaba a Damasco, la capital siria.
¿Hay posibilidades de reconquistar Mosul o Raqa próximamente?
Los principales enclaves del EI son estas dos ciudades en Irak y Siria, pero no sólo por ser las ciudades más grandes conquistadas y ofrecer una infraestructura importante al grupo. “También por la imagen del grupo. Si perdieran una de las dos, sería un gran fracaso para ellos”, destaca Woertz.
Arteaga ve “muy difícil” que acudan tropas occidentales sobre el terreno (este jueves Arabia Saudí ha mostrado su disposición a apoyar por tierra a la coalición liderada por Estados Unidos). La baja probabilidad de que intervenga la Unión Europea o EEUU en un combate cuerpo a cuerpo no sólo está en Siria, donde la guerra civil y la enemistad con el régimen de Bashar al Asad prácticamente lo imposibilita, sino también en Irak. “Bagdad no quiere. Las autoridades quieren apuntarse el tanto de la retoma de Mosul y son reacios a cualquier tipo de presencia masiva. Ahora, unas unidades de apoyo desde el aire, eso sí que lo van a necesitar”, explica.
Woertz, sin embargo, opina que los bombardeos “no sirven de nada, no puedes ganar una guerra sin tropas en tierra”. Y el ejército iraquí es débil, admiten ambos expertos consultados. No sólo por su falta de formación, sino también porque los mejor formados llevan mucho a sus espaldas y la fatiga hace mella.
En cuanto a Raqa, es un objetivo remoto. “Los rebeldes no están [luchando] contra el Estado Islámico y Raqa está muy lejos de los objetivos de Asad, puesto que Daesh nunca han estado por derrocar a Asad. Hay un pacto tácito [de no agresión], a no ser que los rebeldes consigan ganar territorio”, concluye Arteaga. Explica que las fuerzas opositoras al régimen sirio no tienen capacidad logística y recuerda que la prioridad en las conversaciones de paz Ginebra -ahora aplazadas hasta el 25 de febrero tras un mal comienzo- es solucionar la guerra civil, no recuperar territorio.
“En Occidente hay una tendencia de ver que ISIS [siglas inglesas del EI] es el problema, pero hay otros problemas también. Hay apoyo a ISIS en su propio territorio, porque la gente allí tiene la sensación de que los auténticos enemigos son los gobiernos de Damasco y Bagdad. No puedes encontrar una solución sostenible sin la gente en estas regiones, aún con tropas”, reflexiona Woertz.
Se pregunta qué pasaría tras la reconquista de Raqa. “Sería como los fracasos en Irak: Estados Unidos ganó la guerra contra Sadam Husein fácilmente. Los problemas vinieron después”. En Siria se suma el problema de con quien aliarse, y los líderes occidentales ya plantearon la opción de unirse al régimen sirio para derrotar al Estado Islámico.
De hecho, la conferencia de Viena promovida por Estados Unidos y Rusia planteaba la idea de una transición política en Siria que permitiera inicialmente permanecer a Asad. “La mayoría de las violaciones de derechos humanos y la mayoría de los muertos en Siria fueron a causa del régimen de Asad, no de Daesh”, recuerda Woertz.
¿Capacidad para atentar en Occidente?
El Instituto para el Estudio de la Guerra asegura que la consolidación del EI en el valle del Éufrates le daría alas para cometer más atentados en Occidente. Arteaga no está de acuerdo: “Es más fácil la opción contraria: si algún día se consolidan entre el Tigris y el Éufrates, buscarán la opción de consolidar sus posiciones en la región y estabilizar el control territorial en Oriente Medio. Aquí pueden hacer daño, pero va a ser difícil que cambien un gobierno u ocupen territorio”.
Este analista asegura que los atentados en París del pasado 13 de noviembre ya mostraron la necesidad del grupo terrorista de hacer alarde de una fuerza “que no se da en terreno” y les supuso un “alivio propagandístico”.
Al perder capacidades el Estado Islámico en su “santuario”, algunos líderes del grupo se han desplazado en las últimas semanas a Libia, donde se han hecho fuertes en ciudades como Sirte. Países como Estados Unidos y Francia ya han empezado a promover la idea de intervenir en este país norafricano incluso antes de que se forme por fin el ejecutivo de unidad que por fin han acordado los dos gobiernos paralelos que conviven en ese país.