Encerrados en una lucha cruda por la candidatura demócrata, Hillary Clinton y Bernie Sanders han abandonado el tono moderado de sus cruces y se han lanzado en una pelea sin cuartel a días de la crucial primaria de Nueva York, que pondrá en juego 291 delegados.



Los contendientes para la nominación presidencial de los demócratas han chocado en el debate más tenso de todos los que se han realizado hasta el momento, una clara señal de la intensidad que ha cobrado la primaria demócrata.



El debate, que se realizó en el Brooklyn Navy Yard a días de la elección del 19 de abril, en la cual las encuestas marcan una ventaja de 10 puntos para Hillary Clinton, rápidamente adquirió un tono negativo, con los candidatos lanzando acusaciones, negándolas, y atacando su juicio y sus políticas en un último intento por terminar de convencer a los votantes de Nueva York.

Los candidatos han tenido los mayores puntos de conflicto en el tema energético, de política exterior, en quién es más duro con Wall Street, en la política de justicia penal, en el salario mínimo y en el cambio climático.

“Yo cuestiono su juicio. Pongo en duda su juicio, que votó a favor de la guerra en Irak, el peor error de política exterior en la historia de este país”, dijo Sanders en respuesta a la primera pregunta del moderador de la cadena CNN, Wolf Blitzer.



Clinton, que mantuvo durante el debate un tono duro, recurrió a su principal crítica a Sanders: que no tiene ni la experiencia para ser presidente de Estados Unidos, y que sus programas son demasiados utópicos, inviables en un sistema político y una cultura como la de la primera economía global.



“Habla de juicio y sobre los tipos de problemas que tuvo, respondiendo preguntas de sus temas centrales, dividiendo los bancos... sin poder explicar la forma en que había que llevarlo a cabo”, dijo la ex secretaria de Estado, refiriéndose a una entrevista de Sanders con la junta editorial del periódico Daily News, de la cual se difundió la transcripción. En ella el senador socialista parece con dificultades para explicar cómo implementará sus políticas.



“Es fácil diagnosticar el problema; es más difícil hacer algo para solucionar el problema”, atacó después Clinton, en el segmento en el que se discutió la política energética.



Clinton lidera la primaria de Nueva York 53,1% a 39,3%, según el promedio de encuestas del sitio RealClearPolitics. Además de esa ventaja, la primaria demócrata es “cerrada”, es decir, no permite que voten los candidatos independientes, algo que reduce las posibilidades de Sanders.



“El incrementalismo y esos pequeños pasos no son suficientes, no contra el cambio climático”, le ha dicho luego Sanders a Clinton, cuando la demócrata intentó defender el criterio de avanzar de a poco hacia las energías renovables.



Sanders venía impulsado con un fuerte respaldo popular, después de reunir a 27.000 personas al Parque Washington, en Manhattan, una multitud que ningún otro político ha visto durante esta campaña, repleta de jóvenes fascinados con su “revolución política”. Además, unas siete millones de personas han puesto dinero para su campaña, más que en la de Barack Obama en 2008. Sanders además ya ha igualado a Hillary Clinton en las encuestas nacionales, y en el último sondeo, incluso, aparece un punto arriba.



Pero Sanders afronta una lucha hercúlea contra la matemática: Clinton lleva una ventaja prácticamente irremontable en la cuenta de delegados y cuenta con el apoyo del “establishment” demócrata. Clinton además es local en Nueva York, el estado al que representó en el Senado. Los votantes decidirán el 19 de abril.

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