Las protestas en la calle de centenares de izquierdistas y el pulso interno sobre la prohibición de símbolos del islam marcaron este sábado el arranque del congreso de la populista Alternativa para Alemania (AfD), erigida en representante de un "patriotismo sin complejos" alemán.
El centro de Stuttgart (sur del país) y las inmediaciones de su recinto ferial, donde se reunió la militancia de la AfD, fueron escenario de enfrentamientos entre grupos de izquierdistas que pretendían bloquear los accesos al congreso y el poderoso cordón antidisturbios dispuesto por las autoridades locales.
Unos 400 manifestantes fueron interceptados por la Policía a primera hora de la mañana, cuando querían cerrar el paso a los delegados de la AfD, entre imágenes de neumáticos ardiendo y barricadas, informa Efe.
Dentro del recinto ferial, las dos alas de la formación, la más moderada y la radical, mantuvieron su propio rifirrafe para la definición de la línea del partido, en plena efervescencia electoral aupado en el voto de castigo contra la acogida de refugiados.
"Nos resistimos a la llegada incontrolada de inmigración de otras culturas", proclamó el co-presidente de la AFD e ideólogo de su corriente abiertamente islamófoba, Jörg Meuthen, quien ve a los suyos camino a convertirse en "nuevo partido mayoritario", representante del "patriotismo sin complejos".
La AfD quedó en las generales de 2013 ligeramente por debajo del listón mínimo del 5%, admitió Meuthen, pero ahora está en auge como fuerza que ofrece respuestas "al legítimo temor de nuestros ciudadanos" a que "en pocos años no reconozcamos ya nuestro país".
La islamofobia como corriente dominante
A Meuthen, frenéticamente ovacionado por los cerca de 2.000 delegados, le siguió la líder del partido, Frauke Petry, la más mediática entre los miembros de su cúpula, pero presionada por el ala más radical por considerarla demasiado moderada.
"Ningún otro partido en Alemania representa, como el nuestro, la determinación de devolver al ciudadano el poder sobre sus decisiones", dijo Petry.
La líder del partido, quien previo al congreso mandó gestos conciliadores hacia el ala radical al pronunciarse en contra de símbolos del islam, lanzó una llamada a la cohesión, entre aplausos menos entusiastas que los recibidos por su correligionario.
La corriente dominante era la islamófoba sin disimulos y la que proclama el acercamiento también abierto al Frente Nacional francés -a cuyo grupo en la Eurocámara anunció iba a adherirse el eurodiputado de la AfD, Marcus Pretzell- y a la ultraderecha austríaca de FPÖ.
La AfD está envalentonada por los resultados obtenidos en las regionales del pasado marzo -más de un 24% en el "Land" de Sajonia Anhalt y un 15% en Baden-Wüttemberg, del que es capital Stuttgart- y la erosión de los partidos de la gran coalición de Angela Merkel.
La convención se inauguró con más de una hora de retraso por los conatos de bloqueo en el centro de Stuttgart y recinto ferial.
Una vez inaugurado, se produjeron nuevos retrasos por problemas de procedimiento y caos en la resolución de las múltiples mociones acumuladas por delegados, en un centro de congresos insuficiente para acoger a la militancia y a los medios de comunicación
Las alusiones hostiles a los representantes de los medios de comunicación fueron constantes, casi tanto como a los manifestantes en el exterior, definidos desde la tribuna de los oradores como "otra forma de vida humana".
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