La maquinaria del segundo referéndum de independencia en Escocia ha echado a andar. “Es democráticamente inaceptable que [los escoceses] tengan que actuar en contra de su voluntad”, ha anunciado este viernes la primera ministra y líder del SNP, Nicola Sturgeon. “Queremos que Escocia siga siendo un país abierto e inclusivo y no queremos dejar la Unión Europea. Y voy a hacer todo lo posible para que esas aspiraciones se hagan realidad”.
Ayer el sol estallaba en el norte de la isla, donde un 62% de los votantes apoyaban la permanencia de Escocia en la UE. Pero este viernes el cielo se tornaba cetrino y los nubarrones llegaban en forma de rueda de prensa a las once de la mañana, poco después de las comparecencias de David Cameron y Boris Johnson: “Ha quedado claro que hay una divergencia en cómo vemos nuestra posición en el mundo”, decía Nicola refiriéndose a Inglaterra (donde ha predominado el leave).
El Gobierno escocés se reunirá mañana para empezar a trazar el futuro de Escocia, que podría decidirse de nuevo en las urnas en los próximos dos años: tiempo en el que Reino Unido debe empezar a hacer las maletas y Escocia debe “explorar todas las opciones posibles para asegurar su lugar en la Unión Europea y en el mercado único en particular”.
Los argumentos están claros desde hace meses: “El manifiesto del SNP dice que el parlamento escocés tendrá derecho a hacer un segundo referéndum si cambiaban significativamente las condiciones de 2014. Es obvio que la opción debe estar sobre la mesa, y de hecho está sobre la mesa. Si el parlamento cree que es la mejor o única forma de proteger nuestra posición en la UE, puedo confirmar que empezaremos a preparar la legislación necesaria para que tenga lugar un segundo referéndum”.
Por el momento, Sturgeon ha iniciado una serie de acciones: asegurar los mercados cooperando con el Banco de Inglaterra, hablar con David Cameron para exigir que Escocia participe en todas las conversaciones que tengan lugar en Bruselas. También ha charlado con el alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, sobre la complicada posición a la que se enfrenta la capital inglesa (a favor del remain -quedarse- pero ahogada en un mar de leaves -marcharse- en muchos condados cercanos).
Sturgeon ha empezado su intervención señalando que Escocia es un lugar “abierto, inclusivo” y consciente de los beneficios de la inmigración. “Quisiera hablar directamente a los ciudadanos de otros países de la UE que viven aquí: Escocia es vuestro hogar”, ha declarado. Al final de su discurso ha aplaudido la labor de David Cameron, pese a sus diferencias políticas. “El liderazgo político no es fácil”, ha destacado.
La líder del SNP ha querido terminar con una llamada a la fraternidad y la serenidad. “Después de esta campaña caracterizada por el odio y el miedo, mi tarea será defender el interés de los escoceses y que no nos dividamos”, ha recordado en referencia a los últimos meses, pero también a la división que surgió en la sociedad escocesa a raíz del referéndum de independencia del 2014. Y pase lo que pase después del proceso que empieza hoy, Irlanda del Norte, Gales e Inglaterra “siempre serán nuestros vecinos y mejores amigos, eso no cambiará”.
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