Lowis, un joven estudiante de comunicación y ciencias políticas en Berlín, camina erguido con una sonrisa en la cara. Son las diez de la mañana y se ha endomingado. Lleva camisa a rayas azules, un pantalón claro y una chaqueta oscura por la que asoma recto un pañuelo blanco. Pero Lowis no va de fiesta. Un pin en la solapa de su chaqueta le delata. Lleva un simbolito del Partido Liberal-Demócrata (FDP).
Lowis se dirige hacia el lujoso Hotel Estrel, un masivo espacio hotelero de cuatro estrellas dotado de un centro de congresos. Allí se celebraba el congreso extraordinario de la formación liberal germana a falta de justo una semana para las elecciones generales. La sonrisa en la cara de Lowis traduce el sentir de muchos votantes que, como él, confían en que el FDP vuelva a jugar un papel central en la política alemana. “Las encuestas nos sitúan en buena posición”, dice Lowis a EL ESPAÑOL.
A Christian, un delegado del FDP venido de un pueblo del Land de Renania-Palatinado (suroeste germano), también se le nota entusiasmado. “A mi me gustaría que consiguiéramos un 12% en las elecciones, pero, siendo realistas, nos podemos quedar en un 8%”, afirma Christian a este periódico. Los sondeos de intención de voto atribuyen a su partido entre un 8% y 10%. Esos valores están muy igualados con los atribuidos a la formación de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD).
En las elecciones del domingo, el FDP aspira a ser la tercera fuera política. Lo hace después de haber sobrevivido al peor resultado de su historia hace cuatro años. En 2013, casi un centenar de diputados liberales tuvieron que recoger sus cosas y dejar sus despachos en el Bundestag. El partido, que venía de haber gobernado cuatro años en coalición con la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, no superó en las pasadas elecciones la barrera del 5% para poder representar a sus votantes en Parlamento.
Esos diputados tuvieron que hacerse panaderos, profesores, relaciones públicas, empresarios, abogados o lobbistas; profesiones que, muchos de ellos, conocían antes de haber sido diputados. En las elecciones de 2009, el partido jubilaba. Había conseguido un 14,6% de los votos. Una legislatura después, un catastrófico 4,8% dejaba a los liberales fuera del Bundestag.
Sin embargo, el FDP pasará pronto esa página. De ahí que Christian Lindner, actual líder del FDP, dijera el domingo en el congreso que su formación protagonizará un “come back político” gracias a un programa “sensato, ambicioso y optimista”. En ese documento se pone el acento en los temas de educación y digitalización, ámbitos que la campaña de los grandes partidos en el Gobierno, CDU y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), han dejado en un segundo plano.
De ello dio buena cuenta el único debate televisado que protagonizaron Merkel y su rival socialdemócrata, Matin Schulz. Esa confrontación estuvo dominada por temas como la inmigración, el papel del Islam en la sociedad, la relación con Turquía y, por su puesto, la integración de los refugiados. Entre 2015 y 2016 llegaron al país de la canciller no menos de 1,5 millones de demandantes de asilo, procedentes en su mayoría de Siria e Irak. Sólo al final del debate, y de pasada, se trataron asuntos como la educación y la digitalización.
“Ahí está el problema, que de los verdaderos temas de futuro de Alemania siempre se hable en el epílogo. Nuestra obligación es esos que sean los temas principales”, manifestó Lindner levantando la ovación del medio millar de delegados presentes en la sala de congresos del Hotel Estrel. En este sentido, Lowis, el joven militante del FDP que madrugó el domingo para asistir trajeado al congreso, se queja de que, por ejemplo, “en la CDU hablan de Internet como si todavía fuera un territorio nuevo”.
Lowis forma parte de los más de 10.000 miembros que los liberales han sumado recientemente a las filas del partido. Actualmente el FDP cuenta con algo más de 60.000 miembros. Esa militancia parece suficiente para que vuelva a la vida el grupo parlamentario liberal en el Bundestag. Según las encuestas, el FPD podría sumar unos 60 escaños tras los comicios.
“Como Ciudadanos en España”
“El regreso al Bundestag de los liberales es más que probable. Lo raro era el resultado de las elecciones generales de 2013, que les dejó fuera del Bundestag. El FDP ha sido siempre un elemento del Parlamento alemán, desde la fundación de la República Federal de Alemania”, dice a EL ESPAÑOL Thomas Petersen, analista del Instituto para la Demoscopia Allensbach. “El FDP encarna una tradición política que tiene 150 años y muchas expresiones políticas por toda Europa, como Ciudadanos en España”, agrega.
Para él, las batallas internas del partido, el fracaso en la promoción de sus ideas en el Gobierno entre 2009 y 2013, la generalizada opinión crítica con la formación y, en un primer momento, la competencia por el electorado más liberal que atrajo AfD, implicó la traumática salida del Bundestag de los casi cien diputados liberales del FDP.
Lindner tomó las riendas del FDP a finales de 2013 y ha reconstruido el partido a su medida. Él dice que su formación ha aprendido, un mensaje que vende como nadie este joven político que a sus 38 años que se ha echado el partido al hombro. “En el pasado cometimos errores ¿Quién no los ha cometido nunca? No hay ni una persona que sea infalible. El que sea infalible que se vaya a la Iglesia católica, junto al Papa, o que vote a Los Verdes”, decía Lindner el domingo, desatando las carcajadas entre los asistentes.
Enfrentamiento con Los Verdes
Antes de que comenzara el congreso, un puñado de militantes de la formación ecologista había dado la bienvenida a los delegados a las puertas del hotel Estrel con una pequeña manifestación en la que criticaban las posiciones y propuestas políticas del FDP, entre las que figura mantener abierto el aeropuerto de Tegel, algo a lo que se oponen los ecologistas y los partidos mayoritarios. “FDP: beneficios primero, protección del clima después”, se leía en algunas de las pancartas de los militantes ecologistas.
Esta acción sirvió a Lindner para mofarse de sus adversarios. “Mientras ellos se ocupan de nosotros, nosotros nos vamos a ocupar de ofrecer contenido político”, manifestaba Lindner ante su público. En ningún momento de su alocución mostró el supuesto interés de su partido en entrar en una inédita coalición gubernamental con la CDU y Los Verdes.
El FDP apuesta en su programa por las inversiones, especialmente las relativas ámbitos como la educación y las infraestructuras digitales. Los liberales alemanes también plantean una política de inmigración en la que las autoridades sean más selectivas con quienes llegan al país, siguiendo el modelo canadiense. “Nuestra fortaleza está en el programa económico y las cuestiones de futuro y la educación”, plantea a EL ESPAÑOL Anita, una delegada procedente de la ciudad de Kiel (norte alemán).
Así, ante delegados como Anita, Lindner clamaba al señalar que “el botón del pause” no podía ser lo más moderno que haya en unas escuelas germanas que, en general, experimentan dificultades a la hora de integrar las nueva tecnologías. En el ranking de los países de la OCDE con mayor penetración de banda ancha, Alemania figura en el puesto número 28 de 32. Por eso pedía Lindner el domingo que su país se preocupara tanto de ser “el campeón del mundo de fútbol, como de ser campeón del mundo de la digitalización”.
El FDP está realizando una “muy buena campaña”, según Petersen, el analista del Instituto para la Demoscopia Allensbach. “Lindner puede ser muy joven, pero ha hecho muchas cosas bien, por eso han devuelto al FDP a la posición que corresponde históricamente a su partido”, agrega Petersen. “El partido se ha renovado por completo. Hay mucha gente nueva”, comenta en este sentido Alexander, delegado del FDP en Berlín. Aunque “también hay una buena mezcla de gente joven y gente con más experiencia”, según Christian, el delegado de Renania-Palatinado.
Posible coalición con la CDU
A favor del trabajo que han hecho los actuales responsables del FDP hablan, por ejemplo, los resultados en elecciones regionales en Renania del Norte-Westfalia. Allí gobierna la CDU en coalición con los liberales, que obtuvieron un 12,9% en los comicios del pasado mes de mayo. Antes, en Schleswig-Holstein, el FDP se hizo con un 11,5%. Con porcentajes de voto así el domingo de las elecciones generales, el FDP podría entrar en un Gobierno con la CDU. Al partido de la canciller se le atribuye de cara a la cita con las urnas entre un 36% y un 38,5%.
Sin embargo, repetir una coalición como la que desembocó en el desastre de 2013 es algo de lo que huyen los liberales. “Vamos como más independientes que nunca a estas elecciones. Con nosotros no hay ninguna ninguna declaración sobre coaliciones”, decía Lindner al concluir su intervención en Berlín. “Cuando sea posible fijar tendencias en nuestro país, estaremos [en el Gobierno, ndlr.]. Cuando no sea posible, sería irresponsable gobernar. Nuestro papel estará entonces en la oposición”, apostillaba el líder del FDP.
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