Así transformó Putin en un mes su guerra relámpago en una masacre de civiles
Se cumplen 30 días desde que Rusia inició su invasión de Ucrania. Una ofensiva que ha puesto en guardia a Europa, a la OTAN y Estados Unidos, reavivando los fantasmas de una tercera guerra mundial.
25 marzo, 2022 03:37Se cumplen 30 días desde que Putin tomara la decisión de invadir Ucrania e iniciara una guerra que ha puesto en jaque a Europa, a la OTAN y a Estados Unidos. Todo ocurrió el 24 de febrero de 2022. Lo que iba a ser un ataque relámpago se ha convertido en un conflicto que se ha enquistado, por lo que Putin está aplicando ya la estrategia de tierra quemada para hacerse con el control de las ciudades.
Pasaban pocos minutos de las seis de la mañana en Moscú cuando el presidente ruso ordenó atacar al país vecino. En un discurso en televisión, Vladimir Putin, anunció "una operación militar especial" en el Donbás; una región en el este de Ucrania, que hace frontera con el gigante soviético. Los bombardeos destruyeron aeropuertos, zonas militares y viviendas. Y se empezaron a escuchar casi de forma inmediata en varias ciudades del país. La capital, Kiev, tampoco fue una excepción.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, tomó entonces una decisión sin precedentes: impuso la ley marcial "en todo el territorio" para defenderse de la agresión, llamando a filas a cualquier ciudadano en edad de luchar. Y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, enseguida cerró filas con Zelenski y anunció las primeras sanciones contra Rusia.
En los primeros compases, Putin intentó apoderarse de Ucrania con una ofensiva relámpago. En menos de 24 horas el Ejército ruso destruyó 83 "objetivos militares" ucranianos. EEUU y la UE apostaron desde el primer momento por las sanciones y apoyaron a Kiev con el envío de material militar, pero no quisieron entrar (ni quieren) en el conflicto. "Nos han dejado solos", se lamentaba Zelenski un día después de la invasión. Fue entonces cuando Ucrania empezó a defenderse cuerpo a cuerpo del asedio de las tropas rusas. El propio Zelenski salió a la calle, se grabó en vídeo y lo difundió para levantar la moral de su pueblo: "Estamos aquí, defendiendo a Ucrania".
Los ucranianos, liderados por su presidente, están demostrando que Rusia les subestimó y que su capacidad de resistencia está siendo mucho mayor de lo que parecía en un principio. El 27 de febrero las tropas del Kremlin entraron en Járkov mediante "ataques brutales". Járkov es la segunda ciudad más grande de Ucrania, situada al noreste del país, muy cerca de la frontera con Rusia. Aquel domingo su millón y medio de habitantes amanecieron con el ruido de las explosiones. Putin empleó bombas de racimo en los bombardeos y conquistó la ciudad después de arrasarla.
Pero a Putin aún le queda mucho camino por recorrer para hacerse con el control de Ucrania. Esa capacidad de aguante y el rechazo de la OTAN provocó que el presidente ruso anunciara el 27 de febrero que ponía "en estado de combate" a sus fuerzas de disuasión nuclear.
Fue entonces cuando llegó una cascada de medidas en contra de Moscú: los países occidentales, incluido España, cerraron sus espacios aéreos a las aerolíneas rusas. Las asociaciones deportivas vetaron a Rusia de sus competiciones y las sanciones económicas de EEUU y la UE comenzaron a endurecerse, desconectando a los bancos rusos del sistema internacional de pagos SWIFT. Además, la UE estableció el cierre de Sputnik y RT, "la maquinaria mediática del Kremlin".
A finales de febrero y principios de marzo los periódicos nacionales e internacionales alertaban ya del riesgo de guerra nuclear. Putin exhibió misiles y submarinos nucleares en el Ártico. Y al mismo tiempo, al ver su desventaja en los combates, comenzó a bombardear Ucrania sin descanso y desplegó más hombres sobre el terreno.
En esas fechas Putin lanzó un nuevo frente en el sur de Ucrania. Tomó la ciudad de Jersón y lanzó su ofensiva sobre Mariúpol, ciudad que a día de hoy todavía no ha conseguido controlar a pesar de haberla asediado sin piedad. Ese mismo 3 de marzo, a última hora de la noche, Ucrania y Rusia acordaron un alto el fuego temporal para crear corredores humanitarios. Un día después, continuando con su embestida en el sur del país, el Kremlin conseguía tomar la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa tras incendiarla en un bombardeo.
Esta es la historia de una guerra cruel, insensata e injusta, como todas las guerras. Esta es la historia de una contienda que se está librando en Europa 80 años después del final de la Segunda Guerra Mundial. Esta es la historia de la ofensiva que ha desatado una crisis humanitaria sin precedentes y ha puesto en jaque a Occidente.
Kiev
Como apuntan desde el Real Instituto Elcano, "Ucrania es el escenario donde se reflejan las ambiciones de Putin de conservar sus zonas de influencia en el espacio post soviético, reconfigurar el orden europeo de seguridad creado después del final de la Guerra Fría y bloquear la ampliación de la Alianza Atlántica hacia el este".
Por eso, cuando el 24 de febrero el jefe del Kremlin tomó la decisión de atacar Ucrania además de lanzar su ofensiva sobre las ciudades de Járkov, Chernígov y Jersón; apostó por bombardear Kiev. Esa es la verdadera obsesión de Putin. Y esa fijación no decae, sino que se acrecienta a medida que se alarga la guerra.
Porque Putin quería conquistar Ucrania en 72 horas, deponer a Zelenski y colocar al frente del Gobierno ucraniano a un presidente títere alineado con los intereses de Moscú. Pero cada día que pasa, Volodimir Zelenski, multiplica sus apariciones públicas ya sea en mensajes difundidos a través de las redes sociales o en los Parlamentos de medio mundo. Y acrecienta su leyenda y su imagen de héroe. Un líder desconocido para la mayoría de la población mundial va camino de convertirse en un personaje icónico dentro y fuera de sus fronteras.
Treinta días después de la guerra Putin no ha conseguido conquistar Kiev. Las tropas rusas sí han cercado la ciudad, pero no han logrado entrar en la capital y controlarla. Por eso durante el mes de marzo continuaron los ataques aéreos sobre Kiev, bombardeando incluso viviendas civiles con residentes dentro. El objetivo de Putin es infundir terror y aplacar los ánimos de los ucranianos hasta lograr su rendición. En la primera de las dos premisas está teniendo un éxito indudable, prueba de ello son los 10 millones de ucranianos que han abandonado el país por culpa de la guerra. Sin embargo, Zelenski está consiguiendo mantener unido a su pueblo y con sus mensajes consigue levantar la moral de sus tropas, que ya han lanzado contraataques en distintos puntos del país.
Mariúpol
La ciudad portuaria de Mariúpol, situada al sureste de Ucrania, es la más castigada por los ataques del Ejército ruso en estos 30 días de guerra. Tras sufrir un asedio constante, es el ejemplo paradigmático de la estrategia de tierra quemada que está aplicando Vladimir Putin.
De ella se ha dicho incluso que es la metrópoli mártir de este conflicto. "En otras partes de Ucrania la llegada de ayuda está mejorando, pero en Mariúpol cientos de miles de personas siguen allí sin electricidad ni agua". Estas palabras las pronunciaba hace unos días Francesco Rocca, presidente de la Federación Internacional de Cruz Roja. Lo dijo desde Siret, en la frontera rumana con Ucrania, y afirmó que el Ejército ruso no permite en esa localidad ni la evacuación de civiles ni el ingreso de la ayuda humanitaria.
La ONU lleva días advirtiendo de que allí la situación es crítica para la población porque apenas queda agua y comida en el interior de la urbe. Las imágenes de satélite muestran una devastación generalizada, donde los edificios de apartamentos y las tiendas han sido destruidos e incendiados. Para hacernos una idea de la situación, hay personas que salen a la calle a recoger agua de lluvia y a cazar palomas para poder sobrevivir.
Mariúpol lleva resistiendo desde hace semanas el asedio sin tregua de los bombardeos rusos. Cientos de miles de habitantes han salido ya de la ciudad en alguno de los escasos corredores humanitarios que el Ejército de Vladímir Putin ha permitido, pero aún quedan en torno a 400.000 personas que están dispuestas a resistir hasta el final. Por ellos y por el resto de los ucranianos, como dijo Zelenski: "Sólo podremos cumplir el ultimátum cuando ya no estemos".
La organización estadounidense The Institute for the Study of War muestra en uno de sus últimos mapas que las tropas rusas aseguran que Mariúpol está bajo su control. Los ucranianos, sin embargo, sostienen que la ciudad todavía está controlada por ellos. En cualquier caso, Mariúpol se ha convertido en el símbolo de la barbarie de esta guerra y de la crueldad de las tropas rusas con el pueblo ucraniano. Picasso plasmó el horror de la guerra civil española en 'El Guernica'. Mariúpol, por desgracia, se ha convertido en 'El Guernica' de la guerra de Ucrania.
Járkov
Si Kiev es el objeto de deseo de Putin, Járkov no le va a la zaga. Con un millón y medio de habitantes, Járkov es la segunda ciudad más importante de Ucrania. Por eso fue atacada desde el primer día. Porque al igual que Kiev, Járkov también es un enclave estratégico. El 27 de febrero las tropas rusas ya habían entrado en la urbe.
Járkov amaneció aquel domingo bajo el ruido de las explosiones. Sus calles quedaron desiertas nada más oírse los sonidos de las alarmas antiaéreas. Los ciudadanos buscaban refugio en las estaciones de metro para protegerse de las bombas. Los tanques rusos tomaron la ciudad.
Una semana después, las autoridades ucranianas denunciaron el impacto de proyectiles lanzados por las fuerzas rusas sobre el Centro Nacional de Investigación del Instituto de Física y Tecnología de Járkov, que albergaba un reactor nuclear experimental. Además, sobre el lugar bombardeado había 37 pilas de combustible nuclear, por lo que se podría provocar "una catástrofe ecológica a gran escala", alertaba entonces la filial de los servicios secretos ucranianos (el SBU).
Járkov, al igual que Mariúpol, ha sufrido el bombardeo constante de Rusia. Y en una de esas salvas de misiles lanzadas por el Kremlin murió Boris Romanchenko, un superviviente del Holocausto de 96 años de edad. Precisamente Putin, que siempre se ha referido a la invasión de Ucrania como una "operación militar especial" necesaria para desarmar y "desnazificar" a su vecino, ha terminado matando en un bombardeo a un superviviente de los campos de concentración nazis. No era el primer judío muerto por los ataques de Moscú, pero sí el judío más representativo. Como advirtió entonces Zelenski: "Cada día que pasa, se hace más evidente lo que significa la desnazificación para Rusia".