El destacado novelista chileno y exministro de Cultura y Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero.

El destacado novelista chileno y exministro de Cultura y Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero. Cedida.

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Roberto Ampuero, escritor y diplomático chileno: "Maduro actúa con el libreto escrito por Cuba"

El destacado novelista y exministro de Relaciones Exteriores de Chile, cree que el mundo debe doblegar sus esfuerzos en defensa de Venezuela. También sostiene que liderazgos 'mediadores' como Lula, Petro y López Obrador (AMLO) carecen de credibilidad por su cercanía al régimen. 

19 agosto, 2024 03:56

Los tanques militares avanzaban por las calles de Santiago de Chile un 11 de septiembre de 1973. El destino final era La Moneda, palacio de gobierno en el que residía el entonces presidente, Salvador Allende. Con sólo 20 años, Roberto Ampuero, nacido en la ciudad de Valparaíso, sabía que el Golpe de Estado era inminente y que el país que se comenzaba a diseñar desde aquel día no tendría incluidas a mentes como la suya.

Es ahí cuando decide emigrar a la Alemania Oriental, donde es becado en periodismo en la Universidad de Liepzig (en aquel momento 'Karl Marx') y conoce a Margarita, hija de Fernando Flores Ibarra, fiscal general de la Revolución Cubana. Con ella contrae matrimonio en la ciudad de La Habana un año después. Fue esa misma tierra la que le hizo poner bajo cuestionamiento toda su forma de pensar. 

Lo dice en esta entrevista y lo ha defendido también cuántas veces ha podido. Siguiendo la lectura de Vargas Llosa, para él, no existen dictaduras buenas o malas. Todas, sin distinción, significan un perjuicio para los pueblos que son gobernados. Pese a su pertenencia a las Juventudes Comunistas, en tiempos en que Fidel Castro y Ernesto 'Che' Guevara lideraban a la isla con el puro en la boca y la boina sobre sus cabezas, Ampuero observó que el discurso de violencia y totalitarismo que la misma Revolución denunciaba, ahora estaba en el centro de su discurso y de sus prácticas. 

A la defensa de sus ideas políticas, la siguió como sombra una afición especial por la literatura. Ha escrito novelas ampliamente reconocidas como 'Nuestros Años Verde Olivo (1999)', 'Los Amantes de Estocolmo (2003)', 'Pasiones Griegas (2006)' y 'La otra Mujer (2010)'. En la mayoría de sus escritos, quien también se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores de su país (2018-2019) y fue embajador de Chile en España (2019-2022), mezcla realismo y ficción. Sin embargo, casi todo tiene lugar en universos que se ubican en periodos históricos exactos. Muchos de ellos, en tiempos en que él mismo formó parte.

Sus ojos, como los de muchos demócratas, están ahora puestos en Venezuela. Cree que la comunidad internacional debe doblegar sus esfuerzos y reconocer unáninamente a Edmundo González ganador de las elecciones del pasado 28 de julio. Considera, también, que el papel 'mediador' que han asumido los presidentes de Brasil, México y Colombia, se dificulta por la cercanía de esos líderes con el régimen. Defiende, al mismo tiempo, lo que se hizo en 2019 cuando se reconoció en forma transversal al activista Juan Guaidó 'presidente legítimo'. Allí era él quien llevaba el timón en Chile en RREE.

¿Es optimista con respecto a Venezuela? Pasan los días y el régimen permanece aferrado al poder. 

No se puede analizar la situación de Venezuela exclusivamente dentro de su marco interior, ni siquiera dentro del marco regional iberoamericano. Venezuela juega en circunstancias geoestratégicas, pero también por sus riquezas naturales desempeña un papel que está enmarcado dentro de un ámbito mucho mayor. Incluye los intereses de Rusia, China e Irán. Y en términos regionales los intereses de Cuba. Esto es resistir sin renunciar al poder. Es un modelo justificado desde la experiencia cubana. Es 'poder o muerte'. Está instalada la concepción de que el poder no se entrega cuando se tiene. Lo propio del pensamiento democrático, de ocupar el poder y volver a entregarlo en alternancia, aquí no existe. Lo central es darle a Venezuela un apoyo internacional de los demócratas de forma muy clara, con carácter.

¿Qué más debe hacer la comunidad internacional?

Reconocer el triunfo desde las actas que están ya presentadas por la oposición y que no son las actas de la oposición, sino que son las actas del Consejo Nacional Electoral (CNE) debidamente auditadas. Otra cosa distinta es nombrar a Edmundo González Presidente de la República. Eso es una atribución exclusiva de los venezolanos. A veces el Gobierno de Chile se complica y lo presenta como si las dos cosas fueran lo mismo. No, son dos cosas distintas. Es injusto, cruel, poner en una situación de empate al tirano que hizo un fraude electoral con la oposición que resultó ganadora y es la víctima. Hay que seguir apoyando, preguntar a los venezolanos demócratas qué es lo que quieren, siempre que sea una alternativa de recuperación en forma pacífica. Hay que ser claros, definidos, con una política exterior con carácter.

¿Cómo califica el esfuerzo 'mediador' de países como México, Brasil y Colombia? AMLO pidió esperar al Supremo y Sheinbaum dijo "no corresponderle" reconocer a Edmundo González como ganador de la elección.

Lula, AMLO y Petro tienen un compromiso muy estrecho con lo que ha sido el devenir del 'Chavismo-Madurismo'. No olvidemos el rol de Lula en el Grupo de São Paulo, en el Foro de São Paulo y su apoyo absolutamente leal durante muchos años. Eso afecta cualquier exposición que tenga hoy Lula. La guerrilla, el prontuario que tiene el presidente Petro con respecto a su papel, también lo coloca en una perspectiva en donde no es fácil desentenderse. Y el caso de AMLO lo sabemos. Tiene una política muy contradictoria. Es una política 'antiimperialista' en su discurso, apoya los movimientos más radicales en América Latina, pero al mismo tiempo es un hombre que no ha modificado nada.

Si ellos están tratando de asumir un rol de 'mediadores' para llevar a Maduro a aceptar la transición, esto solamente puede prosperar si se mantienen las exigencias claras. De países que exigen resultados concretos, prácticos y de inmediato compromiso. Mucho apoyo internacional y también verificación de lo que se vaya a hacer. Maduro carece de autoridad moral y política como para que países serios puedan creer en sus aseveraciones sobre su respeto a los cauces democráticos.

"Lula, AMLO y Petro tienen un compromiso muy estrecho con lo que ha sido el devenir del Chavismo-Madurismo"

¿Es un problema la situación de Venezuela para la izquierda latinoamericana? La amenaza de un nuevo éxodo migratorio tiene a más de un presidente preocupado.

Más que un problema, es una mancha para la izquierda. Lo que ocurre con Maduro no es un accidente. No es algo que le sucede de repente a la izquierda que se topa con una dictadura que despierta complicaciones. Acá hay un antecedente histórico. En la región esto comienza con la revolución cubana, con Fidel Castro. El 'Castrismo' que lleva 65 años y no se separan de él. A veces callan, otras veces condenan a medias, pero luego retiran lo dicho. Después sigue con el 'Sandinismo' en Nicaragua que ha pasado al 'Orteguismo'. Hay algo muy coherente. No es un accidente. Es parte de la historia de la izquierda. Una izquierda muy potente que ha crecido en América Latina en influencia.

A eso se añade que Nicolás Maduro no es Hugo Chávez. Tampoco es Fidel Castro. Muchos sostienen que carece del carisma de ellos dos y de su proximidad con los grandes grupos sociales.

La Revolución Cubana se inicia y triunfa como una expresión muy transversal desde la sociedad, desde donde estaban comunistas hasta sectores de la derecha empresarial. La inmensa mayoría estaba por recuperar la democracia. Batista (Fulgencio) había asumido el 52'. Llevaba siete años en el poder. El país queriendo acabar con una dictadura de siete años terminó con otra que lleva 65.

El tema es si Maduro, que no cumple con los rasgos propios del líder carismático, es capaz de llevar esto adelante. Al final, el carácter de estos líderes dice poco con respecto a las circunstancias con las cuales viven las personas. El caso de Chávez no era sólo su carisma o su facilidad de comunicarse con el pueblo, sino también era la época del 'dinero fácil', donde el petróleo estaba por las nubes, donde todo lo que era 'populismo' se podía financiar. Eso le pasó a Chávez. Unir sus medidas, que eran imposibles de sostener en el tiempo con un momento de auge de los precios del petróleo. Maduro se queda con el mismo discurso y las mismas intenciones, pero el precio del petróleo no le permite financiar aquello que promete.

El destacado novelista chileno y exministro de Cultura y Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero.

El destacado novelista chileno y exministro de Cultura y Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero.

Los dirigentes del Partido Popular (PP) le exigieron al ministro de Relaciones Exteriores, José Manuel Albares, que reconozca a Edmundo González, cuestión que no ha hecho hasta el momento. ¿Cómo evalúa lo hecho por el Gobierno de Pedro Sánchez?

No puedes sostenerte en una posición en la que digas "esas elecciones no las ganó Maduro" y quedarse allí. Lo veo en distintas instancias con gente que está en la duda. Esa gente castiga al victimario y a la víctima. Eso no corresponde, es difícil de justificar. Están las actas. Como insisten los dirigentes democráticos venezolanos, las actas no son propiedad de la oposición o del gobierno. Esas actas son únicas y válidamente auditadas. El resultado es apabullante a favor del candidato opositor. Quien ejerce el poder desde las Fuerzas Armadas y tiene el dominio del territorio sigue siendo Maduro, pero si usted se queda en eso, entonces no hagamos nada y entreguemos a los países sin lucha ni nada. Se acaba la discusión.

¿Cuán parecida es la situación actual a la ocurrida en 2019 con el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela? Algunos líderes sostienen que hacer lo mismo con Edmundo González llevará al país a un igual desenlace...

Fue parecido, en parte, porque en ambos casos se trata de una dictadura que cuenta con el apoyo cubano de inteligencia y que se niega a reconocer las elecciones que ella mismo convocó. Es lo típico de las dictaduras. No se van, no creen en la alternancia en el poder, no importa cuál sea la correlación nacional de fuerzas. Y ante eso, si usted es una oposición democrática y pacífica, lo que vale es seguir insistiendo en que se debe llegar al gobierno. Las luchas contra las dictaduras no están garantizadas. Estás enfrentando a un enemigo que usa las armas y la policía política para reprimir, torturar, matar y expulsar del país. Estos planteamientos que les he visto a algunos países de "como esto no funcionó en términos del expresidente Guaidó, no podemos repetirlo". ¿Cuál es entonces la alternativa? ¿No hacer nada?

Esto de anteponer como argumento que como no resultó el caso de Juan Guaidó, que fueron unas manifestaciones pacíficas y mayoritarias en favor de él, pues no hay nada más que hacer. Si vemos a todos los gobiernos comunistas de Europa del Este que cayeron, ¿Cuántos levantamientos hubo, cuántos aplastamientos de gente hubo? Pero al final sí funcionó. Lo vimos el año 89' por televisión.

"Estás enfrentando a un enemigo que usa las armas y la policía política para reprimir, torturar, matar y expulsar del país"

¿Es esa la postura que ha escogido el presidente de Chile, Gabriel Boric?

El presidente Boric, con todo el respeto que merece, no conoce lo que es la lucha contra las dictaduras. No sabe cuán duras pueden ser. Ha guardado silencio con respecto a Cuba, en un momento estuvo muy entusiasta con los bolivarianos y los sandinistas. Aquí hay una historia de él muy vinculada con dictadores. El presidente Boric, cuando era diputado, lo vi muy activo durante el gobierno institucional de Sebastián Piñera insultando en la calle a las Fuerzas Armadas y de Orden. Recuerdo haberlo visto muy activo, con mucha gesticulación, criticando e insultando a los uniformados delante de las cámaras de televisión. Esto no es así. 

¿Y sobre su mirada crítica al reconocimiento que se le dio a Juan Guaidó?

El presidente Boric debería ser mucho más cuidadoso a la hora de hablar de Juan Guaidó. Él fue un presidente que se la jugó, que terminó arriesgando su vida, la de su hija y la de su señora. Pese a todo el apoyo internacional y del pueblo venezolano que tuvo, sabemos en lo que terminó. La dictadura de Venezuela decidió ignorar la voz mayoritaria.

Durante su estadía en el Ministerio de Relaciones Exteriores, se limitó la presencia diplomática de Chile en Venezuela a un funcionario encargado de llevar adelante los negocios. ¿Por qué se hizo eso?

Nosotros decidimos en el Gobierno de Sebastián Piñera que no correspondía tener un embajador en Venezuela. Tampoco correspondía cortar las relaciones y por eso dejamos a la embajada sólo a cargo de llevar adelante los negocios. No estaban dadas las circunstancias para que un embajador pudiera desplegar sus labores como corresponde. También lo hicimos porque queríamos lanzar una señal hacia la dictadura de Maduro. Tuvimos una atención muy grande de parte del régimen. Maduro supo desde el primer momento que no estábamos con él.

El Gobierno de Gabriel Boric, sin embargo, dio marcha atrás en la decisión...

El Gobierno de Gabriel Boric restituyó al embajador, a quien ni siquiera llaman a consulta al momento en que se difunden todo tipo de insultos en contra del presidente. Cuando uno como país no se hace respetar y le insultan y no tomas medidas que le cueste algo al otro, te siguen atacando. La trama terminó en insultos duros y parejos. Boric fue calificado de "pinochetista", de ser un "cachorro del imperialismo". No se tomaron decisiones. Eso es un error gravísimo.

¿A qué apuesta Nicolás Maduro? ¿A que el mundo se olvide de Venezuela?

Maduro, que no es un estratega destacado, está actuando según el libreto escrito por Cuba. Lo demostró Fidel Castro hasta su muerte y lo sigue demostrando su hermano, que sigue en el poder después de 65 años. No importa lo que se diga, no importa cuánta gente haya que meter presa, cuántas penurias debe pasar el país, cuánta gente se vaya al exilio, lo que diga la comunidad internacional, el poder no se entrega. Eso es lo que está detrás. Venezuela es un país con fuerte presencia de tropas especiales cubanas. Eso es el libreto principal al que se ha adscrito Maduro. Siempre está la posibilidad de que la presión internacional y las sanciones económicas y comerciales puedan crear una situación insostenible que cree una división al interior de las Fuerzas Armadas. Por eso hay que insistir.

Recordemos, sin embargo, que detrás de Cuba, está el apoyo de Rusia, China e Irán. Dentro de este marco internacional y debido a que Estados Unidos se encuentra en un periodo preelectoral, dudo que dejen el poder bajo las circunstancias actuales. Por eso es clave aumentar la solidaridad y la denuncia internacional. No podemos estar con 'medias tintas'. Debemos hacer responsable a Maduro de la violación a los DDHH que está ocurriendo.

¿Es viable una salida a la crisis con Maduro respondiendo ante la Corte Penal Internacional? ¿O será necesario ceder, amnistiar y evitar perseguirlo desde la Justicia?

Lo que corresponde es que sean las fuerzas opositoras, con el apoyo internacional, las que decidan cuáles son las opciones a considerar para que el país avance sin trauma, sin violencia, hacia la recuperación de la democracia. Son los venezolanos y ante todo la dirigencia venezolana la que debe trazar ese camino y comunicar a la comunidad internacional cuál es el siguiente paso. Con el reconocimiento del triunfo de Edmundo González, lo que nos corresponde a nosotros más que dictar alternativas, es respaldar los pasos de una oposición que ha demostrado ser pacífica, mayoritaria y de querer una transición hacia la democracia con el menor costo de sufrimiento y de vidas humanas.