Alfredo Romero (Caracas, 1969) tiene grabado en su cabeza un número: 336. Se trata de la última estadística de presos políticos en Venezuela registrada por Foro Penal, la ONG venezolana que atesora la memoria colectiva que el Gobierno de Nicolás Maduro quiere esconder. Esta organización, formada por más de 4.000 activistas entre abogados y voluntarios, ha recopilado una exhaustiva base de datos que acredita la represión chavista: detenciones, torturas y asesinatos. Una misión, la de poner rostros, nombres y apellidos al miedo, que para Alfredo Romero comenzó en 2002.
El 11 de abril de ese año, Venezuela estalló con un intento de golpe de Estado contra Hugo Chávez. Romero, abogado especialista en políticas públicas y derecho bancario, recuerda que asesoró a la familia de una de las víctimas de esa convulsa jornada. “Me uní a esta causa de los derechos humanos a raíz del asesinato de un muchacho llamado Jesús. Decidí representar a su familia pro bono para demandar al Gobierno por crímenes de lesa humanidad… y hasta hoy. Nuestro trabajo ha ido creciendo al ritmo que han aumentado las protestas en Venezuela: la represión, al igual que las detenciones, torturas y asesinatos se han multiplicado”.
Cuando faltan nueve días para las elecciones presidenciales que Maduro ha adelantado y después retrasado en contra del criterio de la oposición y a pesar de la creciente presión internacional, EL ESPAÑOL conversa con Alfredo Romero, hoy director ejecutivo de Foro Penal, sobre el laberinto de Venezuela, un país roto y arrollado por una una devastadora crisis económica que llega a una cita electoral histórica con una oposición dividida y acorralada que ni siquiera comparecerá en las urnas.
El vuestro es un trabajo incómodo para el chavismo. ¿Cómo dificulta Nicolás Maduro vuestra tarea?
Evidentemente no somos una organización que Maduro quiera mucho; nos ha llegado a llamar criminales. Nuestro límite como organización son los derechos humanos, denunciar los casos en los que se atacan estos derechos. Pero en ningún caso hacer política. Evidentemente nuestra repercusión en los medios privados allí es algo bien difícil. Nos ayudan los medios online, pero sobre todo a través de las redes sociales podemos hacernos escuchar.
Es fundamental que nuestro mensaje llegue a todo el mundo porque una de nuestras misiones principales es aumentar el coste político de la represión, que no le salga gratis a Maduro. Si no existiéramos hoy para denunciar esta situación de represión, el número de detenidos sería mucho mayor y nadie sabría quiénes son. Serían invisibles.
El último dato de presos que tenéis publicado es 336.
Exactamente. Actualizamos los datos cada semana porque el número varía con frecuencia. Esto se debe a lo que nosotros llamamos efecto “puerta giratoria”: mientras encarcelan a unos liberan a otros con el objetivo de mantener un promedio mensual. Ahora este dato está muy alto, cien más que el año pasado en estas fechas.
¿La ola de detenciones está relacionada con las presidenciales del próximo día 20 de mayo?
No sabría identificar si hay una relación directa. Influye mucho la necesidad que tiene este régimen de responsabilizar a alguien, de justificar sus fracasos en política como una forma de presión y propaganda.
No hay ganas de votar, la gente está pensando sobrevivir, combatir el hambre o escapar de Venezuela
¿Cómo es la situación general de los presos en Venezuela?
Desde el punto de vista cualitativo la represión ha aumentado considerablemente en los últimos años. Yo estoy viendo casos de tortura como nunca antes. Estamos recopilando los distintos métodos de tortura que se han convertido en sistemáticos para que los detenidos confiesen o delaten a otras personas. Estamos ya en un punto en que los casos de descargas eléctricas ya no me impresionan… Me preocupa por ejemplo el creciente número de detención de menores de edad.
Con Maduro se están superando todos los límites, el chavismo se ha quitado la careta. Incluso se está utilizando a los familiares de las personas que el Gobierno quiere detener para presionarles y extorsionarles. Si no encuentran al que quieren encarcelar, se llevan a un hijo. Le ha pasado a Omar Lares, hijo de un alcalde. Lleva más de 9 meses en la cárcel sin una orden judicial.
No hace falta ser político para acabar preso. ¿Qué ‘pecado’ puede llevarte a la cárcel en Venezuela?
A día de hoy, sólo hay 12 dirigentes políticos entre rejas. El Gobierno venezolano rechaza llamarlos presos políticos alegando que son políticos presos por haber cometido delitos. Eso es mentira. Se supone que debe haber una acusación, una defensa y una condena. No las hay. Ni siquiera se celebran audiencias preliminares antes de ir a prisión en el 90% de los casos. Hasta hace poco sólo un 10% de los presos políticos habían sido condenados.
Tampoco hay que olvidar que en este último año el número de militares presos ha crecido bastante. Hay una persecución en el sector militar que en la mayoría de los casos es preventiva.
Creer que la abstención y la presión internacional vayan a servir para acabar con Maduro es absurdo
¿Los dirigentes políticos reciben un trato diferente al resto de presos?
Mientras más conocido eres, más “coste político” representas. Un político es más popular y “vale” más, si se puede decir así... Quizá estén en una situación más cuidada, aunque no necesariamente. Leopoldo López, por ejemplo, está en arresto domiciliario, su situación como preso está más controlada. Pero hay políticos que no son conocidos que están en situaciones muy difíciles.
¿Cómo es la vida después de la cárcel en Venezuela? ¿Qué secuelas son más comunes?
Muchos de los voluntarios del Foro Penal han estado en la cárcel y saben lo que es vivir esas situaciones… Tenemos algunos psicólogos en nuestra organización para hacer un seguimiento a los que salen y también para ayudar a sus familias.
Está el caso de Efraín Ortega que fue liberado hace unos meses, cuando llegó la primera vez era casi como un zombie… no se terminaba de acostumbrar. Otros salen y vuelven a su activismo... y los vuelven a encarcelar. Hay otros que se han quedado en la calle.
Vive en Caracas y estamos en la recta final de la campaña electoral. Me gustaría que nos contará de primera mano cómo se está viviendo allí estos días. ¿Se siente llamado a participar en estos comicios?
Estas elecciones no son libres por una cuestión muy simple: no hay competencia política a Maduro. Los líderes más importantes de la oposición están encarcelados, fuera del país o inhabilitados. Los principales partidos políticos también están vetados. La actitud de la gente en la calle es muy pasiva, no hay ánimo por ir a las urnas, esta sensación no existe, la población está pensando en cómo sobrevivir, cómo combatir el hambre o cómo escapar del país. Estas elecciones son una coartada para que Maduro pueda proclamar en el exterior para quien lo crea que no es un dictador.
La coyuntura es crítica. El Gobierno sabe que la única salida es la electoral, por eso ha respaldado a candidatos para estas elecciones que hacen presuntamente de opositores. Es el caso, por ejemplo, de Henri Falcón.
Hay que tener las bolas bien arrechas para ser un líder político opositor en Venezuela
¿Cree que la abstención es una respuesta suficiente?
La fórmula de la abstención que promulga la oposición hace que muchas personas en Venezuela se pregunten qué hacer el día 20 de mayo. El problema está en cómo capitalizar esta abstención. ¿Hacia dónde debe ir la gente: debe quedarse en casa durmiendo o hay que hacer alguna acción de protesta? Debería haber alguna decisión política al respecto.
La estrategia del Frente Amplio Venezuela Libre para estas elecciones es promover la abstención y que la comunidad internacional condene estas elecciones y no reconozca el resultado. ¿Espera que esa presión precipite un cambio en el Gobierno venezolano?
La oposición siempre se va a ver dividida porque esa es una de las estrategias del Gobierno. Pero sí hay una cierta decepción en la población venezolana. El año pasado la gente quería mantenerse en la calle y la oposición tuvo que retroceder en gran parte por las presiones gubernamentales y por seguridad. No era fácil continuar en la calle así.
[La oposición] ha encadenado una serie de desaciertos: fueron a unas elecciones locales y a otras no. Ha sido un desastre de comunicación y hay un vacío de mensaje político increíble dentro de la oposición.
Creer que la abstención y la presión internacional vayan a servir para acabar con Maduro es absurdo. Es creer en la magia. Los Gobiernos no se caen solitos. Hay que tener las bolas bien arrechas para ser un líder político opositor en Venezuela.
Zapatero ha trabajado totalmente en pro del Gobierno, su papel con los presos políticos ha sido un engaño
Describe muy claramente una situación que parece no tener ninguna salida.
Hay mucha gente que piensa que la situación económica insostenible condenará al Gobierno porque un país no puede aguantar mucho tiempo así. No estoy de acuerdo. Este Gobierno está diseñado para que no exista economía y para convertir a las personas en esclavos. Así es como tienes el control político.
¿Qué puede pasar? (...) Estas semanas son clave para el futuro. El hecho de que haya una opinión internacional importante que establezca que estas elecciones no son libres ni legítimas es fundamental para presionar al Gobierno.
¿Pero usted ve a Maduro cediendo o cancelando las elecciones ante la presión internacional?
No, claro que no. El Gobierno apuesta a ganar, que es siempre mejor que perder, algo que la oposición parece no entender.
El papel de Rodríguez Zapatero ha sido muy criticado por la oposición, ¿cómo valora su mediación?
Sin caer en críticas personales, lamentablemente Zapatero ha trabajado totalmente en pro del Gobierno. En tema de derechos humanos, se vendió que era un abanderado para la liberación de los presos políticos. Con nosotros, que tenemos un profundo conocimiento de la situación de los presos, Zapatero no se ha reunido y sí que pedimos una reunión con él. Lo de Zapatero en cuanto a los presos políticos es un engaño total.
Usan a los presos políticos como fichas de negociación. Dicen que Zapatero logró la liberación del preso Gabriel San Miguel, pero después llega el Gobierno y te encarcela a otros 20. Bajo mi punto de vista, lo que ha hecho Zapatero es alimentar que el Gobierno juegue con los presos políticos como moneda de cambio. Yo creo que ese tema debería estar fuera de cualquier mesa de negociación. Primero que liberen a todos los presos y luego que se sienten a hablar. Y no puede existir un diálogo sin que los factores en conflicto participen. Hasta ahora, el diálogo sólo ha servido para que el Gobierno gane tiempo y fuerza.