Máximo Napa el pescador peruano que sobrevivió 95 días perdido en el océano Pacífico.

Máximo Napa el pescador peruano que sobrevivió 95 días perdido en el océano Pacífico.

América

Un pescador peruano sobrevive 95 días a la deriva en el Pacífico comiendo cucarachas: "Mi nieta de 2 meses me daba fuerzas"

Una patrulla pesquera de Ecuador lo halló en estado crítico: deshidratado y al borde de la muerte.

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Máximo Napa, un pescador peruano, ha regresado a casa junto a su familia tras haber vivido una pesadilla en el océano Pacífico, donde pasó 95 días perdido luchando por sobrevivir. Su historia, marcada por la desesperación y la esperanza, comienza el 7 de diciembre, cuando partió desde el puerto de San Juan de Marcona, en Ica, un pequeño pueblo en la costa sur de Perú, con su barco artesanal "Gatón 2", con la intención de emprender un viaje de pesca que duraría dos semanas.

Sin embargo, el clima tormentoso cambió drásticamente sus planes. A tan solo diez días de haber zarpado, su bote fue arrastrado por el viento y la corriente, llevándolo lejos de su rumbo original, a la deriva en el océano. La última señal que se recibió lo ubicaba a 40 millas -aproximadamente 64,37 kilómetros- de la Isla Santa Rosa, en Pisco, Perú. A partir de ese punto, pescadores, autoridades marítimas y la comunidad local comenzaron a buscarlo, pero a pesar de sus esfuerzos, los días pasaban sin que se lograra encontrar pistas.

Mientras su familia comenzaba una angustiosa búsqueda, las patrullas marítimas de Perú no lograron dar con él. No fue hasta el miércoles pasado cuando, a más de 1.094 kilómetros de la costa ecuatoriana, una patrulla pesquera de dicho país lo halló en estado crítico: deshidratado y al borde de la muerte.

Máximo Napa el pescador peruano que sobrevivió 95 días perdido en el océano Pacífico.

Máximo Napa el pescador peruano que sobrevivió 95 días perdido en el océano Pacífico.

Al reencontrarse con su hermano en Paita, cerca de la frontera con Ecuador, Máximo relató cómo había luchado para mantenerse vivo. "No quería morir", confesó con voz débil, pero firme.

"Comí cucarachas, pájaros… lo último que comí fueron tortugas". A pesar de la cruel realidad que enfrentaba, se aferraba a la esperanza de regresar con su familia, especialmente con su nieta de dos meses, que siempre estaba en sus pensamientos. Mientras la lluvia le daba algo de agua para calmar su sed, las semanas pasaban y la comida se agotaba. Al final, pasó los últimos 15 días sin probar bocado.

"Pensaba en mi madre todos los días", relató, agradecido por haber recibido una segunda oportunidad de vida. Su madre, Elena Castro, había seguido con esperanza el curso de los días, aunque en su corazón comenzaba a flaquear la fe. "Le pedí al Señor que me lo devolviera, vivo o muerto, solo para verlo", confesó a la televisión local. Sin embargo, sus hijas nunca perdieron la esperanza. "Mamá, volverá, volverá", le decían con firmeza.

Ahora, después de haber pasado por un riguroso proceso de recuperación, Máximo tiene previsto someterse a más controles médicos en Paita, antes de continuar su viaje hacia Lima, donde finalmente podrá reunirse con los suyos y dejar atrás los días de angustia en el océano.