Kamala Harris, el pasado jueves en un evento de campaña en Chandler, Arizona.

Kamala Harris, el pasado jueves en un evento de campaña en Chandler, Arizona. Evelyn Hockstein Reuters

EEUU LA CUENTA ATRÁS

Nevada y Arizona, claves para Trump y Kamala: por qué el futuro de EEUU depende más que nunca del lejano Oeste

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Kamala Harris y Donald Trump han acudido en la última semana a pedir el voto para llegar a la Casa Blanca a miles de kilómetros de la residencia presidencial, en el mismo lejano Oeste que hace décadas contaba muy poco en la batalla electoral: Arizona y Nevada, dos estados que han visto incrementar su población en muy poco tiempo y han ido ganando protagonismo hasta convertirse en territorios tan decisivos, se han convertido en destino habituales para ambas comitivas de campaña durante el sprint final de la carrera electoral.

Así, en la última semana, Harris y Trump han organizado varios mítines multitudinarios para pedir el voto en Nevada, con algo más de tres millones de habitantes, y en Arizona, con siete millones de habitantes.

Otros estados cercanos cuentan con el doble y el triple de población, como California y Texas, y otorgan muchos más delegados electorales al ganador (54 y 40, respectivamente), pero el vencedor en ambos se conoce de antemano (Harris en el primero y Trump en el segundo). Sin embargo en Arizona y Nevada las encuestas no consiguen predecir un favorito que no entre en el margen del error del estudio.

Carrera ajustadísima

En Nevada, la media de los sondeos sitúa a Harris con el 47,7% de los votos y a Trump con el 47,1%. Es decir, un puñado de centenares de papeletas decantaría al ganador del estado de acuerdo con el agredador 538.

En Arizona, por su parte, Trump lograría una ventaja de cinco puntos frente a Harris (51% vs 46%) si atendemos a la última encuesta del New York Times, que arroja un resultado totalmente opuesto al del Wall Street Journal (48% para Harris y 46% para Trump).

Además de la división simétrica de sus votantes, ambos estados comparten características geográficas —amplias zonas desérticas y unos pocos núcleos de población como Las Vegas y Phoenix— y demográficas —rápido crecimiento de población e incremento de hispanos—, y su historial electoral, aunque diferente en el inicio, ha ido asimilándose: en Nevada los demócratas han ganado desde 2008 con márgenes cada vez menores, mientras que en Arizona siempre habían triunfado los republicanos hasta que Biden ganó por la mínima en 2020.

Nevada: 6 delegados imprescindibles

De todos los estados decisivos de estos comicios (Nevada, Arizona, Michigan, Wisconsin, Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia), Nevada es el que menos delegados para el Colegio Electoral entrega, solo 6 frente a los 19 de Pensilvania. Pero ninguno de los dos candidatos puede dejarlo pasar por alto, especialmente cuando ya ha abierto el plazo para votar por correo.

Trump, consciente de ello, urgió esta semana pasada a votar por él durante un mitin en un casino de Reno, la segunda localidad del estado después de Las Vegas: “Os estoy pidiendo solo una cosa: Votad. Salid y votad”. En sus 90 minutos de discurso el magnate dejó una ristra de promesas en dos asuntos que definen la contienda en este particular territorio: la economía y el petroleo.

"Nos convertiremos rápidamente en independientes energéticamente, como lo éramos antes, y haremos de Estados Unidos el productor de energía dominante en el mundo con diferencia. Haremos fracking, fracking y más fracking”, aseguró tras afirmar que reducirá las restricciones medioambientales porque bajo sus pies hay “liquido dorado”.

Días después, Trump regresó a Nevada para participar en un acto con empresarios de Las Vegas, ciudad que cuenta con uno de sus conocidos rascacielos y en la que aseguró estar “en contacto” con los camareros y otros trabajadores.

Trump también cedió el micrófono a hispanos que protestaron por el aumento del coste de vida en los últimos años. “Son un grupo de personas increíble. Es un honor tenerles de mi lado”, les dijo todos ellos.

Pelea por los hispanos

Aunque, según una encuesta de Univisión, la principal cadena televisiva en español de EEUU, Harris cuenta con un apoyo del 51% entre los hispanos frente al 39% de Trump, el republicano ha ido sumando cada vez más apoyos entre la población latina. De hecho, en algunos estados como Florida es uno de los colectivos donde cosecha más votos, un patrón que quiere replicar también en el Oeste.

Aunque Harris no está dispuesta a ceder su ventaja con los hispanos: un par de día antes de la visita del conservador, la demócrata viajó también a Las Vegas para participar en un encuentro con ciudadanos que fue retransmitido en horario de máxima audiencia por Univisión y con traducción simultanea al español, un idioma cada vez más hablado en Nevada ya que son la población que más crece (el 20% de los votantes actuales se consideran hispanos).

“Es importante que reconozcamos quiénes son esta población de jóvenes que han sido tan productivos y están preparados para hacer lo que sea necesario por cumplir la ley. Creo que eso debería obligarnos a estar de acuerdo en que no deben vivir con miedo y poder obtener la ciudadanía”, afirmó al ser preguntada por los miles de migrantes latinoamericanos que llegaron hace décadas con estatus protegido pero aún no cuentan con pasaporte estadounidense.

Arreglar el sistema migratorio “roto” del país, garantizar la cobertura sanitaria y la protección de pequeños negocios fueron las grandes promesas que dejo Harris.

Al mismo, la campaña demócrata está invirtiendo en anuncios bilingües por todo el estado. Por ejemplo, en El Mundo y El Sol, dos diarios ampliamente consultados entre los latinos, es habitual ver anuncios con eslóganes como “Cuando votamos ganamos” o “¡Vota por los demócratas”.

Maricopa

Por su parte, a unas cinco horas de coche, ya en Arizona, se ubica el condado que durante varios días centró la atención mundial durante el recuento agónico de 2020: Maricopa.

Al igual que Nevada, Arizona es conocido por sus zonas desérticas y más del 60% de su población se concentra en ese único condado ubicado en torno a la capital del estado, Phoenix, la quinta ciudad mas habitada de Estados Unidos, por delante de otras más conocidas como Filadelfia o Dallas.

Allí, los republicanos habían ganado las elecciones de manera ininterrumpida desde el año 2000, aunque con un margen menor en cada convocatoria: En 2016, Trump venció a Hillary Clinton con el 47% de los sufragios mientras que en el 2000 George W. Bush se impuso a Al Gore con el 53%.

El cambio de tendencia era inevitable y se confirmó en 2020, cuando Biden logró el 50% de los votos frente al 48% de Trump.

Fue recuento agónico, que se alargó durante días en los que decenas de fanáticos se concentraron frente a los colegios electorales para interrumpir el proceso (algunos de los cuales también participarían en el asalto al Capitolio como ‘Q-Shaman’), multitudes de trabajadores recibieron amenazas y la empresa encargada de la gestión de los sistemas de votación interpuso denuncias a medios de extrema derecha por afirmar que habían incurrido en un pucherazo.

Cambio demográfico

La principal explicación al triunfo de Biden se daba, sin embargo, en el cambio demográfico que lleva años experimentado Phoenix, una de las capitales que más crece por llegada de latinos (más del 30% de la población) y de jóvenes procedentes de California en búsqueda de un coste de vida más asequible.

En el año 2000 Arizona solo repartía 8 delegados electorales y en 2024 reparte 11, mientras que otros estados como Pensilvania han pasado de 23 a 19 representantes durante el mismo periodo.

En Arizona, además, la figura de John McCain, candidato republicano contra Barack Obama en 2008 y representante del ala más moderada del Partido Republicano, sigue muy presente hasta el punto de que hay tres partidos: “republicanos de Trump, republicanos de McCain y demócratas”, según un análisis del Noble Predictive Insights, una empresa de encuestas políticas con sede en Phoenix.

El reto de Harris y Trump en Arizona es, por tanto, convencer a los republicanos de McCain, quien falleció en 2018, para llevarse los 11 delegados que aporta el estado.

“Para que nosotros, como Estados Unidos, mantengamos nuestro estatus como la democracia más fuerte del mundo, necesitamos un sistema bipartidista saludable", dijo Harris apelando al votante indeciso astutamente este fin de semana durante un evento celebrado en Arizona.

Trump estuvo allí dos días antes y prometió “rescatar” a Arizona, estado fronterizo con México, de la “invasión” migratoria.

"Rescataré a Aurora y a todas las ciudades que han sido invadidas y conquistadas", dijo, consciente de que la inmigración está entre las principales preocupaciones de los habitantes de este territorio.