El senador Lindsey Graham, tras el encuentro entre Trump, Vance y Zelenski.

El senador Lindsey Graham, tras el encuentro entre Trump, Vance y Zelenski. Nathan Howard

EEUU

El ala republicana más dura avisa a Trump del precio de traicionar a Ucrania: "Puede acabar peor que Afganistán"

Marco Rubio y Lindsey Graham, miembros del ala más conservador en lo económico y lo religioso del Partido Republicano, han matizado en los últimos días el agresivo discurso de Trump y Vance respecto a Ucrania.

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Hablar de una corriente interna en el Partido Republicano, insatisfecha con las políticas de Donald Trump, sería hablar demasiado: allí donde importa, es decir, en el Senado y en la Cámara de Representantes, los republicanos han mostrado una reverencia total hacia su líder con contadísimas excepciones. Otra cosa es que se pueda disentir de determinadas decisiones concretas. Por ejemplo, el New York Times publicaba el pasado viernes la noticia de una supuesta trifulca entre Marco Rubio, secretario de estado, y Elon Musk, director del DOGE, entidad encargada de la optimización de los recursos federales.

Rubio pertenece al ala más conservadora y religiosa del Partido Republicano. Aunque se presentó como candidato a la nominación republicana en 2016 frente a Trump, su relación con el multimillonario es excelente desde sus tiempos de presidente de la Cámara de Representantes de Florida, donde Trump tiene su residencia en Mar-a-Lago. Rubio no ha tenido demasiados problemas en adaptarse a la retórica MAGA, pero en su momento fue un defensor de la causa ucraniana y pertenece a ese grupo de políticos republicanos “de toda la vida” que ven con recelo a los recién llegados como Musk.

A ese mismo grupo pertenece el senador por Carolina del Sur, Lindsey Graham. Graham es un republicano de la vieja guardia, un experto en política internacional y un viejo amigo de Trump, con quien juega habitualmente al golf. Durante años, Graham ha sido una especie de mentor de Trump, igual que lo podría ser Steve Bannon en el aspecto nacional-populista. Durante la pasada legislatura, Graham se caracterizó por ser de las voces republicanas más activas, tal vez junto al sempiterno líder del Senado, Mitch McConnell, a la hora de apoyar a Ucrania y aprobar todos los paquetes que pasaban por el Congreso.

Sin embargo, la posición de Graham pareció variar después del incidente del pasado 28 de febrero en el Despacho Oval. El senador republicano apoyó a Trump y a su vicepresidente, JD Vance, y criticó duramente al mandatario ucraniano Volodímir Zelenski, a quien tanto había alabado en anteriores ocasiones. Graham llegó a decir que “tal vez, Zelenski no sea la persona con la que debamos negociar”, en lo que se consideró un guiño a la deriva prorrusa de la Administración Trump. Afortunadamente, no es el caso.

Una peligrosa señal de debilidad

Que a la Casa Blanca les sobra Zelenski es algo más que sabido. Le sobra a Trump, en primera persona, por su mala relación desde el mismo momento en el que el presidente ucraniano ganó las elecciones en 2019 y se negó a aceptar el chantaje para investigar en profundidad los negocios de Hunter Biden en su país y la posible influencia de su padre en los mismos. Aparte, es el enemigo número uno de Vladímir Putin y, de hecho, la “operación militar especial” tenía como uno de sus fines descabezar al Gobierno de Kiev. Razones de sobra para que los republicanos se lancen al actual acoso y derribo.

Ahora bien, al menos en el caso de Graham, una cosa es Zelenski y otra cosa es Ucrania. En entrevista a la cadena FOX News —ni más ni menos—, el senador por Carolina del Sur expresó la necesidad de seguir apoyando a Ucrania tanto militarmente como en funciones de inteligencia. Graham desvinculó esta ayuda del acuerdo por los minerales raros, que parece no bastar al presidente Trump, y de la continuidad del propio Zelenski al frente del Gobierno.

Según Graham, la marcha del presidente ucraniano sería deseable, así como la entrada en vigor de un alto el fuego, pero no a cualquier precio. Dicho esto, le parece un suicidio político suspender la ayuda y dejar a Ucrania sola en esta circunstancia. “Puede ser peor que lo que sucedió en Afganistán”, afirmó el senador, en referencia a la desbandada estadounidense de agosto de 2021 con la que empezó el declive de la Administración de Joe Biden en materia de política exterior.

Siempre se ha dicho que la gestión de esa retirada y el acuerdo previo de ceder Afganistán a los talibanes como si tal cosa fueron señales que Putin interpretó como debilidades a aprovechar y que le llevaron a anticipar la invasión de Ucrania a febrero de 2022. Las imágenes del caos logístico y el abandono absoluto a un Gobierno que los propios Estados Unidos habían tutelado y a todos los colaboradores que quedaron expuestos ante el avance talibán dañaron muchísimo la reputación norteamericana y supusieron un perjuicio inmenso para la popularidad de Biden, incluso dentro de su propio país.

Marco Rubio modera el discurso

Graham no criticó directamente la gestión de Trump, pero sí introdujo matices: “Hasta que tengamos un alto el fuego, le daría a Ucrania lo que necesiten en cuanto a inteligencia y armas para defenderse”. Esto va en contra de la estrategia de Trump, que parece ser abandonar por completo a Zelenski para que se dé cuenta de que necesita a Estados Unidos para combatir a Rusia y, por lo tanto, acepte la “paz” que se le ofrece, es decir, una rendición sin garantías.

Tampoco comparte el senador republicano el entusiasmo hacia Putin: “En cuanto a Rusia, introduciría sanciones en su sector bancario y su sector energético la semana que viene, para forzarles a sentarse a la mesa. Si no se comprometen a un alto el fuego y a negociar la paz con nuestra administración, deberíamos freírlos a sanciones”. Aunque Trump insinuó algo parecido el pasado jueves, para el viernes ya había cambiado de opinión. Por mucho que Rusia sea el agresor y en su mano esté la retirada de Ucrania y el consiguiente alto el fuego, Trump nunca ha exigido tanto de ellos. Al revés, al referirse a las matanzas de civiles en Kiev y en otras ciudades, declaró: “Putin está haciendo lo que haría cualquiera”.

Por su parte, Marco Rubio viajó este lunes a Arabia Saudí, donde se reunirá por separado con delegaciones de Ucrania y de Rusia, sin saber al cien por cien “hasta qué punto están lejos de un acuerdo”. Al bordo del avión oficial, Rubio recalcó que los objetivos militares de ambos bandos están muy lejos de cumplirse: “Ni Rusia va a conquistar toda Ucrania, ni Ucrania va a recuperar sus territorios en un tiempo razonable”. Según el secretario de Estado, cualquier acuerdo de paz pasa por la renuncia ucraniana a su integridad territorial. No especificó qué tendrá que ceder Rusia, aunque sí mostró un tono más conciliador que Trump, Vance o Musk y vino a reconocer que un acuerdo económico por los minerales ucranianos suponía tácitamente una garantía de seguridad para Kiev. Veremos qué opina mañana.