Mientras el socialista François Hollande continúa con su popularidad por los suelos (un 84% de los franceses le considera un mal presidente según el barómetro Odoxa) y sigue deshojando la margarita del Elíseo sin dejar claro si se presentará o no a las presidenciales francesas de la próxima primavera, la contienda en la derecha ha dado el pistoletazo de salida después de que este miércoles se hicieran públicas las candidaturas que han obtenido los suficientes apoyos para las primarias conservadoras de finales de noviembre.
Serán siete los contendientes sobre el papel, pero si las encuestas no se equivocan mucho la realidad es que son únicamente dos las personas que tienen opciones de liderar el frente conservador -y de centro, como recalcan algunos candidatos: el expresidente francés y exlíder del refundado partido conservador ahora llamado Los Republicanos, Nicolas Sarkozy, contra el ex primer ministro de la época de Jacques Chirac y también exministro de Exteriores, Alain Juppé.
Cada uno representa una visión de la derecha no extremista: el ala dura de Sarkozy, con un discurso más ferreo en cuanto a temas de seguridad, terrorismo o inmigración; y el ala moderada de Juppé. Una encuesta publicada el 15 de septiembre para France Télévisions mostraba un empate entre ambos, con un 37% de los votos.
El siguiente en la lista era el ex primer ministro de Sarkozy, François Fillon, que también defiende mano dura en los tres temas mencionados, pero obtenía únicamente un 10% de los apoyos. Un denominado “bebé de Chirac”, Bruno Le Maire, le seguía de cerca con un 9% y la única mujer que entra en la contienda, la exportavoz de Los Republicanos Nathalie Kosciusko-Morizet, ya bajaba hasta un escaso 3%...
En estas primarias se decidirá no sólo el rumbo que quiere tomar el centroderecha del país vecino -con Sarkozy a veces rozando un discurso similar al de la líder del xenófobo Frente Nacional, Marine Le Pen-, sino que con gran probabilidad se definirá la forma que tomará Francia a partir de 2017: un 84% de los franceses cree que el ganador de las primarias conservadoras tiene muchas papeletas de sustituir a Hollande al frente del país, según el barómetro mensual Odoxa para la radio France Inter y el diario L'Express publicado este martes, 20 de septiembre.
Más aún: Alain Juppé es el político más valorado en Francia (39% a favor y sin voces en contra entre los diez primeros menos valorados), con gran ventaja sobre Sarkozy, en décimo lugar (sólo con un 23% de los apoyos, además de un 54% de los franceses que le considera el peor político, el cuarto entre los peor valorados, justo detrás de Le Pen). Aunque ojo, porque a la vez la ultraderechista es la cuarta más valorada según este último sondeo (entre medias, el ministro de Economía de Hollande, Emmanuel Macron, y el líder de Movimiento Demócrata, François Bayrou).
Entre la moderación y la fina línea con el populismo
La balanza general en Francia se debate entre la moderación de Juppé, y el populismo de derechas que ha cobrado fuerza, un tren al que se ha subido por momentos Sarkozy con declaraciones ensalzando la “identidad” nacional y recriminando, por ejemplo el pasado junio, que en Francia exista “un islam militante que se nos presenta como un bloque e impone a sus fieles reglas vitales opresoras”. El expresidente francés aseguró que existía “un riesgo de enfrentamiento” si no se conseguía que todo el mundo respetara las mismas reglas. El presidente del Observatorio Nacional contra la Islamofobia, Abdallah Zekri, respondió completamente indignado: “El señor Sarkozy va más lejos que el Frente Nacional con el pretexto de combatirlo; parece estar ahí para avivar el fuego”.
Alain Juppé, en el lado contrario, habla de “identidad alegre” y alertó esta misma semana sobre aquellos que provocan la “histeria” sobre el islam. Defiende la prohibición del velo en las escuelas, porque considera que las menores carecen de la madurez suficiente para tomar la decisión de llevarlo, recogió Le Figaro sobre un encuentro del político con unos universitarios el pasado lunes. Pero cree que hay que llegar a un “acuerdo global” con los ciudadanos musulmanes sobre las normas de la laicidad, que es una de las bases del Estado francés.
Sobre migrantes y refugiados, la solución que ofrece Sarkozy es cerrar las fronteras mientras el tratado Schengen no se renegocie, informó Le Monde. Lo prometió este miércoles durante su visita al puerto de Calais, donde muchos esperan su oportunidad para colarse en un vehículo que les lleve al Reino Unido por el Eurotúnel y donde el expresidente se negó a visitar el campo informal de migrantes y demandantes de asilo argumentando que él lo que quiere es deshacerse de él (el actual Gobierno de Hollande también comenzó su desmantelamiento, aunque continúa en pie). Juppé visitó la denominada 'Jungla de Calais' en enero, recordó el diario galo.
Sarkozy también propone retirar la ley que desde 2013 permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras que Juppé -que por momentos parece socialista- respondió a esa idea que la prohibición de amarse a los homosexuales es algo del pasado ya superado. En 2014 ya se declaró “favorable” a que estas parejas pudieran adoptar.
A Juppé, actualmente alcalde de Burdeos, se le recrimina que ya tiene 71 años, mientras que Sarkozy cuenta una década menos. Ambos son políticos de amplia trayectoria. Entre el 20 y el 27 de noviembre se decidirá quién de ellos deberá liderar la candidatura que buscará tumbar definitivamente al Partido Socialista.