"Irak no representa una amenaza inmediata que justifique una guerra inmediata". Una de las actuaciones por las que el expresidente francés, Jacques Chirac, pasará a la historia es su férrea oposición a la guerra de Irak promovida en 2003 por el entonces presidente estadounidense George W. Bush, tras el trauma de los atentados del 11-S en Nueva York y Washington. Muchas de las divisiones que acechan a la Unión Europea se remontan a su segundo mandato como presidente, entre 2002 y 2007. Chirac lideró el rechazo a la guerra junto con el ex canciller alemán Gerhard Schröder. Y contra él construyeron un bando a favor de intervenir en Irak el expresidente José María Aznar, el británico Tony Blair y los países del Este.
Chirac, que ejerció el poder en Francia durante 40 años, ha sido hospitalizado este domingo en el hospital La Pitié-Salpêtrière de París por una "infección pulmonar". El 29 de noviembre cumple 84 años. Se encontraba de vacaciones en Agadir (Marruecos) con su esposa Bernardette y ha tenido que ser repatriado con carácter urgente. Sus problemas de salud se remontan al año 2005, cuando todavía era presidente y sufrió un accidente vascular cerebral. Desde que dejó la presidencia su salud se ha deteriorando, con pérdidas de memoria. Su última aparición pública fue en noviembre de 2014. La muerte de su hija Laurence el pasado abril fue un duro golpe para el expresidente. "Siempre estoy inquieta por el día en que va a desaparecer", dijo su mujer en una entrevista hace unos días.
Además de las divisiones en Europa provocadas por la guerra de Irak, Chirac presidió el primer gran parón en el proceso de construcción de la UE. El 29 de mayo de 2005, el 55% de los franceses dijeron 'no' al proyecto de Constitución Europea, que suponía un importante salto adelante en la integración. Días después, los holandeses rechazaron también el texto. El voto de París y La Haya supuso un freno al proceso de construcción de la UE y el primer síntoma de los populismos que ahora amenazan la supervivencia de la Unión tras el brexit.
El trauma de Le Pen
De hecho, el momento más traumático en la carrera de Chirac fueron quizá las elecciones presidenciales de 2002. En esos comicios, el entonces líder del ultraderechista Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, logró pasar a la segunda vuelta derrotando al socialista Lionel Jospin. Chirac acabó ganando gracias al apoyo de los votantes socialistas. Un escenario que podría repetirse en las presidenciales de 2017, dado que la mayoría de las encuestas dan por seguro que Marine Le Pen, hija de Jean-Marie, pasará a la segunda vuelta. Le Pen ha anunciado que si gana convocará un referéndum similar al del brexit.
Chirac fue también el primer expresidente francés condenado por corrupción. En diciembre de 2011, un tribunal de París le declaró culpable de desviar fondos públicos mientras era alcalde de la capital gala (entre 1977 y 1995) y le impuso una pena de dos años de prisión suspendida. En aquel momento ya no estuvo presente ni durante el juicio ni cuando se leyó la sentencia por problemas de memoria.
Hijo de un gestor bancario, el expresidente francés estudió en la escuela nacional de administración (ENA), donde se educan las élites del país. Empezó su carrera política en el gabinete del presidente Georges Pompidou en los años 60, pero fue Valery Giscard d'Estaing el que le hizo primer ministro por primera vez en 1974. Más tarde, los dos gigantes de la política francesa rompieron (porque Chirac consideraba a Giscard demasiado europeísta) y llegaron a enfrentarse en las presidenciales de 1981, que ganó el socialista François Mitterrand. Giscard siempre le culpó de su derrota.
Su mandato como alcalde de París fue interrumpido cuando protagonizó la cohabitación como primer ministro de Mitterrand entre 1986 y 1988. Finalmente, en 1995 derrotó a Jospin y logró su primer mandato como presidente francés con un programa cuya prioridad era curar la "fractura social" en Francia. Escogió de primer ministro a Alain Juppé, que ahora ha vuelto a la primera línea política y se enfrenta a Nicolás Sarkozy como candidato a la presidencia de los conservadores el año que viene.
Pero las cosas tampoco le salieron bien en su primer mandato. En 1997 disolvió el parlamento para unas elecciones anticipadas porque confiaba en que reforzaría su mayoría. El resultado fue el inverso. Ganaron los socialistas y tuvo que cohabitar con Jospin como primer ministro durante los siguientes cinco años, lo que debilitó su presidencia.
Nada más llegar al poder, realizó una prueba nuclear en el atolón de Mururoa, en el Pacífico, que fue muy criticada por sus socios internacionales. También reconoció por primera vez la responsabilidad del Estado francés en la deportación de los judíos durante la segunda guerra mundial, otro de los gestos por los que será recordado.
Este domingo, sus principales pupilos políticos le han deseado una pronta recuperación. "Pienso afectuosamente en Jacques Chirac", ha escrito Juppé en su cuenta de Twitter. Sarkozy, que fue su ministro de Economía y de Interior y se enfrentó con él para sucederle en la presidencia en 2007, le ha deseado que se restablezca lo antes posible.