Cuando se cumple exactamente un mes de los incendios que destrozaron el campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, una fuerte lluvia inundó la pasada madrugada el nuevo campamento al que había trasladado el Gobierno a las personas que se habían quedado sin techo.
La tormenta, que duró varias horas, según fuentes del ministerio de Migración, anegó 80 de las 1.100 carpas de Acnur que dan cobijo a alrededor de 8.500 personas.
El ministerio de Migración afirmó que la gente que vivía en las tiendas inundadas ha sido trasladada a otras carpas grandes, utilizadas para actividades comunes, donde permanecerán hasta que se normalice la situación.
Según el ministerio, los trabajos para preparar el nuevo campo para el invierno están avanzando con rapidez.
El nuevo centro de acogida ha sido instalado en un antiguo campo de tiro junto al mar, lo que lo hace especialmente vulnerable a las inclemencias del tiempo.
Centenares de organizaciones humanitarias europeas han denunciado en un manifiesto conjunto que el nuevo campo de Lesbos, que se construyó "apresuradamente", está expuesto a los elementos y evoca "la miseria" que caracterizó el centro de recepción e identificación de Moria.
Las ONG destacaron que en el nuevo campo hombres, mujeres y niños duermen en tiendas de campaña sobre colchonetas, no hay agua corriente, tampoco duchas y solo hay pocos baños químicos, mientras la comida se distribuye solo una vez al día.
Según el ministerio de Migración, en las últimas semanas han sido trasladado desde Lesbos a la parte continental del país alrededor de 2.500 personas, mientras próximamente, serán trasladadas otras 1.300 para reubicarse a otros Estados miembros de la Unión Europea.
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