"La aplastante mayoría en Ucrania queremos unirnos a la OTAN", dice el embajador en Madrid
EL ESPAÑOL entrevista a Serhii Pohoreltsev, embajador de Ucrania en España, para abordar la amenaza constante de Rusia. Una agresión que Kiev fecha en 2014.
29 enero, 2022 06:50Noticias relacionadas
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"Europa vive el momento más peligroso desde el final de la Guerra Fría". Así de alarmista y categórico se mostró esta semana el Alto Representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell.
Pero siete días dan para mucho y, este mismo viernes, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, rebajó la tensión y declaró que "si depende de Rusia, no habrá guerra".
Por un lado están Europa y Estados Unidos. Por otro, Rusia. Y en medio de todo este conflicto, Ucrania, que es quien más tiene que perder. Está en riesgo su soberanía. Pero este maquiavélico juego orquestado por Vladimir Putin no es nuevo para los ucranianos, que llevan en guerra con Rusia desde 2014. Con esta claridad se expresa Serhii Pohoreltsev, embajador de Ucrania en España, en la entrevista que ha concedido a EL ESPAÑOL para analizar la situación actual del conflicto.
Pregunta.- ¿Cómo es la relación entre Ucrania y España?
Respuesta.- En pocas palabras, las relaciones entre nuestros dos países son amistosas y constructivas. A finales de enero, celebraremos el trigésimo aniversario de las relaciones diplomáticas. Hemos recorrido juntos un largo camino y nos convertimos en socios en muchos sentidos. España es uno de los mayores importadores de los productos agrícolas provenientes de Ucrania. Existen grandes expectativas en materia de cooperación en la transición verde.
Apreciamos el apoyo de España a la soberanía e integridad territorial de Ucrania, Crimea incluida, y especialmente el hecho de que España se sume al grupo de los coautores de las resoluciones de la Asamblea General de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Crimea, la militarización de la península y la situación del Mar Negro y del Mar de Azov.
Cuanto más fuerte sea Ucrania económica y militarmente, menos interés tendrá Rusia en amenazarnos
P.- La agresión armada rusa contra Ucrania no es algo nuevo. Hay que remontarse a la guerra en el Donbás de 2014, ¿qué apoyo recibieron en ese momento?
R.- La guerra de 2014 está lejos de acabarse. La invasión rusa se inició con la ocupación de Crimea. Rusia es un Estado agresor, no es un intermediario, como lo pretende mostrar el Kremlin. En cuanto a la ayuda y el apoyo de nuestros socios europeos y norteamericanos, hay que analizarlo en varios planos. Existe un apoyo político unánime por parte de la OTAN, de la UE, y de otras democracias occidentales.
Hay un entendimiento común en el sentido de que estamos de acuerdo en que cuanto más fuerte sea Ucrania económica y militarmente, menos interés tendrá Rusia en amenazar a mi país. Por eso, agradecemos a nuestros aliados y a la UE su constante apoyo, incluso en lo que se refiere a la resiliencia financiera y al aumento de las capacidades defensivas del Ejército ucraniano.
Además, contamos con las ayudas directas de EEUU, Reino Unido, los países Bálticos, la República Checa y otros Estados. Ucrania, como cualquier Estado, tiene derecho a defenderse. Mi país fue agredido por Rusia en un momento de máxima debilidad, en el que Moscú había adquirido el compromiso de respetar la soberanía e integridad territorial de Ucrania. En el año 1994 Rusia y las demás potencias nucleares se comprometieron a respetar la seguridad de Ucrania, que renunció a su armamento nuclear.
Ahora espero que Occidente haya reflexionado sobre lo que ocurrió en 2014 y haya sacado las conclusiones adecuadas. Para prevenir una invasión rusa no basta con realizar declaraciones políticas, la mejor manera de evitar el peor escenario es incrementar las capacidades de autodefensa de Ucrania y contar con un paquete de medidas que prevean unas sanciones dolorosas para Rusia.
P.- ¿Qué ataques ha recibido Ucrania desde 2014 hasta ahora?
R.- Rusia lleva contra Ucrania una guerra híbrida. Obviamente, Putin no ha conseguido sus objetivos militares, pero no ha renunciado a ellos. Los acuerdos de Minsk limitan al Kremlin. Para todo el mundo es evidente la presencia militar rusa en los territorios ocupados de Donetsk y Lugansk.
Rusia, con su política beligerante, ya ha demostrado que no va a dudar en atacar la infraestructura crítica de Ucrania y de otros países
Sin embargo, Moscú recurre a la guerra de la desinformación, la diseminación del caos, los ciberataques masivos contra las entidades de Ucrania y el chantaje energético. El interés del Kremlin es desestabilizar a Ucrania económica y financieramente, agotar su resistencia. Por mucho que Rusia quiera doblegar a Ucrania, el resultado de sus acciones está siendo justamente el contrario: el pueblo ucraniano es cada vez más resiliente y firme en su deseo de escoger su propio futuro. La enorme mayoría de los ucranianos desea que Ucrania se adhiera a la Unión Europea y a la OTAN.
P.- ¿Cómo han sido los ciberataques rusos contra Ucrania? ¿Creen que ha sido una operación de "bandera falsa"?
R.- Los ciberataques contra las instituciones ucranianas no son una táctica nueva emprendida por el Kremlin en sus intentos por desestabilizarnos. Las agencias de inteligencia ucranianas, junto con nuestros socios norteamericanos y europeos, están investigando el último caso de ciberataque masivo.
Rusia, con su política beligerante, ya ha demostrado que no va a dudar en atacar la infraestructura crítica de Ucrania y de otros países. Debemos estar preparados para afrontar los planes destructivos de Moscú. Y agradecemos el apoyo de nuestros socios para fortalecer las capacidades y la resistencia de Ucrania.
P.- ¿Cuál es la relación de Ucrania con Bielorrusia? ¿Es Lukashenko una marioneta de Putin?
R.- Las relaciones no son fáciles. Tras llevar a cabo un fraude electoral y oprimir las protestas populares, Lukashenko perdió la escasa legitimidad que le quedaba. Es un líder que ahora mismo está aislado. La supervivencia de su régimen depende, en primer lugar desde el punto de vista económico, de Rusia. Inmediatamente después de las elecciones en Bielorrusia, cambiaron nuestras relaciones con este país. Los contactos políticos al más alto nivel están temporalmente suspendidos.
P.- ¿Cree que Putin ha aprovechado el ataque migratorio de Bielorrusia en Polonia para invadir de nuevo Ucrania?
R.- Es obvio que la crisis migratoria se orquestó desde Rusia y se ejecutó por el régimen de Lukashenko. El objetivo también está claro: provocar tensiones entre los socios europeos, poner a prueba su solidaridad y la capacidad para actuar unidos. Pero el plan de Putin fracasó y, sin duda, la UE aprendió de aquella experiencia y ahora entiende qué es lo que hay que esperar de estos regímenes.
P.- ¿Cómo están viviendo los ucranianos la agresión armada rusa? ¿Hay inquietud, preocupación, miedo? Lo pregunto porque llegan informaciones en las que se dice que el clima en Ucrania es de cierta calma.
R.- Después de lo ocurrido en 2014 los ucranianos están acostumbrados a esta especie de incertidumbre que proviene de nuestro vecino ruso que no es ni amistoso ni previsible. Las Fuerzas Armadas están en alerta. Los ucranianos confían en sí mismos y en su Ejército. En caso de invasión la resistencia será férrea.
Ucrania ha dejado claro que se va a defender, con o sin la ayuda de Occidente
P.- ¿Ha aumentado la tensión en el Donbás?
R.- La tensión en el este de Ucrania es constante. Nuestras Fuerzas Armadas controlan la situación y actúan de forma proporcionada cuando el enemigo lleva a cabo provocaciones contra nuestras tropas. Lamentablemente, hay bajas entre nuestros militares. Además, las autoridades de ocupación rusas bloquean de forma constante el trabajo de la Misión Especial de Control de la OSCE en el Donbás.
P.- ¿Se ha precipitado EEUU al retirar al personal de su embajada de Ucrania y al pedir a sus nacionales que salgan del país?
R.- Consideramos que esa decisión ha sido prematura. Pero al mismo tiempo respetamos el derecho de los Estados extranjeros a garantizar la seguridad de su personal diplomático. La acumulación inusual de las tropas rusas en las fronteras y en los territorios temporalmente ocupados de Ucrania comenzó en abril del año pasado.
Rusia trata de desestabilizar la situación en Ucrania difundiendo noticias falsas para sembrar el pánico.
La invasión rusa provocó la consolidación de la opinión pública en Ucrania a favor de la OTAN y la UE
P.- El presidente Zelenski asegura que todo está bajo control. Pero ahora mismo el foco a nivel internacional está centrado en la "crisis de Ucrania". ¿Existe la posibilidad real de que estalle una guerra con Rusia? ¿Cree que EEUU y Europa se implicarían militarmente? ¿O cree que la diplomacia evitará el ataque de Rusia?
R.- Permítame recordar que la guerra contra Ucrania estalló en 2014, está ahí. Las tropas rusas están en Crimea y en las regiones de Donetsk y Lugansk. Hace tiempo que Ucrania dejó claro que se va a defender, con o sin la ayuda de Occidente. Tengo esperanza en que los esfuerzos diplomáticos junto con el abastecimiento del material defensivo a Ucrania y otras medidas de disuasión contundentes, como las sanciones contra el agresor, den sus frutos. Apostamos por el diálogo y la disuasión al mismo tiempo. Estamos preparados para cualquier circunstancia.
P.- ¿Tiene Ucrania intención de unirse a la OTAN?
R.- Por supuesto que sí. Al invadir Crimea y el Donbás, Rusia pensó que sus acciones militares y la ocupación de una parte del territorio de Ucrania elevarían los sentimientos anti-OTAN. Hay que recordar que en 2014, Ucrania era considerado oficialmente como un país no alineado. Pero, por paradójico que parezca, Rusia minusvaloró las consecuencias de sus acciones, que resultaron contrarias a lo esperado.
La invasión rusa provocó la consolidación de la opinión pública en Ucrania en cuanto a la integración en la OTAN y la UE. Según datos de los últimos sondeos, una aplastante mayoría de ucranianos apoya la adhesión de Ucrania a la UE, que alcanza el 78% de los que tomarían parte en un eventual referéndum, y el 70% en lo que se refiere a la OTAN. La opinión pública nunca había sido tan favorable a la UE y la OTAN como ahora.