Vista del emblemático Hotel Ucrania desde la plaza de la Independencia de Kiev, más conocida como Maidán.

Vista del emblemático Hotel Ucrania desde la plaza de la Independencia de Kiev, más conocida como Maidán. Wikimedia

Europa

Adiós, Hotel Ucrania: Kiev vende su edificio insignia y 3.000 empresas públicas para financiar la guerra

El último recurso del Gobierno de Volodímir Zelenski para revitalizar la economía de guerra ucraniana pasa por privatizar el 97% de las compañías estatales heredadas de la Unión Soviética.

15 junio, 2024 03:12

El Hotel Ucrania, símbolo de 14 plantas del Kiev soviético, ha presenciado en primera fila las últimas seis décadas de historia del país, desde las celebraciones por la caída de la Unión Soviética hasta las protestas del Euromaidán que acabaron con el derrocamiento de Víktor Yanukóvich. En 2014, de hecho, se convirtió en protagonista: sus instalaciones se volvieron morgue y hospital de campaña al mismo tiempo, y desde su parte superior dispararon francotiradores contra la plaza de la Independencia.

Ahora, más de dos años después del inicio de la invasión rusa a Ucrania, la manutención del hotel es un lastre para la economía de guerra del país. La propiedad estatal, construido en 1961 bajo el nombre Hotel Moscú, es una de las 3.100 empresas públicas heredadas de la URSS. De estas compañías, apenas la mitad de ellas está en funcionamiento y sólo un 15% genera beneficios. El resto son una traba que se come el dinero público: solamente cinco empresas cuestan a lo público más de 50 millones de dólares anuales. Nada más el Hotel Ucrania acumula una deuda de un millón de dólares.

Por eso, el Gobierno de Volodímir Zelenski ha resuelto privatizar tantas empresas como sea posible y así no desperdiciar ni una grivna de las arcas del Estado para la guerra. El hotel ya está en subasta, con un precio de salida de 25 millones de dólares. Junto a él, el plan de privatización ha arrancado con otra veintena de empresas. Entre ellas está la Compañía Minera y Química Unida (UMCC), uno de los mayores productores de titanio del mundo, que el Gobierno intentó subastar ya en tres ocasiones sin éxito por la falta de pujantes ante la pandemia y la guerra.

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Fortalecer una economía de guerra

Además de recaudar fondos para un presupuesto estatal al que este año le faltan 5.000 millones de dólares para gastos militares, el plan de privatización de Zelenski pretende fortalecer la decaída economía ucraniana atrayendo inversiones que hagan al país más autosuficiente con el tiempo.

Michael Lukashenko, socio de Aequo, un bufete de abogados que ha asesorado a empresas sobre privatizaciones, declaró al New York Times en un reportaje: "El Estado necesita dinero desesperadamente. Si no vendemos ahora y recaudamos dinero, pronto no habrá nada que vender porque la propiedad estará destruida u ocupada". Oleksii Sobolev, viceministro de Economía ucraniano, añadió: "El presupuesto está en números rojos. Tenemos que encontrar otras formas de conseguir dinero para mantener estable la situación macroeconómica, ayudar al ejército y ganar esta guerra contra Rusia".

Existe un organismo, el Fondo de Propiedad Estatal, cuyo actual objetivo es precisamente privatizar cuantas empresas sea posible, y retener para el Estado sólo un centenar de ellas. Su director, Vitali Koval, contaba a principios de semana al periódico neoyorquino que aprovecharía la Conferencia sobre la recuperación de Ucrania (URC, por sus siglas en inglés) que celebró el martes y el miércoles en Berlín.

Uno de los cuatro pilares de la URC, a la que acudió el propio Zelenski, fue movilizar al sector privado para la reconstrucción y el crecimiento económico. En Berlín se reunieron inversores y empresarios esta semana con el objetivo de afianzar el compromiso del sector privado. "Entre las cuestiones importantes figuran las oportunidades empresariales en sectores clave de la economía ucraniana, los instrumentos de apoyo estatal, el apoyo internacional en el acceso a la financiación y una transición ecológica y digital", explicaba la organización en un comunicado.

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La estrategia parece estar funcionando. A diferencia de los intentos anteriores por vender la UMCC, esta vez ya hay siete inversores interesados en la compañía minera y química antes siquiera de su puesta en venta. Los pujantes conocen los riesgos que corren: otra de las empresas en subasta es Centrenergo, la principal productora de energía eléctrica y térmica del centro y este de Ucrania —las regiones invadidas por Rusia—. En abril, un ataque ruso con misiles dejó sin operatividad la central térmica de Centrenergo en Trypillia, en el óblast de Kiev.

"Los funcionarios y los expertos ucranianos reconocen que, dados los riesgos que plantea el conflicto, es probable que los activos se vendan a precios más bajos que antes de la guerra. Pero esperan que las privatizaciones ayuden a apuntalar la economía creando más puestos de trabajo e ingresos fiscales, además de atraer más inversiones. Dicen que la situación es urgente", cuenta el Times.

Más allás de las amenazas externas, hay otros factores ante los que los inversores habrían de andarse con cuidado. El principal de ellos es la corrupción. Las privatizaciones anteriores han permitido a menudo que grandes activos cayeran en manos de oligarcas a bajo precio, o se han retrasado durante años debido a las desfavorables condiciones del mercado y a disputas legales sobre el pago de las deudas de las empresas. Por ello, el Gobierno está ante el reto de actuar como un vendedor responsable capaz de dar garantías e indemnizaciones a los posibles compradores.