Vladímir Putin y Kim Jong-un, durante el último viaje del líder ruso a Corea del Norte.

Vladímir Putin y Kim Jong-un, durante el último viaje del líder ruso a Corea del Norte. Sputnik Reuters

Europa UCRANIA

¿Qué hace un norcoreano luchando en el Donbás? Seúl avisa de la 'escalada' de Kim Jong-un y Putin en Ucrania

9 octubre, 2024 02:54

Durante veinticuatro años, ningún presidente de Rusia pisó suelo norcoreano. Durante veinticuatro años, Rusia sólo tuvo un líder. Así que fue el propio Vladímir Putin quien, después de dos décadas, decidió volver a visitar a finales de junio a su hermético vecino, apenas unos días después de la reunión del G7, en su esfuerzo por cimentar un orden mundial alternativo al surgido tras la Segunda Guerra Mundial.

Putin y Kim Jong-un compartieron limusina y elogios, y firmaron, juntos, un acuerdo de seguridad mutua.

"Rusia está actualmente comprometida en una lucha justa contra las fuerzas hegemónicas para defender sus derechos soberanos, su seguridad y sus intereses", dijo el norcoreano. "Aprovecho esta oportunidad para afirmar que siempre estaremos con Rusia en el frente antiimperialista y en el frente de la independencia". Así ha sido desde el comienzo de la invasión a gran escala de Ucrania. Mientras la Unión Europea reunió, a principios de marzo, un tercio de millón de proyectiles para la resistencia, Corea del Norte fue capaz de enviar un millón y medio de obuses a los invasores.

"Debemos ver lo que está ocurriendo [en Oriente Próximo y en Europa central] como un conflicto único, que es global, dentro de una Segunda Guerra Fría, potencialmente una Tercera Guerra Mundial, donde hay un eje que une a China, Rusia, Irán y Corea del Norte", explicó el historiador Niall Ferguson en este periódico. "Pese a sus muchas diferencias, comparten el objetivo de socavar la primacía estadounidense, lo que los americanos llamamos el orden liberal internacional. Su modo de conseguirlo es abrir diferentes y simultáneos desafíos a Estados Unidos y sus aliados, causando una especie de sobreesfuerzo".

La fluidez de los envíos norcoreanos al frente no se ha resentido en los últimos meses. Kim, que devolvió la visita con un viaje ferroviario a Rusia en septiembre, ha contribuido al esfuerzo bélico de Putin, igual que Irán, con misiles de corto alcance destinados a la destrucción de las ciudades y las infraestructuras estratégicas del país. Ahora, avisan desde Corea del Sur, el plan va un poco más lejos. La semana pasada saltaron las primeras informaciones de combatientes norcoreanos muertos y heridos en el frente de Donetsk, en el este de Ucrania.

Ayer, el ministro de Defensa surcoreano, Kim Yong-hyun, asumió como ciertas estas noticias y como "muy probable" que el régimen de Pionyang despliegue más hombres en Europa para ganar experiencia de combate. Este periódico ha confirmado con fuentes ucranianas que ellos disponen de las mismas certezas.

Las nuevas revelaciones sobre el respaldo iraní y norcoreano a los planes de Putin para Ucrania contrastan con las últimas limitaciones autoimpuestas por Estados Unidos y la Unión Europea a su aliado. La Administración Biden bloqueó el uso de sus misiles de largo alcance para atacar las posiciones dentro de Rusia que las tropas de Putin usan para disparar contra Ucrania. Francia y Reino Unido, disuadidos por la Casa Blanca, hicieron lo mismo. Mark Rutte, por su parte, debutó como secretario general de la OTAN con un viaje a Kiev, y allí dijo que "Ucrania seguirá por este camino hasta que se convierta en miembro de nuestra Alianza".

El presidente Zelenski, sin embargo, insistió en la necesidad de priorizar la defensa de sus cielos, sacando el ejemplo de Israel como agravio comparativo. "Vemos cómo en Oriente Próximo es posible proteger la vida de las personas gracias a la unidad de los aliados", reivindicó. "El derribo conjunto de misiles iraníes no es diferente del derribo de misiles rusos, y ambos regímenes van de la mano".

Los ucranianos ven, con estos ojos, más cerca su gélido invierno. A una capacidad de producción energética bajo mínimos —más de la mitad de las plantas están afectadas por los bombardeos—, a la subida inminente de los impuestos para costear la guerra, se unen las dudas sobre la implicación del próximo presidente de Estados Unidos en la defensa de su soberanía, el enfriamiento del apoyo de potencias como Alemania y las dificultades para reclutar más soldados dentro del país.