Soldados Sara Fernández

Europa

Putin se lanza a recuperar Kursk con 50.000 soldados rusos y norcoreanos para dejar a Kiev sin nada con lo que negociar

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Resistir la embestida de 50.000 soldados rusos y norcoreanos. Esa es la misión que desde hace unos días tienen las tropas ucranianas que defienden las trincheras de Kursk, la región del oeste ruso que las fuerzas de Kiev invadieron —en un inesperado golpe maestro— este verano. Un territorio que, más allá de representar una expansión de la guerra, se ha convertido en una pieza clave de cara a unas potenciales negociaciones de paz. Y precisamente por eso el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, tiene allí desplegadas sus mejores unidades, resistiendo los envites enemigos. 

El domingo, funcionarios estadounidenses y ucranianos avanzaron a varios medios de comunicación, como al New York Times o la cadena ABC News, que Moscú había concentrado un enorme número de efectivos en la zona para lanzar un asalto a gran escala. En su mayoría, coinciden los analistas, estos soldados son nuevos reclutas, sin experiencia y fácilmente neutralizables. Pero al parecer también están ya combatiendo en la región unos 3.000 de esos 12.000 militares norcoreanos que están desplazados en Rusia como parte de un acuerdo entre ambos países, según datos de la inteligencia surcoreana que, claro, el Kremlin niega.

El lunes, horas después de conocerse la cifra, Zelenski confirmó en un mensaje de Telegram que sus tropas "continuaban frenando" al "grupo enemigo de casi 50.000 soldados" en Kursk, de momento con éxito. Que el presidente ruso, Vladímir Putin, haya decidido ahora lanzar este ataque para recuperar las áreas capturadas de Kursk no es casualidad. La contraofensiva arranca unos días después de que ganase las elecciones presidenciales de Estados Unidos el republicano Donald Trump, obcecado con poner fin a la guerra "rápidamente", aunque eso signifique ceder a Rusia el territorio ucraniano ocupado. 

Por eso, coinciden varios analistas, ambos quieren acumular bazas para negociar. Por eso, precisamente, Kiev trata de retener la región rusa con sus unidades mejor equipadas (como la brigada 47) a costa de bajar la guardia en otros puntos de la línea de frente (como el Donbás), mientras Moscú quiere recuperar Kursk, para dejar a Kiev sin margen con el que negociar, cueste lo que cueste. Y lo cierto es que todo apunta a que el Ejército ruso está, en efecto, pagando un precio muy alto. 

En las 24 horas previas al lunes, perdió un total de 1.770 efectivos, entre muertos y heridos, según datos del Estado Mayor ucraniano. Se trata del mayor número de bajas registrado en un sólo día desde que empezó el conflicto hace ya más de dos años y medio. No es, además, algo puntual, sino que la inteligencia británica apunta a que Rusia ha registrado en octubre más bajas que en ningún otro mes desde el inicio de la invasión. Las cifras que maneja Kiev son de casi 80.000 soldados rusos muertos y heridos entre septiembre y octubre. Y parte de esas bajas se han concentrado en Kursk, pero no sólo. 

Militares ucranianos asisten a ejercicios militares en un campo de entrenamiento en la región de Donetsk.

Militares ucranianos asisten a ejercicios militares en un campo de entrenamiento en la región de Donetsk. Oleg Petrasiuk

Los otros dos frentes: este y sur

La llegada de los soldados norcoreanos ha permitido a Rusia concentrar las fuerzas en su oeste, pero sin dejar de presionar en los otros frentes. Eso significa que en vez de reubicarlos, ha podido mantener desplegados a sus soldados en el este ucraniano, en el Donbás, que se ha convertido en su principal prioridad en el campo de batalla y donde más ha avanzado en los últimos meses. 

Sólo en las últimas horas, los ucranianos se han visto obligados a enviar refuerzos a Kurájove, su principal bastión en el óblast de Donetsk, rodeado por el sur y el norte por las tropas enemigas. Allí, recoge el Institute for the Study of War (ISW), la situación es complicada y hay informes que hablan de una potencial retirada ucraniana

De hecho, el líder de la ocupación rusa en el territorio, Dmitri Pushilin, ha asegurado que ya se están produciendo combates dentro de la localidad. "Está siendo liberada", ha dicho en declaraciones a la televisión del Kremlin. También se han registrado nuevos avances en dirección a la ciudad vecina de Pokrovsk

Lejos de centrarse sólo en recuperar su propio territorio y continuar con sus modestos avances en el este, las fuerzas rusas están ahora trasladando a grupos de asalto bien entrenados al sur de la provincia ucraniana de Zaporiyia con el objetivo de lanzar desde allí una nueva ofensiva con vehículos blindados y no acorazados. 

Eso es, al menos, lo que ha señalado el jefe del mando sur ucraniano, Vladislav Voloshin, en la televisión pública, donde ha explicado que lo que buscan las fuerzas de ocupación es recuperar las zonas perdidas cerca de Robotine (ahora de nuevo en manos rusas) hace dos veranos, durante la contraofensiva ucraniana en el sur. "Los ataques en el sur de la región de Zaporiyia podrían empezar en un futuro cercano; no hablamos ni siquiera de semanas. Los esperamos en cualquier momento", ha explicado Voloshin.

En esta línea, en una entrevista con la agencia de noticias Efe, el experto militar ucraniano Mijailo Samus subrayaba que Rusia está intensificando sus acciones ofensivas a lo largo del frente a un precio muy alto de bajas para ganar todo el terreno posible antes de la llegada a la Casa Blanca en enero de Donald Trump.

Con todo, si Rusia lanza una ofensiva simultánea en el este y en el sur, las fuerzas ucranianas se verán obligadas a defender a la vez dos frentes activos, al tiempo que tratan de conservar las posiciones conseguidas en la región rusa de Kursk. Eso sí, habrá que ver si Moscú es capaz de mantener en el tiempo su ofensiva con cada vez menos soldados.