Sacado de los escombros de un edificio bombardeado con apenas cinco años de edad, cubierto de polvo y sangre. Es la historia del pequeño vecino de Alepo Omran Daqneesh, cuya imagen ha logrado centrar la atención del mundo en el horror de la guerra en Siria.
Un vídeo divulgado por el grupo opositor Aleppo Media Centre lo muestra aturdido en el interior de una ambulancia, observando su mano ensangrentada, segundos después de haber sido rescatado. “Estaba en estado de shock, ni siquiera lloraba”, contó el fotoperiodista Mohammed Raslan, que presenció los hechos del miércoles noche, a la agencia de noticias Reuters. “Nos hizo llorar a nosotros mientras permanecía en silencio, mirándonos”.
Lejos de ser un caso aislado, los niños en Siria sufren dramas similares con frecuencia a causa de la guerra civil que asola al país por más de un lustro. Así lo afirma Juliette Touma, responsable para Oriente Medio y Norte de África de Unicef. “La imagen es un recordatorio de que la violencia está golpeando a los niños en Siria”, cuenta en conversación telefónica desde la vecina Jordania. “Tristemente, no se trata de un caso aislado”.
Se calcula que en torno a seis millones de niños se han visto afectados de una manera u otra por el conflicto. Y de las 600.000 personas que Naciones Unidas estima que viven en zonas sitiadas, cerca de la mitad son niños, según la ONG Save the Children. Estos menores llevan más de 100 días sin poder recibir ayuda de Unicef, asegura Touma.
El enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, denunció el jueves la imposibilidad de llevar ayuda humanitaria a zonas bajo asedio. “Mañana [por este viernes] se conmemora el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria y lo único que vemos son combates, ofensivas, contraofensivas, cohetes, barriles bomba, francotiradores, gases tóxicos y bombardeos”, aseveró.
De Mistura reclamó también un alto el fuego semanal de 48 horas para Alepo, donde fuerzas rebeldes y del Gobierno libran una interminable lucha que se ha recrudecido en las últimas semanas. “Pedimos una pausa de al menos 48 horas”, afirmó. “Insistimos en esto para hacer algo que sea mínimamente significativo para Alepo”.
Rusia, que respalda al régimen de Bashar al Asad, asegura apoyar la idea de establecer una tregua semanal de 48 horas y dice estar listo para iniciar la primera “pausa humanitaria” la semana que viene.
Mientras, en Alepo, el acceso al sistema de agua corriente y la electricidad llevan cortados desde hace semanas y la muerte acecha. El miércoles, los enfrentamientos más de 30 civiles muertos -incluidos al menos seis niños-, la mayoría a raíz de bombardeos en barrios controlados por los rebeldes, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Para Ingy Sedky, portavoz de Cruz Roja Internacional en Siria, 48 horas son bienvenidas pero no suficientes para atender los problemas de la población. “En 48 horas podemos suministros mínimos de alimentos y médicos, pero cuando se trata de reparar el sistema de agua es imposible”, dice a EL ESPAÑOL desde Damasco.
Tanto a Cruz Roja Internacional como a Unicef aseguran que les es imposible acceder a la parte este de Alepo, controlada por los rebeldes, y donde Aleppo Media Centre asegura que se tomaron las imágenes del pequeño Omran. Unos 100.000 niños se encuentran allí, según la ONU.
“Es muy frustrante para nuestro equipo allí porque tenemos que poder llegar a todas las partes de Alepo tenemos que poder hacer nuestro trabajo y atender las necesidades de la gente, pero con los bombardeos constantes sobre la ciudad es muy difícil”, lamenta Sedky, quien subraya, sin embargo, que en lo que va de año su organización ha logrado llegar tres veces más que el año pasado a zonas sitiadas o de difícil acceso.
La organización en defensa de la infancia Save the Children ha salido en defensa de la petición de Naciones Unidas. “A lo largo de Siria se está bombardeando a niños en sus casas, escuelas y patios de recreo. También están sitiados. Hemos escuchado a Naciones Unidas decir que ninguna ayuda ha llegado a zonas como Daraya en el último mes. La situación es desesperada”, ha declarado la presidente de la institución en un comunicado.
Por su parte, Touma, de Unicef, asegura que prácticamente cada niño sirio está marcado por la guerra. “Los niños de Siria están presenciando lo que ningún niño debería presenciar”, concluye. “Ningún sitio es realmente seguro para los niños en Siria”.