Como cada año, millones de musulmanes de todos los lugares del mundo viajan hasta La Meca, el lugar santo más importante del islam y ubicado en Arabia Saudí. Se trata del desplazamiento masivo más importante del mundo y, este año, se espera que 2 millones de personas realicen este peregrinaje, también conocido como hach.
Esta peregrinación anual supone uno de los cinco pilares fundamentales del islamismo, junto al testimonio de fe, la oración, dar el zakat (limosna), y ayunar durante el Ramadán. Todos ellos son de obligatorio cumplimiento, excepto el hach, para el que existen dos excepciones: no contar con recursos económicos para emprender la expedición o tener problemas de salud.
El evento religioso ha conseguido superar y aliviar las tensiones políticas en Oriente Próximo durante unos días, desde su inicio el 30 de agosto hasta su finalización el 4 de septiembre, tal y como marca el calendario islámico. A mediados de agosto, el monarca saudí, Salmán bin Abdulaziz, anunciaba que iba a permitir el acceso a los qataríes a La Meca a pesar del bloqueo económico y que además se ofreció a trasladarlos gratuitamente.
También se esperan a más de 85.000 fieles provenientes de Irán, el histórico adversario de Arabia Saudí, y después de un año de sanción, según la cadena de televisión Al Arabiya. En 2015, una tremenda estampida acabó con la vida de unos 2.000 feligreses, entre los que se encontraban 400 iraníes. Desde la República Islámica acusaron a los saudíes de mala preparación, algo que avivó las llamas de la rivalidad y que afectó al periplo hacia La Meca.
Una cierta imagen de ‘unidad’
"Nos encontramos con gente de todos los países y de todas las nacionalidades, hay una especie de unidad", dijo Rida al-Belaqili a CBC News mientras esperaba un autobús para ir al Monte Arafat, otro de los lugares sagrados. "Espero que esto recargue la fe y la espiritualidad de los musulmanes y le pido a Dios que me conceda el perdón a mí y a todos los musulmanes", apuntó este feligrés llegado desde Marruecos.
El hach ha servido para que los países enfrentados entre sí establezcan una momentánea 'diplomacia religiosa' que, sin embargo, se intuye como un espejismo que se quebrará al término del peregrinaje. De hecho, en julio comenzaron las discrepancias entre Arabia Saudí y Qatar por el hach, las cuales, aunque suavizadas, continúan hasta día de hoy.
En julio, el Comité Nacional de Derechos Humanos de Qatar (CNDH) presentó una queja ante la ONU sobre el atentado hacia la libertad religiosa y de culto que suponía el bloqueo a los qataríes por parte de Arabia Saudí para acceder a La Meca y Medina. En respuesta, el ministro de Relaciones Exteriores de Riad, Adel al-Jubeir, acusó a Qatar de pedir la internacionalización de los lugares sagrados del islam, caracterizando las demandas como "agresivas y una declaración de guerra contra el reino", según Al Jazeera.
La voluntad política empaña la realidad
El pequeño emirato denuncia que las concesiones de Arabia Saudí han servido de poco para que los qataríes peregrinen hasta el lugar sagrado. De hecho, Qatar denuncia que han sido cero las personas que han podido viajar con los servicios ofrecidos por el Gobierno de Abdulaziz.
"Con el cierre de la frontera, la prohibición de vuelos, el cierre de la oficina [de Asuntos Islámicos] en Jeddah y sin embajada para facilitar las reservas para que las personas vayan a hacer el hach, los proveedores de servicios oficiales dijeron que no proporcionarán dicho servicio porque simplemente no pueden", ha explicado un miembro del CNDH a Newsweek.
"Tengo miedo de cómo seré recibido y a ser insultado en Arabia Saudí”, expresó un ciudadano qatarí identificado por las iniciales A.M. a la cabecera estadounidense. "Mi sueño de realizar el hach este año se ha destrozado".
Según las estimaciones de Agence France-Presse en Qatar, el número de qataríes que han partido hacia La Meca es de entre 60 a 70 personas. Mientras, los medios de comunicación saudíes han afirmado que unos 1.200 qataríes han viajado en lo que va de peregrinaje este año, unas cifras que, igualmente, contrastan con los 12.000 del año pasado.
El hach en datos
La organización del hach recae sobre el Gobierno de Arabia Saudí, supervisado directamente por el Custodio de las Dos Mezquistas Sagradas. Este año, y ante las tensiones en Oriente Próximo, se han incrementado las medidas de seguridad. Por ello, más de 15.000 agentes velarán por la integridad de todos los asistentes, y lo harán apoyados por más de 3.000 vehículos.
Asimismo, para el evento se cuenta con 300 ambulancias, 113 hospitales de ambulancia, y 8 helicópteros medicalizados, según un comunicado del Ministerio de Cultura e Información de Arabia Saudí.
Para el alojamiento se han instalado en Mina, también conocida la Ciudad de la Carpa, miles de tiendas con aire acondicionado como alojamiento temporal. Mina se encuentra entre el Monte Arafat y la Gran Mezquita de la Meca, por lo que se encuntra ubicada en un lugar de tránsito.
Según el comunicado, "las carpas son cuidadosamente dispuestas en filas y agrupadas en áreas con números y colores según la nacionalidad". Además, "para prevenir incendios, las carpas están construidas de fibra de vidrio recubierta de teflón y están equipadas con rociadores y extintores”.
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