El ocaso de Asma Al Asad: de encarnar la proyección de una Siria moderna a estar refugiada, aislada y enferma en Moscú
- Diversas informaciones apuntan a que, insatisfecha con su nueva vida, la exprimera dama quiere divorciarse y volver a su Reino Unido natal.
- Más información: Asma, la mujer de Bachar Al Asad, gravemente enferma: su probabilidad de vivir es del 50%, según la prensa británica
Lejos quedaron los días en que Asma Al Asad, bautizada como una "rosa en el desierto" en un publirreportaje de la revista Vogue en 2011, encarnaba, o al menos lo intentaba, la proyección por parte del régimen de una Siria moderna y occidentalizada. Una ilusoria imagen que acabó enterrando la cruenta guerra civil que azotó el país durante 14 años y, especialmente, la represión ejercida por su marido Bachar. La imprevisible ofensiva relámpago de los rebeldes islamistas a principios de diciembre y acabó en sólo 11 días con una dinastía que gobernó el país durante 54 años con mano de hierro, obligando a los Asad a buscar refugio en Rusia.
Tras recibir asilo por "razones humanitarias", la nueva vida de Asma y su familia en Moscú ha dado un giro de 180 grados y poco o nada tiene de idílica. Sometida a un estricto control en la capital rusa, junto a su marido y sus tres hijos, Asma, exbanquera británica, afrontaría el final de sus días, gravemente enferma de leucemia y con un 50% de posibilidades de sobrevivir.
Según informó el miércoles The Daily Telegraph, el estado de salud de Asma, de 49 años, se habría agravado por una recaída de la leucemia mieloide, que le fue diagnosticada el pasado mayo. Debido a ello, la esposa de Al Asad, que ya fue tratada entre 2018 y 2019 de un cáncer de mama del que se recuperó por completo, permanecería aislada y sin contacto con nadie para evitar cualquier infección.
Insatisfecha con su actual vida en Moscú, ciudad de la que las autoridades rusas no le permiten salir, en los últimos días han circulado diversas informaciones en medios turcos y árabes que apuntan a que Asma habría pedido el divorcio y solicitado a un tribunal ruso un permiso especial para salir del país y volver a su Reino Unido natal.
Rumores que el Kremlin se ha apresurado a desmentir. En cualquier caso, el ministro británico de Exteriores, David Lammy, ya ha dejado claro que no se le permitirá la entrada al país. "Es una persona sancionada y no es bienvenida en Reino Unido", dijo en una comparecencia en la Cámara de los Comunes a raíz de la caída del régimen sirio, el pasado 8 de diciembre.
Pese a que se calcula que Bachar Al Asad se llevó consigo a Moscú unos 270 kg de oro, es cierto que la mayor parte del dinero de sus cuentas en el extranjero está fuera de su alcance.
Desde marzo de 2012, Asma, que tiene pasaporte británico, está sujeta a una congelación de sus activos como parte de las sanciones europeas, mantenidas por Londres tras el Brexit, además de la prohibición de viajar a cualquiera de los estados miembro de la UE.
También, en 2020 la exprimera dama fue objeto de sanciones estadounidenses, al igual que sus padres y sus dos hermanos. El entonces secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, la presentó como "una de las personas que más se beneficiaron de la guerra en Siria".
De hecho, se cree que fue ella quien, gracias a sus tiempos como banquera de inversiones, la que logró sacar millonarias cantidades de dinero de Siria, engordando la fortuna de la familia Al Assad en bancos extranjeros, que se calcula en unos 2.000 millones de dólares en inversiones realizadas bajo nombres ficticios y acuerdos opacos para ocultar su riqueza.
Criada en Reino Unido
Nacida en 1975 en Londres, Asma es hija de un cardiólogo, Fawaz al-Akhras, y de una diplomática retirada, Sahar Otri, ambos sirios. La futura primera ministra siria se crió durante años en el barrio residencial de Acton, al oeste de la capital británica. Una propiedad que sigue en posesión de su familia.
Asma asistió a una escuela primaria local, antes de ser matriculada en el prestigioso colegio privado para niñas Queen's College. Posteriormente, estudió informática y literatura francesa en el King's College, donde se graduó en 1996. A partir de ahí emprendió una carrera como banquera en la City, el centro financiero de Londres, trabajando en Deutsche Bank y JP Morgan.
Fue allí donde conoció a su futuro esposo a mediados de los 90. Bachar, graduado de medicina en Damasco, se encontraba en la capital británica, estudiando una especialización de oftalmología.
Cuando en junio de 2000 murió Hafez al Asad, Bachar, quien no estaba destinado a ser su sucesor si no hubiera sido por la muerte de su hermano en un accidente de coche en 1994, asumió la Presidencia. Tan sólo unos meses después, Asma viajó a Damasco para casarse con Bachar.
La cara moderna del régimen
Con su matrimonio, fruto del cual tienen tres hijos llamados Hafez, Zein y Karim, la pareja -ella suní y él alauí- se convirtió en un símbolo de una nueva Siria cosmopolita, occidentalizada y abierta al mundo.
Asma fue responsable de buena parte de la campaña de márketing del régimen con su elegancia, su glamur y sus vestidos diseñados por grandes firmas. De hecho, el matrimonio se hizo en 2007 con los servicios de una sociedad americana de relaciones públicas para proyectar su imagen.
Dos años, Asma había fundado, además, Massar, una organización educativa para jóvenes "con métodos no convencionales de enseñanza" y en 2007 también participa en la creación del Fondo Sirio para el Desarrollo, con el fin de sostener los proyectos vinculados a la agricultura y a la educación.
Además, apoya públicamente asociaciones de mujeres y ONG para la ayuda a las personas discapacitadas y, a diferencia de otras primeras damas del mundo árabe, Asma participa en numerosos acontecimientos diplomáticos y políticos de la región. Toda esta promoción y acciones humanitarias hicieron que se la viera como una especie de Ladi Di siria.
Una imagen que se desplomó con la represión del régimen de Bachar Al Asad contra las protestas antigubernamentales en 2011 al calor de la Primavera Árabe, que dieron paso a una cruenta guerra civil que ha durado 14 años. La primera dama pasó de ser cómplice con su silencio a apoyar fielmente a su marido.
Como remate, los opositores sirios difundieron en 2012 cientos de correos electrónicos a través de WikiLeaks en los que se revela cómo, en los peores momentos de la represión, Asma se gastaba 350.000 dólares en el mobiliario del palacio y 7.000 dólares en zapatos con incrustaciones de cristales a través de intermediarios en Londres y Nueva York.
Entre esta correspondencia filtrada, el padre de Asma, cardiólogo de profesión, aconsejaba a su yerno Bachar cómo manipular a gobiernos y prensa occidentales. "Si somos fuertes y permanecemos unidos, superaremos esto juntos, te quiero", le escribía su suegro.
Pese a la larga lista de atrocidades del régimen como ejecuciones, torturas y ataques con armas químicas, Asma se mantuvo siempre al lado de su esposo. Como muestra de este apoyo, Asma criticó en 2017 un ataque con misiles de Estados Unidos contra una base aérea en Siria ordenado por Trump en respuesta al presunto ataque químico llevado a cabo por el ejército sirio el 4 de abril de ese año en Jan Sheijoun, un pueblo controlado por los rebeldes.