¿Somos de derechas o de izquierdas? Así responde nuestro cerebro
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Conforme crecemos, nos vamos situando entre estos bloques políticos, y a expensas de mostrar una mayor o menor predilección por declarar nuestra posición, nuestras ideas se tornaran cercanas a una de estas posturas. La comunidad científica ha realizado numerosos esfuerzos por entender si detrás de esta postura existe una respuesta científica, y los últimos estudios llevados a cabo por un grupo de investigadores del Virginia Tech en Roanoke parecen haber dado con ello.
El equipo reclutó un total de 83 voluntarios a los que se realizó una resonancia magnética al tiempo que miraban una serie de 80 imágenes que alternaban entre ser agradables, de mal gusto, ofensivas y neutrales. Los participantes calificaron las imágenes atendiendo al impacto emocional que le habían causado, y completaron una serie de preguntas en las que consideraban moderados, liberales o conservadores.
Los resultados se analizaron mediante un algoritmo que enfrentaba las respuestas de liberales y conservativos al mirar imágenes desagradables frente a las neutrales.Para ambos grupos, el algoritmo fue capaz de registrar distintos patrones de actividad cerebral debidos a las imágenes desagradables. Aunque los liberales y los conservadores reportaron respuestas emocionales similares frente a las mismas imágenes, la actividad cerebral registrada difería.
Los conservadores presentaron más actividad en las áreas implicadas en el procesamiento del disgusto
Áreas como la amígdala y los ganglios basales implicadas en el procesamiento del disgusto mostraron más actividad en los conservadores, y estos individuos también presentaron un mayor número de áreas implicadas en la regulación de la emoción, atención e integración de la información.
El equipo sugirió que estas medidas de lo desagradable podrían ser usadas para predecir la orientación política:
De hecho, hay respuestas en el cerebro que pueden predecirse con una certeza del 95% donde sabremos si somos conservativos o liberales, solo con una imagen.
Darren Scherieber de la Universidad de Exter, en Reino Unido, afirma que este estudio supone un gran avance con respecto a los estudios previos que relacionaban áreas del cerebro con la orientación política, pues considera el conjunto como una red de respuesta. Las aplicaciones de este estudio podrían sonar a película de ciencia ficción, pero, ¿os hacéis la idea de un gobierno que estima sus fieles a base de resonancias? Sin andarnos con fantasías, acercar la ciencia del ser político a la neurociencia ayudará un poco más a conocer el comportamiento humano y el cerebro.
Fuente | NewScientist