Rusia ostenta el título de país con los aviones y barcos más extraños de todo el mundo. Hemos visto inventos realmente extravagantes que luego quizá no han demostrado una utilidad real pero que han servido de retroalimentación a los afamados ingenieros del estado federal. A punto de cumplir los 30 años de la caída, los aparatos diseñados en el albor de la Unión Soviética siguen dando coletazos y de vez en cuando aparecen algunos que distan mucho de los estándares de diseño actual.
El último en salir a la palestra es una especie de buque marítimo que bien podría aparecer como medio de transporte en cualquier película del Studio Ghibli. El modelo concreto es el MD-160 y sigue formando parte de las fuerzas armadas rusas aunque se encuentra en la reserva. Esta mezcla entre aeronave y barco se diferencia de un hidroavión en que solo consigue levantarse de la superficie unos metros y utiliza el denominado efecto suelo para levitar sobre la superficie y conseguir desplazarse muy rápido, como luego veremos.
Un monstruo marino que, según ha informado el Ministerio de Defensa ruso, se remolcó entre dos puertos militares del país el pasado 31 de julio. El viaje tuvo una duración de 14 horas cubriendo la ruta entre las bases navales de Kaspiysk y Derbent. Separadas unos 100 kilómetros en la parte occidental del mar Caspio.
El coloso del Caspio
El MD-160 es un ekranoplano (palabra de origen ruso que se utiliza para describir a estas aeronaves) muy peculiar. Primero porque no es común encontrar uno de su tamaño y lo segundo por el empleo de motores a reacción. La mayoría de las propuestas parecidas que existen en la actualidad recurren a motores de hélice para propulsar al aparato pero el MD-160 cuenta con 8 motores de avión dispuestos en dos travesaños -uno por cada lado- en la parte delantera de la aeronave, justo detrás de la cabina de mando.
El diseño data de 1975 con la Guerra Fría todavía retumbando en el Kremlin aunque no fue hasta 1987 cuando se puso oficialmente al servicio de la marina de la entonces Unión Soviética. Su tiempo de servicio no fue muy dilatado y se estima que dejó de operar en algún momento de finales de los años 90. Los planes pasaban por construir un par de unidades y tan solo una de ellas fue terminada.
Los ocho motores fueron especialmente diseñados para el MD-160 y tienen un empuje de unos 127 kN cada uno de ellos. Para ponerlo en perspectiva, tienen un empuje similar a los motores que se emplean en los Boeing 737-800, modelo que utilizan aerolíneas como Air Europa o Ryanair. Eso sí, el avión de Boeing cuenta con un par de motores mientras la mole soviética utiliza 8.
El resto de especificaciones técnicas tampoco se queda atrás. El MD-160 tiene una capacidad de carga de 137 toneladas, distribuidas en 73,9 metros de longitud y 19,2 metros de largo. El peso máximo al despegue es de 380 toneladas (de ahí los 8 motores) y es capaz de alcanzar una velocidad de 550 kilómetros por hora, aunque la de crucero se sitúa en 450. Tiene una autonomía de 2.000 kilómetros y una altitud máxima de 5 metros. Gracias a la cual es capaz de sobrevolar tanto superficies acuáticas como terrenos congelados o llanuras. Eso sí, debe aterrizar siempre en el agua.
El ejército ruso también llevó adelante la construcción de una versión hospital, pero fue paralizado poco antes de ser completado y se conserva hoy en un complejo industrial en Nizhny Novgorod, una ciudad a orillas del río Volga.
Con misiles, cómo no
Como buen aparato militar su cometido era el de proteger los intereses de Rusia frente a por entonces su peor enemigo: Estados Unidos. Para ello este buque flotante disponía de misiles P-270 Moskit (mosquito, en la traducción al español).
Estos misiles guiados de fabricación soviética son capaces de alcanzar una velocidad Mach 3 (tres veces la velocidad del sonido) y se encuadran dentro del terreno de los misiles supersónicos que protagonizaron los últimos años de la Guerra Fría. Muy lejos todavía de los misiles hipersónicos que comienzan a ser un arma consolidada en nuestros días.
El MD-160 dispone de 6 compartimentos para misiles situados en la parte superior del fuselaje de la aeronave. Especialmente dispuestos para ser lanzados en muy poco tiempo y alcanzar al objetivo.