En Cataluña han pasado a considerarse normales escenas que en cualquier otro rincón de Occidente serían vistas con un profundo sentimiento de vergüenza ajena. Ayer el que esto escribe tuvo el privilegio de asistir en vivo y en directo a unas cuantas.
1. ERC dijo que el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, llamó hasta cinco veces a Carles Puigdemont antes de tomar la decisión de aplazar la sesión de investidura.
2. También dijo ERC que el prófugo de la justicia (ellos no le llaman así aunque sea su definición más precisa) no le cogió el teléfono a Roger Torrent.
3. JxCAT respondió luego que Carles Puigdemont no le coge el teléfono a números desconocidos.
4. "Hay otras maneras de localizar a la gente" dijo Elsa Artadi (JxCAT). ¿Cuáles son esas maneras teniendo en cuenta que Puigdemont estuvo desaparecido durante la mayor parte del día?
5. Parece obvio que el candidato a la presidencia de la Generalidad de Cataluña no tiene grabado en su móvil el número del presidente del Parlamento de Cataluña.
6. En ese mismo momento, a sólo una docena de metros de distancia, en la sala de prensa del Parlamento de Cataluña, el líder de la CUP llamaba a la desobediencia civil. Unas cuantas docenas de adolescentes y otras tantas de jubilados le hicieron caso a media tarde y se concentraron frente al Parlamento. Algunos medios independentistas hablaron de "miles de manifestantes".
7. También anunciaba la lideresa de la CUP (los miembros de la CUP utilizan indistintamente el género masculino y el femenino) la intención de sus cuatro diputados de estar presentes en sus escaños a la hora prevista para la investidura de Puigdemont a pesar del aplazamiento del pleno.
8. Miradas de estupor entre la mitad de los periodistas y risas por lo bajo entre la otra mitad ante la audacia del gestito.
Les diputades i diputats de la @cupnacional s’aixequen dels escons que han ocupat uns minuts i van cap al carrer. pic.twitter.com/8gihWDA5aK
— Jordi Corbalan (@jcorbalan) 30 de enero de 2018
9. Una hora antes, los mossos registraban el maletero del taxi de Xavier Domènech (Catalunya En Comú-Podem) ante la sospecha de que en él pudiera esconderse Carles Puigdemont.
10. Media hora después, un periodista independentista le pedía al mismo Domènech que su partido le cediera al independentismo un par de escaños. Así, en seco, sin besos ni mimos ni toqueteos ni franela ni caldeo previo.
11. "Porque la gente ha votado que los independentistas tuvieran 70 escaños y con la ausencia de Puigdemont y Comín sólo tienen 68 votos" dijo el periodista.
12. Tengan en cuenta que en Cataluña las fronteras entre el periodismo y la política son tan imprecisas como para que un periodista cualquiera se sienta con el derecho de exigirle a uno de los líderes políticos de la oposición que le ceda dos escaños al independentismo por el artículo 37 de sus santos cojones.
13. Domènech, tras recoger la mandíbula del suelo, le contestó que "los que nos han votado a nosotros también son gente".
14. En Cataluña estas cosas hay que recordarlas a diario porque suelen olvidarse rápido.
15. Domènech no pareció convencer a su interlocutor, partidario al parecer de la idea de que los votantes de Ciudadanos, PP, PSC y Catalunya En Comú-Podem son ornitorrincos.
16. Para el independentismo, los votantes de Ciudadanos, PP, PSC y Podemos son una raza inferior cuyos votos no sólo valen menos gracias a una ley electoral escasamente democrática sino que también pueden ser arrebatados por el independentismo cuando a este le venga en gana. Lo interesante es que PSC y Podemos están de acuerdo con el independentismo en este punto.
17. Carles Puigdemont no dio señales de vida en toda la mañana, más allá de algún tuit intrascendente.
Si ens mantenim junts, ferms, dignes, democràtics i pacífics, anirem avançant fins a la plenitud de la nostra llibertat. Perquè hi tenim dret, i perquè ens l'hem guanyada https://t.co/wg9s3ZBAvP #investiduraKRLS
— Carles Puigdemont (@KRLS) 30 de enero de 2018
18. Lo tuiteé a primera hora de la mañana y se confirmó durante el resto de la jornada: en estos momentos, el independentismo se encuentra enfrascado en una guerra civil. Las acusaciones de "traición" dirigidas a los diputados de ERC menudearon durante toda la tarde.
19. Roger Torrent, que no es Carme Forcadell, quiere evitar la cárcel y, al mismo tiempo, seguir alimentando la fantasía de que el proceso independentista sigue vivo y la república, en construcción.
20. Lo dijo Cayetana Álvarez de Toledo con meridiana claridad.
Ni Puigdemont ha venido ni Torrent ha desobedecido. Se confirma el valor pedagógico de la cárcel.
— Cayetana Alvarez de Toledo (@cayetanaAT) 30 de enero de 2018
21. En estos momentos, todas las posibilidades están abiertas: investidura telemática de Carles Puigdemont en abierto desafío al Tribunal Constitucional, detención de Puigdemont e investidura del preso, sustitución de Puigdemont por otro candidato de JxCAT o ERC, o repetición de elecciones a finales de mayo.
22. En la práctica, el plazo de dos meses para la investidura no ha empezado a correr puesto que, oficialmente, la sesión de investidura se ha aplazado.
23. A la espera de la decisión del Tribunal Constitucional sobre el recurso presentado por el Gobierno, el independentismo gana tiempo para buscar esa cuadratura del círculo que le permita seguir alimentando la fantasía procesista mientras evita cometer ninguna ilegalidad que pudiera llevar a la cárcel a aquellos que todavía no han sido imputados o empeorar las perspectivas penales de los que ya lo están.
24. A día de hoy, la presidenta de la Generalidad de Cataluña sigue siendo Soraya Sáenz de Santamaría por delegación de Mariano Rajoy. El 155 sigue vigente. Otro éxito del independentismo.
25. Lo dijo Inés Arrimadas: "No son independentistas: son procesistas". Y esta es la definición más perfecta de una casta política instalada en la irrealidad y para la que Cataluña es sólo la excusa que les permite seguir alargando el chicle del proceso.
@InesArrimadas "Parece que más que independentistas son procesistas. Viven instalados en un matrix irreal, una situación que no hace más que dañar a la sociedad y economía catalana" #Parlament pic.twitter.com/1Z3uitUlKr
— Ciutadans (@CiutadansCs) 30 de enero de 2018
26. Lo cual, por otro lado, es humanamente lógico. ¿Quién querría ponerse a gobernar Cataluña ahora que el proceso independentista ha hecho retroceder la región, en términos de autogobierno, a la época anterior a la promulgación de la Constitución de 1978? Por no hablar de la destrucción de la economía y de la ruptura social, claro.
27. En la práctica, el independentismo tiene ahora diez días de margen para solucionar sus dilemas existenciales. Básicamente, el de qué quieren ser de mayores. ¿Autonomistas en libertad o independentistas puigdemontistas en la cárcel?
28. Aunque ese plazo de diez días, en realidad, es sólo una de las muchas interpretaciones posibles del reglamento del Parlamento catalán. No hay ahora mismo dos juristas que opinen lo mismo en toda Cataluña.
29. La situación, actual, en definitiva, es la propia de un limbo jurídico. Un galimatías legal.
30. Otros preferirían llamarlo "filibusterismo independentista". Yo preferiría hablar de "secuestro del Parlamento" por parte de los partidos independentistas.