Ayer celebramos que hace 31 años cayó el Muro de Berlín. No lo celebramos todos, es verdad. El vicepresidente Iglesias considera que fue “una mala noticia para el mundo porque quitó el miedo a buena parte de las clases política y económicamente dominantes”. Pero lo cierto es que la Unión Soviética ya no asustaba a Occidente en 1989 y que el derribo de aquella cárcel de hormigón significaba que sus reclusos también se habían desprendido del temor.
Iglesias lamenta que con el muro cayera la alternativa a las instituciones económicas y políticas de la democracia liberal desde la que ahora nos gobierna: el comunismo había fracasado. No obstante, su final no sería en vano. El capitalismo haría con él tazas y camisetas impresas con el semblante serio de Lenin, o del Che Guevara; superproducciones de Hollywood, esmeradas ediciones con colecciones de cartelería de guerra.
El comunismo sobrevivió así en la cultura y la estética, y su discurso ha continuado haciendo alguna fortuna a través de esos canales del capitalismo que son las redes sociales, y hasta en los parlamentos. En Twitter se lamentó Iglesias de la caída del muro y en Twitter se ufana una vicepresidenta del Congreso, de su mismo partido, del cierre de un restaurante de primera categoría: “Se desmoronan las trastiendas del régimen del 78. Los manteles donde se negociaron los votos obtenidos con reyes y banqueros, los que ponen a raya a la política”.
A los que nunca comimos en Zalacaín no hace falta que nos expliquen que el cierre de un negocio es siempre un presagio funesto, del mismo modo que la caída del muro de Berlín solo podía parecerle una mala noticia a quien no estaba atrapado dentro. Pero es que la boutade antisistema es, sobre todas las cosas, una regalía burguesa.
El laboratorio estadounidense Pfizer, que no es precisamente una institución nacionalpopular, acaba de anunciar que hacia final de año podría comenzar a distribuir una vacuna frente a la covid-19 que ha demostrado un 90% de eficacia. ¡Una multinacional farmacéutica! ¡Y yankee!
Esta vez, sin embargo, en Podemos se han alegrado: “Esperanzadora noticia sobre la vacuna de Pfizer”, ha escrito (en Twitter, claro) su portavoz, Echenique. Después ha pedido que le sujeten el cubata y ha añadido: “Cuando hayamos vencido al virus, no olvidemos que nos salvó la responsabilidad individual, la sanidad pública y universal y la ciencia... mientras la (ultra)derecha pedía privilegios fiscales, recortes y libertad para contagiar”.
Lo bueno es que el Gobierno acaba de aprobar un plan para perseguir la desinformación en Internet. Deben de estar a punto de desmentirle.