Ángel Gabilondo sólo será presidente si Ciudadanos no consigue representación en la Comunidad de Madrid. Esa es la única certeza que lanzan hoy los sondeos electorales: que para que gobierne la izquierda, el centro debe desaparecer. No paren las rotativas, son old news.
Lo digo de otra forma. Ninguno de esos sondeos, más allá del CIS, da posibilidades razonables de gobernar a la izquierda (PSOE + Podemos + Más Madrid) si no media un derrumbe de Ciudadanos. Derrumbe que debería ir acompañado de un trasvase de votos desde los naranjas al PSOE.
Hay una tercera manera de verlo.
Si Ciudadanos supera el 5% de los votos y entra en la Asamblea, Isabel Díaz Ayuso será presidenta. Si Ciudadanos no entra, sus posibilidades disminuyen levemente, incluso aunque Vox supere ese 5%. La posibilidad de un encaje de bolillos electoral favorable a la izquierda es remota. Pero existe.
Un dato más. Si Ciudadanos cae con un 2% de los votos, el impacto para Ayuso será menor que si lo hace con un 4,9%. Si cae Ciudadanos, y también lo hace Vox con un porcentaje más cercano al 5% que al 3%, el presidente será, probablemente, Gabilondo.
Pero, de momento, esas dos posibilidades parecen lejos de materializarse. Especialmente tras la foto de Vallecas, que a ojo de buen cubero debe haber propulsado a Vox dos o tres puntos por encima de sus porcentajes de la semana pasada.
Y producto de los datos anteriormente explicados, el reciente sondeo del CIS, que más que reflejar las preferencias de los votantes refleja las de Moncloa. Porque no hay estimación del CIS que no reproduzca a la perfección el mapa de estimaciones del PSOE (en el sentido de amores, desamores y antojos societarios) para su siguiente cita con las urnas.
La conclusión es obvia. Salvo gigantesca sorpresa, en las elecciones del próximo 4 de mayo no se vota quién será la presidenta de la Comunidad de Madrid (pues esa será muy posiblemente Isabel Díaz Ayuso) sino quién será su vicepresidente.
Y ahí sólo hay dos opciones. O Rocío Monasterio o Edmundo Bal.
O lo que es lo mismo. O la Comunidad de Madrid tiene un gobierno de derecha conservadora o tiene un gobierno de centroderecha liberal. La tercera opción, la de un Gabilondo aliado con los populistas de Más Madrid y los radicales de Podemos, supone poner a Madrid a rebufo de la Barcelona de 2021.
Y eso lo resume todo.
[Quien confíe en que el PSOE puede frenar a Más Madrid y Podemos tocando la-lira-que-amansa-las-fieras desde la Puerta del Sol, que recuerde que la presencia del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, de la mano de Podemos, no ha logrado frenar ni un solo milímetro la abracadabrante decadencia de la ciudad. Con según qué mimbres no se hacen cestos, sino ataúdes de ciudades].
Hay dos factores que han convertido a Madrid en el motor económico, social y cultural español. El primero es su fiscalidad y el segundo, el soberbio, oceánico, infinito pasotismo de los madrileños respecto a esos temas que tanto preocupan a los populistas de los extremos: las braguetas ajenas, las cuentas corrientes ajenas, las ideologías ajenas.
El éxito de Madrid se puede resumir, en fin, con una palabra. Liberalismo.
De dos tipos. Liberalismo económico y liberalismo social. "A Madrid", como decía Rafa Latorre, "se viene a que te dejen en paz".
Es decir, a que te dejen trabajar, hablar, pensar y follar en paz.
Y yo veo a Rocío Monasterio dejándome trabajar en paz. Pero en lo de hablar, pensar y follar ya tengo bastantes más dudas.