Esta semana, las portadas de todos los medios exhibían la imagen de aquella rubia que hizo historia en los 70 y 80 del siglo pasado. La mayoría recordaban su Sandy en Grease, otros como yo revivíamos Xanadú y su Physical. Millones de bits dedicados a recordar su aparente endeble figura, que contrastaba con la habilidad para bailar los pasos más complicados que la hicieron famosa.
Pero Olivia Newton-John murió de cáncer, de cáncer de mama, de metástasis, y de eso casi nadie habló. Una semana antes, el mundo no se enteró de que en un pueblo perdido de Cuba el naturalista, ingeniero y alfarero jovellanense Héctor Correa fallecía también de cáncer.
Él no era famoso por una película, pero fue mi referente en muchas cosas, entre ellas por introducir en mi vida a Stefan Zweig. Un tumor en el pulmón lo dejó sin respirar.
Hace pocos años, Paloma, mi amiga del alma y subdirectora del IdiPAZ, perdía a su padre por igual motivo. Tiempo después le ocurría lo mismo al magnífico bailarín y director de la Compañía Nacional de Danza, Joaquín de Luz. Ambos se quedaron huérfanos por culpa de un tumor incurable.
Ayer hablaba con otra gran mujer y amiga, María Fernanda Picón. Ella lucha contra su tumor de mama. "Estoy cansada, Ed" me decía. "Esa palabra no tiene cabida en este contexto" fue mi respuesta. Y la lista es insoportablemente enorme. Nombres propios con historias, familias y amigos detrás. Nombres a veces conocidos, otros anónimos, pero siempre personas.
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Evitamos hablar de temas horribles. En el verano queremos playa, helados y sol, mas el cáncer no descansa, no entiende de vacaciones. En España este año se estima que habrá 280.000 casos. En 2021 fallecieron 109.589 personas en nuestro país por esta causa.
Se calcula que cada día mueren 300 personas por cáncer en España. Es como si se cayeran dos aviones cada 24 horas. En 2020, el cáncer se llevó casi diez millones de vidas en el planeta. Y así podemos seguir dando cifras alarmantes mientras nos tomamos una horchata.
¿Y qué hacemos para frenarlo? Ciencia es la respuesta y dinero es el medio. "Aquí está de nuevo el científico pesado usando su altavoz para reclamar dinero" es posible que se piense en primera instancia. Mas cuando el cáncer aparece, se cambia de parecer.
La inversión que hacemos en ciencia es ridícula, los salarios y la estabilidad de los científicos son de risa, las trabas desde Hacienda para comprar reactivos de laboratorios o pagar a nuestro personal son dignas del Medioevo. ¿Está todo en manos de los políticos? Sí, pero a los políticos los elegimos desde la sociedad y a ellos le exigimos lo que queremos. ¿Le has pedido que invierta en ciencia al partido que votas?
Hace un par de años quise hacer una campaña para promover una nueva casilla en la declaración de la renta que dé la posibilidad de dedicar esos fondos a la investigación. La respuesta fue: "Legalmente es imposible". ¿No es acaso esa ley una invención humana rectificable?
Pero ahí está. Implacable, como si una ordenanza cuántica, divina para algunos, fuera.
Mi hospital, uno de los más grandes del país, que además cuenta con un Instituto de Investigación Sanitaria con cierto renombre, el IdiPAZ, será reconstruido siguiendo un proyecto faraónico que se calcula tendrá una duración de diez años. La intención es magnífica, tendremos unas instalaciones de primera, dignas de nuestra sanidad.
Sin embargo, en ningún plano maestro se incluyó la renovación o ampliación del edificio dedicado en exclusivo a la investigación. Todo lo contrario, estamos en plena lucha para que no nos quiten el poco espacio que tenemos actualmente. Los planificadores del futuro no tuvieron en cuenta que la aspirina surgió de un laboratorio y que sin ciencia todo se queda obsoleto en poco tiempo.
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¿Más ejemplos? El organismo científico cimero del país, el CSIC, lleva semanas sin internet. Un ataque informático lo ha dejado fuera de juego. ¡Semanas sin internet! Eso quiere decir semanas sin flujo de información, sin poder consultar referencias actuales, sin poder tener comunicación entre los colaboradores, sin poder usar las herramientas de cálculo de la red, con la ciencia a pedales en el XXI.
Mientras tanto, allá afuera está el cáncer, una colección de casi 200 enfermedades que siguen cegando vidas sin mirar el currículo de las personas ni la profesión a la que se dedican.
Yo sólo te pido que además de escuchar Physical, ver Grease y subir a las redes tres fotos de la británico-australiana te cuestiones qué puedes hacer para evitarlo. Si te dedicas a organizar eventos VIP para marcas de moda, intenta hacer una fiesta al año para recaudar fondos.
Si recibiste una herencia, piensa en apoyar una fundación de investigación.
Si estás en una conversación sobre el tema, recuérdale a tus amigos que sin investigación no se avanza.
Si trabajas en un banco, haz como María Fernanda Picón en BNP Paribas: crea un proyecto para financiar investigación. Ya seas política, escritor, fontanero o académica, algo podrás hacer.