Hay mucho ruso en Rusia y mucho listo en Twitter.
Lo inteligente es diferenciar y juzgar, pero el listo es quien todo lo mezcla y confunde para ahorrarse al mismo tiempo el trabajo y el compromiso con una causa imperfecta, que no esté a la altura de su bondad. Es el caso de Juan Carlos Monedero comparando a Vladímir Putin y Volodímir Zelenski, e implorando cordura y la paz universal.
Es un tuit que parece una parodia. Pero sirve, al menos, para dejar claro que mucho más digna que esta equidistancia crítica, tan cínica y cobardica, es la defensa de Putin y la exigencia de que se abandone a los ucranianos a su propia suerte. Aunque sea en nombre del gas, de la realpolitik o del futuro de la cristiandad. Pero que sea por algo al menos. Algo que podamos criticar u odiar, incluso, y que no se limite a medrar entre la mentira, el bullshit y la barbaridad despreciable.
Algo por lo que estemos dispuestos a investigar posibles ejecuciones y denunciar las mentiras de los nuestros. Pero que no nos obligue, por vergüenza torera, a recordar que ni siquiera en una guerra es lo mismo volar un puente que bombardear civiles.
El problema, claro, es que a Monedero le basta y le sobra con pasar por listo. Tanto por ser de izquierdas de las verdaderas, como por ser intelectual, como por ser tuitero.
Por todas estas cosas y muchas más, Monedero es una conciencia pura, que vuela libre, como decía su amiguito de partido. Y que por eso puede vivir y vive de denunciar y lamentar los problemas, pero no de solucionarlos. Le basta con alimentar la esperanza de que una revolución futura, una autoridad más alta o un deus ex machina se ponga, ahora sí y en serio, a arreglarnos este desaguisado.
"¿Es que nadie va a parar a estos putos locos?", se preguntaba. Como esa pobre señora de Los Simpson que siempre se pregunta, escandalizada por la indiferencia ajena, si es que nadie va a pensar en los niños. Todos, señora. Todos pensamos en los niños todo el rato.
Uno permite un batallón fascista y el otro convoca a fascistas; uno ejecuta prisioneros y el otro también; uno miente en Kiev y el otro en Moscú; uno vuela un puente y el otro se venga bombardeando civiles. ¿Es que nadie en la política europea va a parar a estos putos locos?
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) October 11, 2022
Pero algunos sospechamos que quizás con eso no baste. Que quizás pensar en ellos no solucione ningún problema y que sea necesario hacer algo más, un poco más complicado, incierto y me temo que molesto, para asegurar su supervivencia y su bienestar.
Y con los niños pequeños y con las almas puras en general pasa esto. Que es insoportable, que hay que aplaudirlos y felicitarlos tanto cuando se equivocan, por sus buenas intenciones, y también después, cuando se contradicen y aciertan, por haber aprendido.
El otro día salía Greta Thunberg, algo crecidita ya, dudando y admitiendo que es very difficult todo esto. Pero que, quizás, si las nucleares ya están abiertas y funcionando, es mejor para lo del clima la nuclear que el carbón.
Greta se está haciendo mayor y empieza a intuir las complejidades del mundo. Si no vigila, pronto tendrá que empezar a buscarse un trabajo. Debería aprender de Monedero, que es como una vieja Greta que, por los motivos que sea, que parecen muy buenos y lucrativos, nunca quiso crecer. Más listo que el hambre.