Los resultados de Iowa y Nuevo Hampshire servirán, al menos, para que dejemos de fingir que había alguna opción para Ron DeSantis y Nikki Haley. Porque no es sólo que las encuestas fuesen suficientemente nítidas, con márgenes de victoria amazónicos para Donald Trump frente al resto, sino que estaban alineadas una vez más con el sentido común.

¿Para qué iba a renunciar el trumpismo al producto original, sin deus ex machina en el guion, para conformarse con un sucedáneo como DeSantis?

El reflejo de Donald Trump, durante un mitin previo a las primarias de Nuevo Hampshire.

El reflejo de Donald Trump, durante un mitin previo a las primarias de Nuevo Hampshire. Mike Segar Reuters

El gobernador de Florida lo entendió a tiempo. Abandonó la carrera en la primera curva, rindió pleitesía al fundador del movimiento y atacó sin reparos a Haley, su propia idea de "corporativismo recalentado", pues al parecer Trump es su definición de carne fresca.

Nada de esto desmoraliza a Haley, que todavía confía en un fenómeno milagroso después de perder donde más apoyos esperaba reunir. Pero, si fuese europeo, y resulta que lo soy, no me haría más ilusiones. Me prepararía, en cambio, para un duelo de novillos donde uno (Trump, 79 años) acusará a otro (Biden, 83 años) de ser demasiado viejo para el trabajo. Y no deja de tener su gracia. Pero las encuestas constatan, una vez más, que muchos votantes piensan lo mismo, igual que lo pensaban cuando Biden tenía la edad del republicano.

Y seamos claros. Biden está lejos de ser la panacea universal. Pudo asumir más riesgos en su apoyo a Ucrania. Pudo proporcionarles la superioridad militar necesaria para algo más que no perder la guerra. Pero menos da una piedra. Al menos reanimó los vínculos con Europa, reforzó la cúpula de hierro de nuestras sociedades (la OTAN) y proporcionó estabilidad interna a una democracia asaltada desde la Casa Blanca. Y todo eso anda en juego en las elecciones de noviembre. Y todo eso debería proporcionarnos cierto sentido de urgencia.

Las democracias europeas no son capaces de garantizar su seguridad por sí mismas, con un imperio en expansión y después de demasiadas discusiones, y ni siquiera veo que preocupe a mucha gente. ¿Qué sucederá si Trump, a su regreso, finiquita la guerra "en 24 horas", sin sacar a los rusos en primer lugar de Ucrania? ¿Qué creen que hará Rusia, volcada en la producción masiva de armamento y con el resultado deseado, si Trump matiza o abandona la OTAN?

Los sueños de autonomía estratégica para Europa son conmovedores. Pero es demasiado pronto para que los chicos se queden solos en casa.