Ser o no ser, esa es la cuestión. Y el Tribunal Constitucional podrá decir que la cuestión es otra: si EREs o eras un corrupto.

Pero los que creemos en Shakespeare y la justicia sabemos que sólo hay una duda. Como si alguien pudiese haber sido condenado por corrupción y porque ahora lo diga el Constitucional dejasen de ser corruptos. Serán libres y hasta podrán pedirle indemnización al Estado por cada día que han pasado en prisión.

Pero no dejan de ser unos mangantes. Así queda la cuestión.

El expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán a su llenada al IML de Sevilla.

El expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán a su llenada al IML de Sevilla. Europa Press

Hablo de los que le metieron mano al dinero de los parados andaluces, los que se lo llevaron puesto, como si fuese suyo y quedó probado por la Audiencia de Sevilla, y ratificado por el Tribunal Supremo después. 

Aunque ahora, desde que el Tribunal Constitucional, que a diferencia de lo que intenta hacer creer Pilar Alegría a todo el país es un órgano político y no judicial, retoca las sentencias del Supremo a conveniencia de la Moncloa, veo probable que Conde Pumpido traduzca él mismo a Shakespeare en su próxima sentencia para que el inglés no le deje en mal lugar.

To be or not to be.

No, don William. En español es "EREs o eras", como si uno pudiese quedar salvado porque lo diga el Constitucional y no la conciencia

España vive inmersa en el surrealismo. Le quieren cambiar la historia y hasta las sentencias recientes porque las dos les dejan en mal lugar. Ni las vanguardias, ni el bigote de Dalí, ni siquiera Ramón, "que es el padre de todos, de los vivos y los muertos" habrían sido capaces de concebir un esperpento mayor.

Y para mayor gloria de los surrealistas, tapan el atropello legal con lo del carnet digital para poder ver pornografía en internet. Y los medios y el personal como locos hablando de que les vulneran los derechos por no poder tocarse otra cosa que el pie.

Los derechos (todos) y la inteligencia se los acaba de burlar a la cara el Tribunal Constitucional dejando libres a aquellos que cometieron "la causa más grande de corrupción de la historia de España". Pero ellos están preocupados por la última ocurrencia del presidente, que no saldrá adelante, porque sólo es otra distracción. 

Ahora dicen, como primero afirmaron de la Declaración Unilateral de Independencia, que los EREs no existieron. Y que nadie diga que no tienen razón. 

Lo que le faltaba a la izquierda en su idilio con la justicia es Begoña Gómez pidiéndole al juez que su declaración sólo se grabe en audio y no en imagen por ser una persona de "relevancia pública". Se ha creído Paris Hilton, la mujer del presidente.

Y quizá hasta le pida dinero a su señoría por la exclusiva de la imagen, como si fuese una portada del Hola. Confieso que a mí me interesaba más aquella España donde por la mañana igual te encontrabas sentada en el banquillo a una infanta que a un actor, con los mismos derechos los dos.

Pero ahora, ¡ay!, la jet set (que como siempre, es socialista) se cree superior. Begoña Gómez, experta en "transformación social competitiva" e influencer "de relevancia pública".  

En España ya lo único que es delito es ser pobre y no tener el carnet del PSOE. ¿Qué es delito? ¿Y tú me lo preguntas? Delito es lo que diga el Constitucional y no la Constitución