Vanessa Friedman, crítica de moda del New York Times, puso el 16 de septiembre el foco en la tendencia. El artículo es reciente, pero podría haber sido escrito hace años, porque "cucarachas" ha habido siempre.
El 'total look carbón' no es nuevo, pero regresa cada cierto tiempo como querencia. Y la firma afilada de Friedman, siempre en primera fila de los desfiles de Nueva York, París y Milán, lo ha devuelto al escaparate. Prepárense, que pronto subirán los precios.
Friedman acusa a los acólitos de negro de abonarse a un estilo perenne, de acoplarse a la comodidad, incluso de cierta soberbia estilística. ¿Se trata realmente de una tendencia o es tan sólo una forma de protesta ante la propuesta de consumo insaciable de una industria condenada a cambiar cada poco?
La chispa que enciende el reportaje es la noticia de que en El Paso, Texas, una escuela pidió a los padres del alumnado que no fuesen vestidos íntegramente de negro porque el color se asociaba con estados depresivos o con el bajo apetito intelectual, llegando a sugerir que existe una relación tangencial entre el color y problemas de criminalidad.
¿Exagerado? Difícil de contestar sin asistir a esa clase en El Paso. Pero lo que es cierto es que ir vestido todo de negro tiene mucha fuerza. Basta con remitirse al código de vestimenta del luto cristiano, que todavía se mantiene, pero, ¡ojo!, sólo en los funerales de la alta sociedad o que van a ser retratados por las cámaras de la prensa o en las redes sociales.
¿Alguien ha visto a la teina vestida toda de negro en el estreno del Teatro Real? Claro que no. Las instituciones reservan el negro para el luto.
En mi armario tengo un traje negro y una corbata azabache para funerales inesperados. Mi consejo es que seas previsor, porque ir corre que te corre a comprar un traje negro es un sinsentido.
Mejor quedarte en casa escuchando el Adagio para cuerdas y órgano de Tomaso Albinoni mientras te preguntas cuál fue la última vez que lo usaste. La rentabilidad del traje de funerales es mejor que no la midas en función de las veces que te lo pones.
El negro es el color de Darth Vader, de Johnny Cash, de Morticia Addams, de Batman, de las Tortugas Ninja y de los manifestantes en las protestas de Hong Kong. Hollywood lo utiliza para diferenciar, para dar carácter al personaje.
También es el color de Ferran Adrià. En el caso de Ferran, hay una pizca de escapismo mental después de varias décadas embutido en la chaquetilla blanca de chef. También hay otro pellizco de comodidad (vestir todos los días de negro hace que ganes tiempo). Y por último una buena dosis de coquetería. En tiempos en que la marca personal es el gran mantra, cómo te vistes es tu primera tarjeta de visita.
Grandes diseñadores como Yohji Yamamoto (80 años) –"el negro es modesto y arrogante al mismo tiempo"– o incluso Domenico Dolce (66) y Stefano Gabbana (61) no pueden entenderse sin el negro total.
Parece ser que Anna Wintour lo odia, pero vaya usted a saber si es un bulo o se debe a que ella vestida de negro perdería su gran arma de seducción publicitaria: voy vestida de la marca que me invita al desfile y luego ya hablaremos de cuanto invertís este año en Vogue.
Miuccia Prada fue durante un tiempo siempre con su rebeca negra, ya no. ¡Ah!, y también está el little black dress, que tantas alegrías le ha dado a Chanel, que lo sacó de su reclusión en las habitaciones del servicio y lo llevó a los salones de la alta costura.
Mikel Urmeneta, pamplonica, dibujante y agitador, pasea cada año su uniforme de negro toro azabache por los sanfermines monocolores de blanco y pañuelo rojo. Mira que hace años que nos reímos juntos. Pero cada año me pregunto por qué elige el negro, aunque sé la respuesta: es elegante, es más barato ir vestido de un único color y me gusta dar por saco.
Conviene no acomodarse pensando que todos los trajes y vestidos negros son iguales. La gente más elegante sabe cómo combinar distintas gamas y texturas. Si presumes de ser un observador curioso, pronto descubrirás quién se tira las camisetas negras encima y quién se esfuerza por enviar mensajes dentro de un mismo look monocolor.
Desde luego, la tendencia 'todo negro' tiene un componente de ahorro. Si compras bien y vistes siempre de negro, estás protegido de los caprichos, del clásico "para qué me habré comprado yo esto si luego siempre me pongo lo mismo". No es baladí. La moda es por definición una industria que te empuja a comprar cada temporada, o cada estación, nuevas prendas para estar in. Si no lo haces, claro, estás out.
La conclusión. Todos estaríamos de acuerdo en que el negro es un básico, pero conviene apuntar que si lo usas siempre, en invierno y en verano, en citas de Tinder y en funerales, no vas a dejar a nadie indiferente.
Y todos, todos, pensarán, aunque no lo digan: "¡Qué valiente! ¡Qué personalidad tan fuerte!".
O incluso, "a este le baila un tornillo". Y todo por un simple color.