
Diego Pablo Simeone, durante el partido de octavos
Julián Álvarez contra la estética del perdedor coñazo
"Dejen de defenderme", le está diciendo Julián Álvarez a las plañideras. Parece un tipo que se viste por los pies. No hay que decirlo muy alto para no perjudicarle.
En España, la verdadera maquinaria del fango no es la inventada por Pedro Sánchez para atacar subrepticiamente la libertad de expresión.
La verdadera maquinaria del fango es la que se pone a echar chispas cada vez que el Real Madrid gana.
En la prensa de todo el planeta han despachado el asunto del penalti de Julián Álvarez (anulado por doble toque al balón) con un recurso tan prosaico y a la vez infalible como acudir a echar un vistazo a la realidad.

Julián Álvarez, en el momento de su lanzamiento de penalti. REUTERS
Hay tomas de sobra, incluidas las facilitadas por la UEFA, que prueban que el excelente delantero argentino tocó dos veces la pelota al lanzar su pena máxima de la tanda. Mala suerte porque se resbaló, pero mala suerte y punto.
Sin embargo, de igual modo que la verdad no debe nunca arruinarte un buen titular, jamás debe tampoco desbaratar una buena monserga victimista. El mundo ha dado carpetazo al sencillo asunto. La insoportable prensa deportiva española, no.
Por lo que sea.
Curiosamente, mientras el proceloso universo 'anti' echa espumarajos, excediendo por mucho la línea del ridículo hablando de impugnación de la eliminatoria, el protagonista de la jugada, Julián Álvarez, ha reaccionado con una deportividad encomiable.
En un post en sus redes sociales, ha elogiado con toda justicia el esfuerzo de su equipo pese a la eliminación, y (aquí viene lo más inusitado por esos lares) ¡ha felicitado al Madrid por su pase a cuartos!
Duele quedar afuera después de haberlo dado todo en la cancha y luchar hasta el último minuto. No se nos dio, pero este equipo demostró carácter, entrega y corazón.
— Araña 🕷 (@9julianalvarez) March 13, 2025
Gracias a nuestra hinchada por estar siempre, alentar sin parar y hacer que cada partido sea especial.
Ahora toca… pic.twitter.com/rdFrLH9cS4
No seré yo quien perjudique al bueno de Julián elogiándole en esta columna.
Baste decir que, si no temiera por su suerte dentro de la empresa que le paga, diría que me parece ejemplar su postura. Mientras la pinza culeindia invoca al mismísimo Mefistófeles en pos de una pretendida justicia, el lanzador del penalti de marras comprende que no se ha hecho más que aplicar el reglamento.
Por mucho que a él le duela, ha mirado al frente, ha dado la mano y ha pasado página.
Dejen de defenderme, le está diciendo Julián a las plañideras. Parece un tipo que se viste por los pies. Insisto en que no quiero decirlo muy alto para no perjudicarle. No quiero que toquen su timbre unos encapuchados, que es la versión colchonera del team bonding.
Parece Julián un tipo que sabe distinguir entre un infortunio y una injusticia, lo cual es también inusual en el colchonerismo, que tiende a canalizar su frustración encaminándola por los vericuetos de la venganza.
"Como no es posible que Dios tenga esa mala leche, esto tiene que haber sido culpa del Madrid".
"No es Dios quien escribe derecho con renglones torcidos, sino Florentino quien mueve los hilos en las sombras para jodernos".
Parafrasearé a Garci, ilustre atlético pero no por ello antimadridista (hay muchos más de los que parece). Al grandioso director le atrae la estética del perdedor en el cine, pero a su equipo le pide que gane.
En esto es también un colchonero atípico, porque desde que está el Cholo ahí (es decir, desde el comienzo de los tiempos) la estética del perdedor prevalece en el Metropolitano.
No hay más que ver al propio Cholo ejerciendo de cheerleader ("la cheerleader mejor pagada del mundo", agregaba un tuitero) después de la derrota, desde el centro del campo, dirigiendo la orquesta de la afición.
Hasta ahí, todo bien.
El problema es adoptar la estética del perdedor coñazo, ese en el que se cagaron los Eagles en su obra maestra Get Over It, que parece una llamada de atención directa al mundo indio:
"Es como ir a confesarme cada vez que hablo contigo
me gustaría encontrar tu niño interior
y patear su pequeño culo".
Que a los Eagles no les guste esta estética no supone un problema excesivo para el Atleti. Otra cosa puede decirse de que no le guste a su mejor jugador.