No hubiera hecho falta esperar diez meses y la abstención del PSOE no habría acabado fracturando el partido si el artículo 99 de la Constitución contemplara que en la sesión de investidura sólo caben dos opciones: el sí o la abstención. No se trata de ningún experimento ni de una disposición extraña importada de otro país, es la fórmula que recogen los Estatutos vasco y asturiano, y tiene dos ventajas sobre la norma constitucional: permite evitar bloqueos y predispone a los acuerdos y a la colaboración parlamentaria.
Esta es una de las ideas que se debatió este lunes en la jornada inaugural del seminario "Modernización y reformas, la agenda de cambios que necesita España" que organiza EL ESPAÑOL para celebrar su primer aniversario. Y como dijo uno de los ponentes, el politólogo Pablo Simón, hoy existe un "terreno fértil" para introducir mejoras en nuestro sistema democrático.
Acuerdos necesarios
La disposición de fuerzas en el Congreso, sin una clara mayoría, evita la política del rodillo y obliga a buscar puntos de encuentro. Por eso estamos ante una ventana de oportunidad. Si existe buena voluntad y sentido de Estado, la que hasta ahora se ha presentado como una legislatura abortada y de escasa esperanza de vida, podría acabar siendo fructífera.
Los grandes expertos están proponiendo grandes reformas que permitan afrontar con garantías los retos que tiene planteados el país. Lo hemos visto en la primera jornada de debate en EL ESPAÑOL. Hay coincidencia en la necesidad de implantar una agenda reformista tanto en el área constitucional, como electoral, educativa o laboral.
Ilusionar al ciudadano
El catedrático Muñoz Machado hacía una advertencia previa: históricamente, cuanto más se ha intentado "petrificar" una Constitución, más abrupto ha sido su final. Pero ese punto de partida, en el que coinciden catedráticos del prestigio de Jorge de Esteban, Francesc de Carreras y Gregorio Cámara, va mucho más allá del simple mover ficha para evitar que el sistema sea barrido por los nuevos vientos. Al contrario, hay coincidencia entre los expertos en cuanto a que una serie de cambios -por ejemplo en el sistema electoral, para que sea más proporcional, o en la democratización de los partidos- puede devover la confianza y la ilusión a los ciudadanos.
José Antonio Marina y los especialistas en educación abogaron por un pacto nacional que dé estabilidad de una vez al sistema y que acabe con la superposición de leyes que van sucediéndose con cada nuevo gobierno, mientras que Juan Rosell, presidente de la CEOE, reclamó una "legislación laboral práctica" que ponga fin al jeroglífico legal existente, un obstáculo para el empleo. La buena sintonía de los líderes de la patronal con los de CC.OO. y UGT a la hora de proponer la "desjudicialización" de las relaciones laborales fue una de las sorpresas positivas de la jornada.
Los fallos están detectados y los especialistas apuntan soluciones. Sólo falta que existan voluntad política y espíritu constructivo. Los partidos, los políticos y el Parlamento no pueden dejar pasar la oportunidad de reivindicarse y de poner al país en la senda de la modernización.