Racionalizar los horarios de las empresas e instituciones para aumentar la productividad y facilitar la conciliación personal, laboral y familiar es, además de una de las obsesiones fundacionales de EL ESPAÑOL, una asignatura pendiente que el Gobierno y los agentes sociales están en condiciones de aprobar.
El anuncio de la ministra Fátima Báñez de llevar esta misma semana el asunto a la comisión de Empleo y Seguridad Social del Congreso debe considerarse una oportunidad para mejorar la calidad de vida de los españoles. Además, se trata de una cuestión largamente planteada y que la crisis relegó a un segundo plano.
Seis de la tarde
Para que el debate parlamentario sirva de base a un gran pacto nacional hay que sumar a los agentes sociales. Es imprescindible que el diálogo se desarrolle con realismo y con sensatez, además de con ambición. El objetivo planteado por Fátima Báñez -y que además de ser un compromiso electoral de Rajoy forma parte de su acuerdo con Ciudadanos- es adelantar a las seis de la tarde la salida del trabajo.
Se trata de una meta factible siempre que se fomente la jornada continua y se acorten los tiempos destinados al desayuno y a la comida, pero que lógicamente no podrán asumir todas las empresas de todos los sectores.
Huso horario
Otro asunto pendiente es la modificación o no del huso horario oficial, pero este debate parece más complejo, pues aunque es verdad que por latitud a España le correspondería tener el mismo horario que Reino Unido, Portugal o Canarias, hay Comunidades Autónomas, como Baleares, que se oponen a cambiar los relojes en invierno porque disponer de más horas de sol beneficia a su turismo. No es un detalle menor en un país en el que el comercio y la hostelería son motores productivos y en el que el sector servicios aporta más del 11% al PIB.
Abrir el debate sobre la racionalización horaria es el marco perfecto para afrontar otras cuestiones que redunden en una mejora de la conciliación y un aumento de la productividad, como favorecer el teletrabajo o preservar el derecho a la desconexión una vez se ha salido del trabajo. Es importante no convertir las salvedades particulares en obstáculos que encallen la negociación colectiva y que impidan avanzar. Por eso mismo, hay que pedirle a los sindicatos que sean constructivos y que no traten de vincular el pacto sobre la hora de entrada y salida del trabajo a la derogación de la Reforma Laboral.