Mariano Rajoy ha sido tan displicente y marrullero con Ciudadanos, ha abusado tanto de su confianza, que Albert Rivera se ha acabado hartado y uniendo fuerzas con el PSOE y Unidos Podemos para investigar la financiación irregular del PP y echar al presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, imputado por el caso Auditorio.
Desde que Ciudadanos decidió apoyar la investidura de Mariano Rajoy, a cambio de aceptar seis requisitos de regeneración, el PP no sólo no ha parado de regatear lo acordado, sino que casi ha presumido de llevar del ronzal a Ciudadanos.
De hecho, tres meses después de llegar al poder, el incumplimiento de la agenda reformista resulta flagrante. A día de hoy, el PP sólo ha cumplido con el compromiso de no indultar a imputados, algo que ya se hacía cuando firmó su acuerdo con Cs. Acabar con los aforamientos no parece estar entre sus prioridades, así se evitan abrir el melón constitucional. La reforma de la Ley Electoral para desbloquear las listas también ha sido olvidada; aunque Cs tampoco parece tener prisa al respecto.
Compromisos incumplidos
Por otro lado, Rajoy no se siente concernido con la limitación de mandatos -que también ha sido postergada- pese a que se trata de una propuesta que Cs diseñó pensando en jubilarle. Y el cierre de filas en torno al presidente imputado -aunque el primer punto del pacto de regeneración era echar a los investigados en corrupción- ha sido ostentoso.
Por si todos estos incumplimientos no bastaran, Rajoy se ha permitido el lujo en la sesión de control de este miércoles de tratar de eludir el compromiso adquirido de crear una comisión de investigación sobre la financiación irregular de su partido y el caso Bárcenas aduciendo que no se debe mirar atrás. Los populares han tratado de conformar a Ciudadanos creando una investigación en el Senado sobre las cuentas de todos los partidos, esta ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de Albert Rivera.
Un acuerdo que pende de un hilo
El líder de Cs apenas ha tardado unas horas en pactar con PSOE y Podemos la tramitación de la comisión sobre la caja B del PP. Un pacto que no es sino una fórmula para echar al presidente de Murcia: si el día 27 el PP no sustituye a Pedro Antonio Sánchez, Cs apoyará una moción de censura con PSOE y Podemos para nombrar un presidente cuya única misión será la disolución de la Cámara Regional y el adelanto electoral. En manos del PP está adecentar el Gobierno de Murcia con un presidente impoluto o la celebración de nuevas elecciones.
El cambio de estrategia de Cs, además de justificado, tiene la virtualidad de poner en valor su utilidad pública. Nadie podrá reprochar a Albert Rivera que no haya sido paciente. Ahora es el PP el que debe poner de su lado para ganarse la confianza de sus socios y restituir un acuerdo que pende de un hilo.