La campaña más atípica, trascendental e impredecible de la democracia ha comenzado oficialmente en Cataluña sin que ninguna de las consideraciones habituales en el análisis electoral permita un margen de certidumbre en los pronósticos.
Las sondeos publicados hasta ahora no son determinantes. Así, si la encuesta de SocioMétrica para EL ESPAÑOL que publicábamos el sábado vaticinaba una victoria ajustada del bloque separatista, la que ha dado a conocer el CIS este lunes deja a los separatistas a un solo escaño de la mayoría absoluta, con Cs como inesperada primera fuerza.
La encuesta del CIS
Según este sondeo preelectoral, Inés Arrimadas no solo rebasaría al PSC y al Junts per Catalunya de Puigdemont, sino que desbancaría a los republicanos de Oriol Junqueras y Marta Rovira, que quedarían en segunda posición con un porcentaje parecido de votos: 22%.
Vaya por delante que si Ciudadanos, una formación regeneracionista, constitucionalista, con sólo once años de historia, consigue la hazaña de finiquitar la hegemonía del nacionalismo, todos podremos decir que algo se ha movido en Cataluña. Sin embargo, el dato no puede dar pie a lecturas voluntaristas. Más importante que la foto finish del 21-D es el escenario poselectoral, en el que la coalición En Comú Podem aparece -según todos los sondeos- como la formación decisiva. Pues bien, tal y como hoy informamos, si la llave del próximo Gobierno de la Generalitat la tienen Pablo Iglesias y Ada Colau, el bloque constitucionalista tendría las de perder.
Los comunes deciden
El sondeo de SocioMétrica es taxativo: sólo el 2% de los votantes de En Comú Podem prefiere un pacto de Gobierno que incluya como único socio a Cs, y un 36% se decantaría por el PSC.
Sin embargo, el 27% preferiría a ERC, el 24% a Junts per Catalunya y el 10% a la CUP. O dicho de otro modo: el 61% prefiere que los comunes apoyen fórmulas de Gobierno con un socio separatista. Y esa es la herencia que depara el 155 light y con elecciones de urgencia.