Pablo Iglesias quiere imponer una visión unívoca y maniquea de la Memoria Histórica. Sólo así se explica la diligencia del secretario general de Podemos en criticar el vídeo publicitado por las instituciones del Estado para conmemorar los cuarenta años de la Constitución. En dicho vídeo aparecen dos combatientes de la célebre Batalla del Ebro, Germán y José, uno del bando nacional y otro del republicano, que se abrazan y conversan e ilustran el espíritu de concordia con el que se fraguó la Transición.
En la rueda de prensa posterior a la reunión que mantuvo con el presidente del Gobierno, y después de arrancarle a Sánchez medidas adecuadas a su particular interpretación del pasado, Iglesias afeó el vídeo interpretándolo como una equiparación entre "víctimas y verdugos".
Analogía torticera
El líder de Podemos tachó el vídeo de "desafortunado" y estableció una analogía torticera al aseverar que las imágenes tratan de igualar un "pijama de rayas" con el uniforme de las SS, o a un oficial de Mussolini con un partisano. Como cuenta EL ESPAÑOL, el caso de Germán demuestra que muchos combatientes de la Guerra Civil formaron parte de un bando u otro por casualidad, por obligación o por el lugar en que nacieron.
O Iglesias desconoce la Historia, o lo que pretende es pervertirla con total impunidad. Habría que recordarle que en los dos bandos de la Guerra Civil se cometieron tropelías; que en la retaguardia republicana existía un aparato represivo; que fueron célebres las atrocidades que acontecieron en las famosas "checas" que parece obviar. También olvida Iglesias que ni en la República de Weimar ni en la Italia de Victor Manuel III hubo una represión institucionalizada como lamentablemente sucedió en España. Porque se asesinó a Lorca, pero también a Muñoz Seca o a Melquíades Álvarez. Y existió la matanza de la plaza de toros de Badajoz, pero también la de Paracuellos.
Reconciliación
Que Podemos y sus seguidores pretendan guiar la reescritura del pasado parece un error que Sánchez ha consentido a tenor de los últimos acuerdos suscritos en materia de Memoria Histórica. Las extemporáneas descalificaciones a un vídeo que apela a la reconciliación dan una idea de quienes, desde la España confortable de 2018, se han propuesto juzgar el horror de la Guerra Civil y distinguir entre buenos y malos.
En vista de la actitud populista de azuzar males enterrados, se hace más necesaria que nunca la promoción de una formación completa en Historia. Los hechos son los que son, lo grave es pervertirlos ochenta años después.