La proximidad de una fecha tan marcada como la del 8-M ha servido para que las dos almas del Gobierno hayan aireado sus sustantivas diferencias respecto a la cuestión misma del feminismo. Si a principios de semana el Ministerio de Justicia y la vicepresidenta Carmen Calvo maquillaban de urgencia el anteproyecto de ley de Libertad sexual -la llamada Ley Irene-, este viernes hemos conocido que los miembros de Podemos y del PSOE no marcharán juntos en la manifestación del domingo, pese a compartir el Gobierno.
En esta espiral de desconfianzas se ha celebrado de urgencia una reunión del comité de seguimiento del acuerdo PSOE-Podemos, que confirma lo obvio: que estamos ante la primera crisis en el Gobierno nada más comenzar la legislatura.
Coalición de Gobiernos
Sorprende esa imagen de Gobierno dividido en una cuestión como la del feminismo en la que, sobre el papel, ambas formaciones deberían coincidir. Parece cumplirse así aquello que Pedro Sánchez tanto temía: que, por obra y gracia de Pablo Iglesias, no estemos ante un Gobierno de coalición sino ante una coalición de Gobiernos.
No cabe duda de que Podemos ha intentado exhibir las políticas del Ministerio de Igualdad como un negociado cerrado, en el que sólo los populistas parecen llamados a determinar qué es y que no es feminismo
Montero contra Calvo
Y esta actitud, a efectos políticos internos del Gobierno, se resume en una guerra abierta entre el feminismo pancartista de Podemos y un feminismo con mayor poso y respaldo legal, que es el que asumen Carmen Calvo y el PSOE.
Lo peor de esta crisis, con todo, es que se ha elegido el feminismo como un campo de batalla en el que dirimir luchas de poder y protagonismo. Y todo en vísperas del Día de la Mujer. Ver para creer.